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Petróleo/Historia/Hasta 1973

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El petróleo de 1945 hasta la crisis de 1973

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Toma de posiciones en Oriente Medio

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Durante la II Guerra Mundial, apenas cien hombres quedaron supervisando las tareas petrolíferas en Arabia. Su misión era destruir los pozos si era necesario, y mientras tanto mantener unos mínimos de producción.

En 1943, y con el fin de calibrar la importancia de la zona para después de la guerra, el gobierno estadounidense envió a Everette Lee Degoyler, el geólogo de más prestigio, a la zona. A su vuelta, informó que las reservas probables eran inmensas, de unos 25000 millones de barriles. Sin embargo, las estimaciones que hizo eran mucho mayores, alrededor de 300000 millones de barriles. Pero ésa era una cifra que no podría ser creída, por lo que comunicó unas estimaciones mucho más moderadas.

Durante las apreturas norteamericanas debido a la escasez de petróleo generada por la guerra, se pensó que se debía potenciar el consumo de fuentes externas con el fin de mantener aisladas las reservas propias. Así, éstas estarían disponibles en casos como la guerra, y serían un factor estratégico a favor de la nación.

Por ello, el gobierno estadounidense quiso entrar en la compañía conjunta de Socal y Texaco que poseía la concesión de Arabia Saudí, pero la presión del resto de compañías que veían en el pacto competencia desleal, le hizo renunciar.

Al final de la guerra se produjeron una serie de enfrentamientos entre los americanos y Gran Bretaña por el tema del petróleo. Los británicos consideraban Oriente Próximo como zona de su influencia, y sentían que se les quería expulsar de la zona. Los estadounidenses, por su lado, creían que los ingleses querían utilizar su influencia para apoderarse de sus concesiones. Sin embargo, las dos naciones aliadas volverían a colaborar poco después respecto a ese tema.

Tras la guerra, el consumo estadounidense aumento de forma rápida y muy intensa, debido a que el racionamiento había finalizado y los conductores se lanzaron de nuevo a las carreteras. Esto produjo una escasez en 1947-48. Y ese año EEUU volvió a importar crudo. Durante la guerra había abastecido el 90% de las necesidades de los Aliados. A partir de ese momento, se produciría un cambio fundamental en la estructura internacional del negocio, y el mayor productor se convertiría también importador neto.

En Arabia Saudí, la empresa concesionaria se enfrentaba a problemas. Se habían descubierto unas reservas inmensas, cantidades prácticamente ilimitadas de petróleo, y el consorcio de Socal y Texaco, Aramco, se encontraba en enormes dificultades para distribuir la producción que iba a poder producir. La posibilidad primera consistía en construir una potente red de refino y comercialización en Europa, el destino más inmediato para el petróleo árabe. Pero esto podía ser muy costoso, y el consorcio ya tenía que hacer grandes inversiones con los pagos al gobierno saudí y las exploraciones, que eran muy costosas debido a las escasas comunicaciones que presentaba la zona.

Por ello, y tras múltiples discusiones, acordaron buscar un socio con una red de distribución potente; y el socio fue la Standard de New Jersey.

Sin embargo, esta compañía no podía establecer nuevos negocios sin sus socios de la Iraq Petroleun Company (nuevo nombre de la antigua Turkish), que le vinculaba con ellos en el interior de la “línea roja” trazada por Calouste Gulbenkian años atrás.

Por ello, CFP y el propio Gulbenkian demandaron a Jersey y a Socony, que también quería separarse para acudir a Aramco.

Así que comenzaron unas complicadas negociaciones que terminaron con la retirada de las demandas y una nueva confección de la estructura accionarial de la Iraq Petroleum. Por su lado, Jersey y Socony, estimuladas por el gobierno, se unieron a Texaco y Socal y comenzaron la explotación de los pozos sauditas.

Estimuladas por el gobierno de Estados Unidos, sí, porque su intención era usar el petróleo para que los gobiernos árabes recibieran por él grandes cantidades de dinero; y con esto, aumentar su influencia sobre la zona.

Un problema similar se le planteó a Gulf con su concesión de Kuwait, y lo que hizo fue también una alianza para comercializar el crudo obtenido; en esta ocasión, la elegida fue la Royal Dutch-Shell.

