Historia del Partido Comunista Paraguayo (1928-1990)/Era Moriniguista/I Congreso del PCP

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PRIMER CONGRESO DEL PARTIDO COMUNISTA PARAGUAYO[editar]

El Partido Comunista continúa la lucha en las duras condiciones de la clandestinidad, en un esfuerzo intenso por regañar las posiciones que había perdido en la conducción del movimiento obrero, a causa de la persecución, destierro o apresamiento de los camaradas que activaban en los sindicatos y lugares de trabajo. Además, como ya se ha señalado, el sectarismo limitante de nuestra práctica sindical había ocasionado sensibles perjuicios para el mejor éxito del trabajo de masas.

Con el propósito de analizar y sacar conclusiones de la actuación del partido, en todos los años precedentes y, particularmente, de lo que había transcurrido la dictadura moriniguista, en el mes de junio de 1941 se reúne el histórico Primer Congreso Nacional del Partido Comunista Paraguayo.

En un párrafo del libro «Quebracho quiere decir firme», biografía artística, como la llaman sus autores Petrujin y Churilov, sobre la vida revolucionaria de Antonio Maidana, Alfredo Alcorta y Julio Rojas, hay un párrafo significativo sobre el I Congreso del partido, que dice así:

«En 1941, el Partido Comunista Paraguayo celebró su I Congreso. Inició sus tareas el mismo día en que la Alemania fascista agredía a la Unión Soviética. La noticia conmocionó hondamente a los delegados, que hicieron un llamamiento al pueblo, en el que se condenaba la agresión de la Alemania hitleriana contra el país de Lenin, se exhortaba a los paraguayos a la solidaridad con la heroica lucha del pueblo soviético contra el fascismo. El congreso aprobó el programa del partido y decidió publicar el periódico "Adelante" en calidad de nuevo órgano del partido. Llamó a reforzar la lucha por los derechos democráticos y la reforma agraria» (pág. 16).

El resultado de las deliberaciones de este congreso se ha publicado inmediatamente después, en un folleto cuidadosamente impreso con el título «Paraguay hoy», conteniendo el programa aprobado para la actuación partidaria en el corto y largo plazo. Un punto especial contemplaba la situación internacional con un claro planteamiento de apoyo a la democracia en su lucha a muerte contra el fascismo hitleriano. Además, en un capítulo especial se analizaba autocríticamente la situación partidaria. El congreso designó como secretario general del partido al camarada Aurelio Alcaraz, que duró muy poco tiempo en su cargo, a causa de su expulsión bajo la influencia de la manía persecutoria de Creydt.

Los puntos esenciales del programa en el plano nacional, casi cincuenta años después, continúan teniendo plena actualidad; especialmente en cuanto a la lucha campesina por la tierra para la realización de la revolución agraria, democrática y antiimperialista.

La II Guerra Mundial se hallaba en pleno desarrollo. Las armas hasta entonces incontrastables del hitlerismo, después de su «paseo» por los países de Europa Occidental, en la madrugada del 22 de junio de 1941, invadieron territorio de la Unión Soviética, en lo que sería su última acción agresiva impune, ya que cuatro años después encontraron su tumba en la propia Berlín, bajo la acción demoledora del Ejército Rojo. Dice el camarada Efraín Morel (Hugo Campos), citado por el historiador Alfredo Seiferheld, que el congreso del partido aprobó «una plataforma programática, exhortando a la clase obrera y al pueblo a unir sus fuerzas en la lucha contra los criminales agresores nazi-fascistas y sus agentes internacionales, el "Frente de Güeña", así como a «organizar la solidaridad y el apoyo a la Unión Soviética y a los demás países aliados» (oc. pág. 127. T. II).

Un hecho destacado durante las deliberaciones del I Congreso, dentro del análisis de la actividad de masas del partido, fue la huelga de los trabajadores de la industria azucarera de Tebicuary, acompañada de los cañicultores de Tebicuary-mi y alrededores, a comienzo de los años 41. La represión fue violenta y el apresamiento masivo. El núcleo de comunistas existente en la fábrica desapareció y los numerosos afiliados en el curso de la huelga no fueron asimilados. En esta acción hubo derroche de espíritu combativo y abnegación, pero al mismo tiempo notable impaciencia por producir un resultado que la incipiente organización partidaria no estaba en condiciones de generar. El llamado a la huelga general era una consigna desmesurada lanzada sin preparación adecuada como sería la falta de apoyo logístico y la solidaridad de la clase obrera a nivel nacional.

El I Congreso del partido designó como secretario general a Aurelio Alcaraz. Esta promoción estaba avalada por los méritos que se le atribuía como un obrero abnegado que había hecho destacable esfuerzo para asimilar la línea del partido y los fundamentos del marxismo-leninismo. No obstante, a poco más de un año, Creydt -que estaba lejos de haber asistido al I Congreso- lo acusaba de haber «saboteado de modo consciente la línea de unidad obrera y de unión nacional acordada en el I Congreso Nacional del partido» (Seiferheld, oc. pág. 127). Fue suficiente para que Alcaraz fuera expulsado del partido. Es muy dudoso que el cargo esgrimido como fundamento principal de tan extrema medida haya sido justo. Más bien corresponde al autoritarismo y el trato desconsiderado que eran características sobresalientes de Osear Creydt durante el tiempo de su permanencia en la dirección del partido. Igual que Alcaraz, numerosos comunistas, en el período del «culto a la personalidad» de Osear Creydt, sufrieron la pena infamante de expulsión, en forma abusiva, sumaria y autoritaria.


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