Historia del Partido Comunista Paraguayo (1928-1990)/Era Moriniguista/Huelga del 41

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LA GRAN HUELGA DEL MAGISTERIO CAPITALINO DE 1941[editar]

El gobierno provisional de Morínigo, que a los dos meses de su instalación debió llamar a elecciones generales, según la Carta Política de 1940, tomó todas las medidas para perpetuarse en el poder. Para comenzar hizo alianza con los llamados «tiempistas», un grupo de intelectuales de orientación social-clerical, encabezado por Luis A Argaña, Carlos R Andrada, Luis Pedrera y otros. Al mismo tiempo, fue alejando a los hombres del liberalismo, militares y civiles, que habían acompañado a Estigarribia, e incorporó a elementos de su confianza, simpatizantes del nazi-fascismo, como los coroneles Benítez Vera, Mushuito Villasboa, Pablo Stagni y otros componentes del «Frente de Guerra».

Una de las primeras medidas legislativas que hizo aprobar Morínigo fue la famosa «Ley de Defensa del Estado», ominoso antecedente de las leyes represivas del pensamiento de la era stronista, 294 de «Defensa de la Democracia» y 209 de «Defensa de la Paz Pública y la Integridad de las Personas». La ley moriniguista preveía la aberrante pena de muerte por causa política.

En la primera mitad del año 1941, el magisterio de la capital decretó una huelga general por mejoras salariales y de condiciones de trabajo en el campo de la enseñanza, así como la vigencia irrestricta del precepto constitucional de la idoneidad como única condición para acceder a los cargos docentes, La huelga fue apoyada por los gremios del interior, además de las organizaciones estudiantiles. La dictadura moriniguista respondió a la justa causa de los maestros con la persecución y la disolución de sus gremios.

Antonio Maidana, destacado dirigente del magisterio nacional, en los días iniciales de la huelga fue apresado y sometido a proceso, bajo el cargo de violación de la «Ley de Defensa del Estado». Lejos de ocupar el banquillo de los acusados –igual que diecisiete años después cuando, en 1957, fue juzgado por la Ley 294–, Maidana asumió con coraje y determinación el papel de acusador público, poniendo de manifiesto el carácter reaccionario y fascista de aludido instrumento legal, que no era otra cosa sino el arma de persecución de las ideas utilizada por la dictadura moriniguista.

Antonio Maidana no hizo concesión alguna a los que manejaban a su antojo la represiva «Ley de Defensa del Estado». Asumió con firmeza su calidad de dirigente gremial, a la vez que proclamó su honor de pertenecer a las filas del Partido Comunista Paraguayo. Fue condenado a purgar la pena que le impusieron los jueces de la dictadura moriniguista, en el lejano campo de concentración chaqueño de kilómetro 180 e Ingavi, junto a luchadores de otros gremios y partidos políticos.


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