La tercera gran zona de operaciones era Irán, donde tenía la concesión la Anglo-Iranian (nueva denominación de la antigua Anglo-Persian). Allí se temía que pudiera intervenir la Unión Soviética, apoyada en el partido comunista local que cada vez contaba con más adeptos. Además, ésta invadió Azerbaiján (aunque posteriormente se retiró), por lo que se la consideró una zona estratégica de primer orden, como medio de frenar la expansión soviética. Por ello, el gobierno británico, pensó incluir en esa área a compañías estadounidenses, que además tenían el apoyo de su propio gobierno para ganar también influencia en aquel país. Así que como la participada estatal, Anglo-Iranian, aún no había alcanzado una fuerte posición de refino y distribución, firmó también un contrato de colaboración con Jersey y Socony. De esta manera, en 1947 se habían establecido las alianzas con las que se esperaba estabilidad para el sector a largo plazo, y en la zona en la que se preveía que iba a estar el centro mundial de producción durante los siguientes años.

Durante esos años, la crisis se extendía por Europa. Gran Bretaña había agotado sus divisas y todo su esfuerzo industrial en la guerra, y la capacidad de la nación estaba exhausta. Por toda Europa había una terrible escasez de carbón. Además, el invierno de 1947 se convirtió en el más largo y duro del siglo. Esto agudizó la escasez energética, y terminó ahogando a la economía inglesa que se vio obligada a abandonar sus posesiones coloniales, y renunciar a un Imperio que se iría deshaciendo en los años sucesivos.

En este contexto se lanzó el Plan Marshall, que conseguiría relanzar a la economía europea. Pero para su buen funcionamiento fue necesaria la llegada del petróleo árabe. El consumo de petróleo aumentó vertiginosamente, no sólo en EEUU sino también en Europa y Japón. Pero la producción y los nuevos descubrimientos lo hicieron a una velocidad aún mayor.

Cambio en los pagos

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Cuando la dictadura del General Gómez finalizó en Venezuela en 1935 subió al poder una generación de mentalidad izquierdista que se había enfrentado al dictador en las universidades unos años antes.

El petróleo era el principal sector económico de Venezuela y se veía como algo necesario para el desarrollo del país. Por eso se procedió a revisar las concesiones, aprovechando que muchas de ellas se habían obtenido por medio no muy claros (casi todas mediante sobornos). Además, la producción era muy importante para las compañías, que no querían verse privadas de su recurso como les había sucedido unos años antes con las expropiaciones mexicanas. Finalmente alcanzaron un acuerdo revolucionario, por el que cada una de las partes obtendría un 50% de los beneficios que se derivaran del crudo extraído. Este contrato lo había gestado alguien que llegaría a ser fundamental en la nueva estructura internacional del comercio del petróleo: Juan Pablo Pérez Alfonzo.

La zona neutral entre Arabia Saudí y Kuwait era una franja territorio sobre la que ambos países tenían soberanía compartida, y que se había establecido para alojar a los beduinos nómadas, cuando se organizó la zona en 1922. Al final de la II Guerra Mundial Kuwait decidió sacar a subasta la concesión de la parte que le correspondía. Finalmente la adquirió Aminoil, un consorcio de productores estadounidenses independientes, que pagaron un precio mucho mayor al que se había hecho hasta entonces.

A continuación fue Arabia Saudí quien quiso subastar su parte de zona neutral, y la adquirió Jean Paul Getty. Era un empresario bastante extravagante que había hecho fortuna en distintos negocios, y que pagó una cantidades por la concesión que parecieron absolutamente desorbitadas. Sin embargo, demostraría haber acertado.

En 1949, el ministro de Economía saudí, Abdullah Suleiman, comenzó a renegociar las condiciones de la concesión a Aramco, ya que la compañía estaba obteniendo grandes beneficios, mientras que las arcas del país atravesaban serios problemas. Las presiones continuaron, y finalmente llegó a un acuerdo del tipo 50-50, como el que operaba en Venezuela. En 1949, el Tesoro saudí había recibido 39 millones de dólares de la petrolera. En 1951, 110 millones.

A continuación, Kuwait e Iraq presionaron para obtener el mismo trato, y ambos lo tenían ya en 1952.

