Prehistoria/Paleolítico/Sociedad primitiva
No hay constancia arqueológica de desigualdades sociales, ni de combates violentos organizados entre grupos (es decir guerras); sí, quizá, de peleas individuales esporádicas. Los humanos se agrupaban en clanes de 25 a 50 miembros (en cualquier caso grupos de carácter tribal, típico de la sociedad primitiva), formados por varias familias (varios clanes formaban una tribu, los miembros de la tribu comparten lazos de parentesco, el idioma y las tradiciones). Aunque los clanes no tenían un poblado fijo, tenían un territorio propio (de unos 100 km de diámetro), por el que se movían según las estaciones; de vez en cuando contactaban con clanes de la misma tribu y se intercambiaban regalos y algunas personas elegían pareja.
Se ha constatado que los asentamientos eran de dos tipos, yacimientos en cueva y yacimientos al aire libre. Esto es así porque la organización de los grupos humanos era la siguiente: había en el territorio varios campamentos base o de invierno, ocupados casi todo el año, generalmente en cuevas. En primavera, verano y otoño se hacen grupos y, los más fuertes, generalmente los hombres, van a campamentos estacionales, desde donde cazaban todo tipo de animales; otros iban a la costa a pescar y otros a los bosques a recoger frutos y leña… Sus asentamientos estaban al aire libre, probablemente en cabañas, y aunque los lugares eran cada año más o menos los mismos, no estaban exactamente en el mismo lugar. Después, volvían a reunirse y lo compartían todo, procurando almacenar los suficiente para pasar el invierno.
No debía existir división del trabajo ni especialización, salvo para casos que requerían habilidades especiales (el chamán, el artesano...). Cada miembro del grupo era capaz de hacer de todo para sobrevivir, al margen de las capacidades individuales, mayores en unos individuos que en otros. Dado el dimorfismo sexual, es plausible que hubiese cierta división del trabajo entre hombres y mujeres (en aquellos casos en los que la potencia física fuese esencial o se produjese un embarazo). También debió existir división del trabajo en función de las edades. Aunque esto, sin duda, favoreció la producitividad, no implica necesariamente una jerarquización social. El hecho de que los hombres fuesen más fuertes que los niños, las mujeres o los ancianos no implica que ellos fuesen privilegiados o jefes.
Es seguro que hubo culturas patrilineales, matrilineales y multilineales. Pero el liderazgo no implicaba privilegios, ni era vitalicio o hereditario. La igualdad social es la única y mejor opción en una economía en la que no existen los excedentes, en la que no se puede acumular riqueza. Por la misma razón, es ilógico el robo, la guerra o la conquista. Los datos arqueológicos parecen corroborarlo. No hay señales de conflictos bélicos, tampoco había motivos, ya que la densidad de población era mínima. Se estima que el máximo poblacional era de 10 millones de seres humanos en todo el globo. La integración en la naturaleza era sólo posible gracias a la cohesión de un grupo igualitario en el que todos trabajan, no por propio beneficio, o por obligación, sino voluntad, por convencimiento y por la supervivencia común.