La noche anterior a la preparación, cortar en trozos pequeños el pan.
Poner en una ensaladera o cuenco profundo, los trozos de pan y verter leche encima, removiendo para que se humedezca todo el pan.
Tapar con film transparente y dejar reposar hasta el día siguiente.
Al día siguiente, calentar el aceite en una sartén muy amplia, echar los trocitos de pan y remover contínuamente con una cuchara de madera hasta que se doren.
Preparar en un cuenco o plato la mezcla de azúcar y canela, será más o menos, 5 cucharadas de azúcar por 1 de canela.
Retirar las migas de pan del fuego y verterlas en un recipiente para servir, espolvorear con la mezcla de azúcar y canela.
Servir encima de leche fría en verano y caliente en invierno o a gusto de cada comensal.
Trucos y consejos
El secreto de las migas es que estén empapadas lo justo para que al pasarlas a la sartén vayan deshaciéndose con tanto movimiento. A mi me quedaron más enteritas, crujientes y deliciosas porque no las empapé demasiado y no llegaron a deshacerse casi. Si el pan es de más de 4 días y está muy duro, aconsejo añadir 100 ml. más de leche.