Problemas en Irán

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En Irán, como en otros países árabes, se extendía una fuerte ola nacionalista, aunque allí era más acusada. Parte de ese odio (o gran parte) iba dirigido hacia la Anglo-Iranian, a la que se veía como una explotadora de los recursos del país, para beneficio de los extranjeros. En un principio solicitaron un aumento de las rentas derivadas de la concesión, pero la solicitud fue rechazada por la compañía, que consideraba que el gobierno ya obtenía sustanciosos beneficios.

Sin embargo, con el contrato obtenido por los saudís se vio obligado a cambiar de opinión. Pero demasiado tarde. En abril de 1951 hubo una revuelta, con cambio de gobierno, y las propiedades de la Anglo-Iranian fueron expropiadas.

El nuevo gobierno era absolutamente contrario a los ingleses, por lo que éstos se plantearon incluso una invasión militar que pusiera un gobierno afín, para alejar al país de la influencia soviética. Pero esto se descartó, y representantes estadounidenses comenzaron a entablar negociaciones. Y aunque llegaron a un acuerdo, el gobierno iraní se fue aproximando hacia el Kremlin hasta que, en 1953, una manifestación popular lo derrocó y proclamó de nuevo al Sha como gobernante. Nunca se llegó a saber qué parte de “culpa” tuvo la CIA y el M16 británico en aquella revuelta.

La propiedad petrolera había pasado al estado de Irán, que sin embargo no quería verse privado de las compañías extranjeras. Por ello, adoptó una fórmula original, en la que la propiedad sería estatal, pero en la que la explotación de todo quedaba para las compañías, en una especie de arrendamiento. Para ocultar los intereses británicos, que eran rechazados masivamente, se creó un consorcio estadounidense que incluía a la Royal Dutch-Shell (a la que se presentó como holandesa), a la Gulf, a Aramco (Jersey, Socony, Texaco y Socal) y a la francesa CFP, junto a la Anglo-Iranian, es decir, los mismos actores que copaban el resto del Oriente Próximo. Después de unos cuantos meses, el gobierno estadounidense presionó para que entraran otras compañías independientes en el grupo, con el fin de evitar acusaciones de trust para el consorcio, que era de una importancia estratégica vital.

La crisis de Suez

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Por los primeros años 50 iba a aparecer con fuerza desntro del mundo de productores del petróleo un gobernante, cuyo país carecía de petróleo: Al Nasser.

El Canal de Suez había sido construido por un grupo francés, y el gobierno egipcio había vendido su participación al británico en el siglo XIX. Por él navegaban los petroleros y los barcos de la Marina británica, y gran cantidad de barcos mercantes que establecían negocios entre Asia y Europa. De especial importancia estratégica sobre todo para Gran Bretaña, que gracias a él podía gestionar de forma mucho más eficaz su colonia de la India. Sin embargo, este importante objetivo se había perdido con la independencia de 1948.

Al Nasser había comenzado un programa de desarrollo del país sustentado en el nacionalismo y en la llamada al espíritu árabe frente a la invasión extranjera, llevada a cabo por medio de las multinacionales occidentales.

Con la intención de controlarle, Gran Bretaña pensó en facilitarle créditos, usando también el Banco Mundial, para financiar la construcción de la presa de Asuán. Pero EEUU destinó los fondos a Tito, en Yugoslavia.

En julio de 1956, el ejército egipcio ocupó el Canal, como símbolo del nacionalismo, y quedó expropiado. Siguieron meses de negociaciones diplomáticas, tras los que los pilotos británicos y franceses fueron sustituidos por otros egipcios.

En Gran Bretaña y Francia la situación que empezaba a desarrollarse en el norte de África traía al recuerdo las acciones desarrolladas por la Alemania nazi, como cuando ocupó en el 38 la zona desmilitarizada de Renania. Al Nasser era idolatrado por el pueblo, y mediante la radio su mensaje había llegado a todos los pueblos árabes, que lo veían como el único capaz de enfrentarse al “demonio extranjero”.

También estaba el problema israelí. Tras la II Guerra Mundial, a los judíos se les había hecho un asentamiento en Palestina, totalmente en contra de las solicitudes de los árabes, que tenían un odio hacia los semitas totalmente correspondido. Ya en 1948 se había producido una primera guerra árabe-israelí. Ahora, en octubre del 56, franceses y británcios apoyaron un despliegue militar israelí, con el fin de dar un golpe a Al-Nasser, que debilitara su posición y sobre todo la imagen de “dios” que se estaba formando. El ejército egipcio, que había ocupado el Sinaí, se vio obligado a retroceder ante el empuje judío, apoyado por bombardeos británicos. El 5 de noviembre comenzó el ataque aéreo sobre la zona del Canal.

