Historia de Europa/La Ilustración

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Introducción[editar]

La ilustración fue un movimiento intelectual que se difundió por Europa y América en el siglo XVIII mediante la Enciclopedia, que es una obra publicada en Francia entre 1751 y 1772, dirigida por Diderot y D'Alembert, que recoge todo el saber de la época, con especial interés en la ciencia. Es una ideología que desarrolló al máximo el antropocentrismo y estuvo representada principalmente por la burguesía, que poseía un gran poder económico y aspiraba al poder político que le negaba la sociedad estamental del Antiguo Régimen. Esta ideología dio paso al deísmo, una religión en la que sólo existe un dios creador, y que evolucionó al agnosticismo y al ateísmo

Los ilustrados[editar]

Los más célebres ilustrados fueron franceses, e influyeron en la política y la cultura de la época:

  • Voltaire: era el principal representante de los intereses de la burguesía. Se opuso al fanatismo y a la intolerancia religiosa.
  • Montesquieu: su fama se debe a su idea de la división de poderes, que decía que el poder político se dividía en legislativo, ejecutivo y judicial, y que los 3 nunca debía poseerlos una sola persona, como ocurre en el Absolutismo.
  • Rousseau: era un amante de la naturaleza y un defensor de la educación y la libertad. Aportó el concepto de soberanía nacional.

Los ilustrados españoles[editar]

En España la mayor parte de los ilustrados pertenecían a la pequeña nobleza y la burguesía, y defendían una total renovación de la enseñanza. Los principales ilustrados españoles fueron: Campomanes, Floridablanca, el Padre Feijoo y Jovellanos.

El despotismo ilustrado[editar]

Se designa Despotismo ilustrado ( Absolutismo ilustrado) a la forma de gobierno característico de la Europa continental de la segunda mitad del siglo XVIII, aunque comparte con el absolutismo la exaltación del Estado y el poder del Soberano, estaba animada por los ideales de progreso, reforma y filantropía de la Ilustración (especialmente sobre la razoón). Es decir, por un lado fue una ruptura parcial con la tradición medieval, pero no acogió todas las ideas de la Ilustración, y fue una combinación de diferentes ideas y su concretización a manos del propio déspota o monarca europeo. La expresión Despotismo ilustrado no es contemporánea a los acontecimientos, sino que fue más tarde denominada así por los historiadores.

El despotismo ilustrado se desarrollo principalmente en Europa (Austria, Prusia y Rusia). Estados recientemente constituidos, de economía en general atrasada y esencialmente agrícola, donde la burguesía era muy débil y, por consecuencia, con poco poder político. En razón de esto, el Estado tuvo que sustituir la iniciativa privada, elaborando reformas administrativas y jurídicas, conducción de la economía y la educación.

El Despotismo Ilustrado contribuyo a acelerar la modernización de algunos países. Del punto de vista religioso, el despotismo ilustrado no encontró la homogeneidad, por ejemplo en algunos países se caracterizaron por un espíritu secular y en otros por ser hostiles a la religión. En algunos casos los déspotas ilustrados mantenían alianzas con la religión. Los Déspotas Ilustrados en general mantenian una tolerancia religiosa, libertad de expresión y de prensa y derecho a la propiedad privada, pero de forma relativa. La mayoría de los monarcas ilustrados fomentaron las artes, las ciencias y la educación. Voltaire fue un prominente filósofo ilustrado que sentía que las monarquías ilustrada eran la única forma real que ayudaría al avance de la sociedad.

El argumento para legitimar el poder de los Despostas Ilustrados no fue uniforme. Gran parte de los monarcas déspotas legitimaban su poder sobre la base de la teoría del Contrato Social de Thomas Hobbes, en el que habla de los derechos divinos de los reyes. También legitimaron su poder con el argumento de que gobernaban porque sabían hacerlo y en consecuencia debían asegurarse del progreso de los pueblos. En efecto, los monarcas gobernaron con la intención de mejorar las vidas de sus súbditos con el fin de fortalecer y reforzar su autoridad. En el espíritu del absolutismo ilustrado, el emperador José II dijo: " Todo para el pueblo, pero sin el pueblo ", de esta frase se desprende que el monarca deseaba concentrar todos los poderes del Estado y llevar a cabo reformas para el bien del pueblo, pero sin consultarle.

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