La Unión Soviética denunció de inmediato lo ocurrido, y afirmó que defendería a Egipto de una agresión injustificada, incluso lazando ataques nucleares sobre Londres y París. EEUU dijo que no dejaría ese ataque sin respuesta, y en medio de una enorme tensión, las declaraciones fueron bajando de tono.

EEUU reprobó oficialmente el ataque, y aplicó sanciones económicas a sus aliados occidentales mientras no se retiraran de Egipto. Finalmente, lo hicieron. A continuación, los países árabes promovieron un embargo a Europa Occidental, lo que la dejaba sin su necesario petróleo. Los suministros estadounidenses se movilizaron para aumentar la producción y enviar el suficiente petróleo a Europa. Y tras un enorme esfuerzo de coordinación dirigido desde el gobierno, se pudo abastecer a Francia, Gran Bretaña y al resto de la zona.

Nuevos yacimientos

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En el vocabulario del sector petrolero, los elefantes eran los gigantescos campos petrolíferos que se descubrían de vez en cuando. Tras las discusiones que, de manera recurrente, habían aparecido de vez en cuando antes de la guerra acerca de la escasez futura de petróleo, en los 40 y 50 iban a producirse una serie de descubrimientos de campos que cambiarían las perspectivas del sector. En 1948 la producción era de 8,7 millones de barriles al día, y en 1972 de 42 millones. Pero es que las reservas probadas, para ambos años, fueron respectivamente de 62000 millones y 534000 millones. Y eso que el consumo crecía a ritmos muy fuertes. Pero cuanto más crecía el consumo, más crecía todavía la producción, y las reservas probadas.

También ocurrió un cambio en la distribución geográfica del petróleo. EEUU, que antes de la guerra era el agente claramente dominante, pasó a compartir el liderazgo. Su participación en la producción mundial pasó de un 64 a un 22 por ciento y en las reservas del 34 al 7 entre 1948 y 1972.

Los “elefantes” aparecieron, sobre todo, en Oriente Medio. Ahí estaban las grandes reservas, pero esos países se habían convertido en polvorines nacionalistas, poco favorables a los intereses occidentales.

Sin embargo, la inestabilidad al sector la iba a llevar un italiano, Enrico Mattei. El director de la compañía del estado italiano de hidrocarburos, ENI-AGIP, se propuso obtener para Italia fuentes propias de abastecimiento, para no tener que depender de los suministros de los grandes grupos internacionales, a los que atacó continuamente. Según se dice, fue él quien acuñó el término de las “siete hermanas” para referirse a las petroleras anglosajonas que dominaban Oriente Medio (Royal Dutch-Shell, Jersey –que pronto pasaría a llamarse Exxon-, Socony-Vacuum –que pasaría a llamarse Mobil-, Socal –Chevron-, Texaco, Gulf y Anglo Iranian –que en 1954 había cambiado su nombre por el de su filial de distribución en el Reino Unido, British Petroleum-). Por ello, entabló negociaciones con el Sha de Irán para poder acceder a su petróleo con un reparto de beneficios del 75-25. Esto podía desequilibrar todos los juegos de las concesiones establecidas, y era un grave problema para las compañías. Por ello intentó cambiar su contrato a cambio de una participación en los consorcios, pero le fue negada. Además, ENI no llegó a obtener crudo digno de tener en cuenta en sus exploraciones.

Otro actor iba a entrar en el “coto privado” de Oriente Medio. En 1957, un grupo industrial japonés consiguió una concesión tanto de los sauditas como de los kuwaitíes para la parte marina de la Zona Neutral. Tras las negociaciones, acordaron un contrato del tipo 57-43 (57% de los beneficios para el Gobierno, 43% para la compañía).

Las grandes compañías temían por si se optaba por revisar sus concesiones. Pero además la Standard de Indiana llegó a otro acuerdo en Irán del tipo 75-25, y en ese caso si que encontró petróleo en grandes cantidades.

Por aquel entonces, en 1958, Al Nasser obtuvo financiación de la Unión soviética para construir la presa de Assuán. Su predominio iba en aumento, y bajo sus ideas se produjo una revolución en Iraq, y el nuevo gobierno pidió una revisión de la concesión.

Por su parte, en Venezuela y poco después de conseguir el 50-50, un golpe de Estado cambió el gobierno, e instauró una dictadura que llegó hasta 1958. Entonces, con la vuelta de un gobierno democrático, volvieron a llamar a Pérez Alfonzo para que se ocupara del petróleo. Éste propuso a EEUU crear un ente regulador de la producción a escala internacional, pero sus propuestas fueron ignoradas.

Abdullah Tariki era el ministro saudí para el petróleo. Quiso controlar los medios de refino y comercialización de forma nacional, pero era muy complicado.

El objetivo de estos dos hombres era poner un poco de orden en la producción internacional, como habían deseado ya los petroleros estadounidenses en los 20, y algo que incluso antes había sido uno de los motivos del nacimiento de la Standard Oil.

A todo esto se unió una caída generalizada de los precios como consecuencia de la crisis estadounidense del 58 y a la reanudación de las exportaciones de crudo de la Unión Soviética, que había puesto en orden su sector petrolero y estaba colocando grandes cantidades en los mercados a muy bajo precio. Todo esto redujo enormemente los márgenes de las petroleras, ya que pagaban a los gobiernos árabes sobre unos precios que no se correspondían siempre con los reales, sino sobre unos precios “oficiales” que eran poco flexibles.

Finalmente, y empezando por BP, las grandes petroleras aplicaron los descensos a los precios oficiales, lo que supuso una enorme merma para los gobiernos productores, que montaron en furia.

En el Congreso Árabe sobre el petróleo, celebrado en Egipto, todo pareció ir bien para las compañías. Pero de hecho allí se gestó un acontecimiento trascendental para el futuro del petróleo. Pérez Alfonzo, que había ido de invitado, habló con Andullah Tariki, y comprobaron que era necesario algún tipo de acuerdo entre todos los productores. Se juntaron con los representantes de otros países y establecieron un “pacto de caballeros” acerca de cómo dirigir la producción: estaba naciendo la Opep.

Más petróleo

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Sin embargo, el excedente petrolífero siguió aumentando. En agosto de 1960, la Jersey volvió a bajar el precio oficial, dejando desconcertado al sector que temía las acciones de los países productores. Sin embargo, y por la presión competitiva, todas las compañías terminaron disminuyendo sus precios.

Esto enfureció aún más a los productores, y Alfonzo y Tariki, junto a Iraq, Irán y Kuwait formalizaron el nacimiento de la Opep.

Sin embargo, la OPEP no tuvo mucho peso en sus inicios. Lo único que consiguió fue que las compañías no bajaran sus precios unilateralmente. Además, en aquellos momentos las reservas pertenecían por contrato a las compañías (con excepción de Irán).

Además, las desavenencias políticas entre los países firmantes eran patentes, así como el hecho de que cada uno quería obtener más ingresos por la vía del aumento de su producción.

También iban apareciendo nuevas fuentes, por lo que los países de la OPEP cada vez lo tenían más difícil para controlar la producción.

Esto iba a ser beneficioso para Francia, cuyas compañías estatales encontraron petróleo tanto en Gabón como en Argelia (y ahí, en medio del desierto del Sahara, en grandes cantidades) en 1956

Sin embargo, el “gran elefante” fue encontrado en Libia.

Por aquellos años era un país brutalmente subdesarrollado, como lo prueba el hecho de que sus principales exportaciones consistían en esparto y en chatarra (la que habían dejado abandonada en el desierto los ejército de Rommel y de los aliados, allá por la II Guerra Mundial). Pero los geólogos predijeron la existencia de grandes reservas, y Libia sacó a concurso concesiones, dando pequeños terrenos. En la primera ronda tuvieron éxito 17 compañías.

Los pozos libios eran de una calidad extraordinaria, y además en ingentes cantidades. A principios de los 60 la producción era casi nula; en 1965 era el sexto exportador mundial, con un 10% del total de las exportaciones; y en 1969 su producción excedía a la de Arabia Saudí.

Sin embargo, esto extendió una ola desmesurada de corrupción por todo el país. La llegada de petróleo libio invadió el mercado, y los precios disminuyeron un 22% entre 1960 y 1969.

Ante la caída del precio, el sector norteamericano pidió la imposición de aranceles, ya que eran incapaces de competir. Esto propició un petróleo caro en EEUU, mientras que en el resto del mundo se hundían los precios.

Generalización del automóvil

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El petróleo generó cambios en la estructura política internacional, pero también profundos cambios en el hombre occidental, que pasó a depender de una forma casi asombrosa del petróleo. Así, el uso de automóviles aumentó de 45 millones de unidades a 161 millones en EEUU entre 1949 y 1972, y en el resto del mundo el aumento fue de 18,9 a 161 millones, aún más espectacular. Esto se vio reflejado en el consumo, que en Europa Occidental creció de 970000 barriles por día a 14,1 millones, y en Japón de 32000 a 4,4 millones de barriles diarios, entre esos mismos años.

Esto produjo un abandono progresivo del carbón, que había sido la fuente de energía que había puesto en marcha y desarrollado al mundo occidental desde la Revolución Industrial. Los gobiernos europeos basaron su crecimiento en la base del petróleo, una energía que se suministraba en grandes cantidades y a precios económicos. Además, esto fue fomentado también por la conflictividad de los sindicatos de la minería del carbón.

En 1955 el carbón suministraba el 75% de las necesidades de energía europeas, y el petróleo el 22%; en 1972, el carbón había descendido al 22%, y el petróleo y el gas natural sumaban el 60% del consumo energético. En Japón se produjo una explosión similar. El país entró en la senda de un gran crecimiento, y la fuente de energía en la que se basó fue el petróleo. Prueba de ello, del crecimiento, fueron los 4,1 millones de automóviles allí fabricados en 1968, cuando el sector sólo había producido 69000 trece años antes; y la prueba del recurso al petróleo, es que el 85% de esos automóviles se destinaron al mercado interior.

¿De dónde procedían los precios bajos del petróleo, en un contexto de fuerte crecimiento de su demanda? Cómo ya habíamos dicho, del fortísimo aumento de la producción. De hecho, durante aquellos años el mercado de crudo de Europa se convirtió en el más competitivo de la historia.

Los países árabes presionaban a las compañías productoras para aumentar las extracciones, con el fin de mejorar sus ingresos, y al final todo el petróleo desembarcaba en Europa, por lo que las compañías se veían obligadas a establecer agresivas campañas de ventas para dar salida a la elevada producción. Las gasolineras comenzaron también a extenderse por el continente, y no sólo las de las “grandes”. Algunas compañías pequeñas, como Continental (pasaría a denominarse Conoco) comenzaron también a crecer en este periodo. Continental lo hizo gracias a las concesiones que había obtenido en Libia.

La competencia se vio también, y con gran intensidad, en el mercado estadounidense. Allí las compañías se esforzaron por reforzar su imagen de marca, poblando los anuncios de televisión. Además, intentaron diferenciar sus productos añadiendo aditivos a sus gasolinas y aumentando el octanaje. Creaban gasolinas “premium”, de mayor calidad, que eran demandadas por unos consumidores dispuestos a pagar mayores precios para poder disfrutar más de sus automóviles. Además, el gobierno apoyó el automóvil llevando a cabo un proceso de construcción de autopistas impresionante, que atravesó los EEUU en todas direcciones. Esto, apoyado en el petróleo barato, aumentó aún más el uso del automóvil, y con todo ello una industria relacionada con los viajes de carretera: moteles, locales de comida rápida (por esta época aparecieron los Mc Donald’s)...

Pero todo se iba a tambalear por la inestabilidad de Oriente Medio. Egipto volvió a reclamar en 1967 ambos lados del Canal de Suez, y con el apoyo de Jordania e Iraq avanzó con sus tropas haciendo retroceder a las avanzadas israelitas. Los judíos respondieron con la Guerra de los Seis Días, en la que rechazaron a todos los ejércitos árabes tras una serie de rápidas conquistas, y se adentraron en diversos territorios. En respuesta los estados árabes organizaron un embargo de petróleo a las naciones occidentales, que fue suplido con la capacidad sin usar de EEUU, que estaba libre debido a la regulación del sector; en septiembre, tres meses después de la guerra, el embargo fue levantado. La derrota de Nasser perjudicó bastante la idealización que se había hecho de él. Tres años después fallecía sin haber logrado su sueño de formar una nación panárabe, que convirtiera a la zona en una potencia.

EEUU pasa a liderar la región

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Los británicos se retiraron de Oriente Medio en 1971, tras casi dos siglos de presencia en la zona, a la que habían aportado cierta estabilidad. Esto supuso un problema para los gobiernos de la zona, que habían alimentado cierto malestar hacia los ingleses, pero que en el fondo necesitaban de sus servicios. Sin embargo, la economía inglesa atravesaba una larga crisis, y ya era incapaz de atender las necesidades del Imperio.

EEUU asumió su papel de única potencia en la zona, utilizando el consumo de petróleo para fortalecer gobiernos afines.

Pero el poder estadounidense era más bien indirecto. Además, el consumo siguió creciendo, y a pesar de haber finalizado el embargo y estar disponible el petróleo árabe, la producción norteamericana funcionaba a plena potencia. La demanda había crecido tanto, que todas las fuentes estaban al máximo. La producción excedentaria pasó del 10 al 5%. La posibilidad de escasez se aproximaba.

Por aquellos años se descubrió un nuevo “elefante”, esta vez en Alaska. Jersey y Shell habían estado perforando varios años, sin éxito, y abandonaron sus proyectos en la zona en 1959.

No sería hasta 1967 cuando una de las mayores compañías independientes, Sinclair, encontraría un pozo de enromes dimensiones. Sin embargo, estaba muy aislado, y las condiciones de trabajo extremadamente duras (a veces, por debajo de 40 grados bajo cero). Estaba en la Bahía de Prudhoe.

La dificultad del transporte propició que se ideara un oleoducto que, atravesando Alaska, llegara hasta Valdez (en la zona sur del Estado). Sin embargo, los ecologistas atacaron duramente la propuesta, alegando los graves peligros que suponía para el medio ambiente. Y finalmente no fue construido y la producción se detuvo.

Revolución en Libia

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En septiembre de 1969 se produjo un golpe de estado en Libia, que llevaría al poder a Muammar el Gaddafi. El grupo seguía las ideas arabistas promulgadas por Nasser. En 1970, el nuevo gobierno reclamó aumentos en los pagos de las petroleras, que en un primer momento se negaron.

Sin embargo, Libia suministraba el 30% del crudo consumido en Europa, y como el Canal de Suez seguía cerrado tras la guerra, y en Siria se estropeó el oleoducto que conectaba Oriente Medio con el Mediterráneo, esto le hizo a Libia situarse en una posición de ventaja. Se cambió el contrato a uno del tipo 55-45, a parte de otros pagos. Esto dio la señal para que otros países reflexionaran sobre las concesiones que poseían, y aumentó por primera vez en varios años los precios reales del petróleo.

A continuación, los países del Golfo obtuvieron contratos similares, y Venezuela estableció uno del tipo 60-40. Ahora los países tenían más poder que las compañías. Se había producido un cambio en la mentalidad a la hora de ver el negocio petrolero.

A continuación los países pasaron a tomar la propiedad de las compañías. Argelia tomó el 51% de la propiedad de las explotaciones petrolíferas francesas en el país, Kuwait tomó parte de la Kuwait Oil Company (hasta entonces había pertenecido a Gulf y BP), y después Libia paso a nacionalizar más de la mitad del sector.

Guerra de Yom Kippur

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Debido al creciente consumo, EEUU se unió al mercado mundial como un importador cada vez más importante, lo que le hizo fuertemente dependiente del crudo árabe. Ahora todo dependía del petróleo de la zona, ya no había producción excedentaria que se pudiera utilizar.

Entonces Anuar el-Sadat, sucesor de Nasser en el gobierno de Egipto, ideó reanudar una guerra que cogiera por sorpresa a los israelíes, para retirarlos de la zona que habían ocupado y obligarlos a negociar.

Para ello utilizó en 1973 una de las fiestas judías, la de Yom Kippur, por lo que el país estaba desprevenido. Además, la operación (que contó con el apoyo de Siria y el envío masivo de material de guerra soviético) se hizo con el mayor de los secretos, de tal modo que ni los servicios secretos estadounidenses ni los israelíes supieron preverlo. Los israelitas, cogidos por sorpresa, se vieron obligados a retroceder, sobre todo ante la gran cantidad de material que tenía a su disposición Egipto.

En respuesta, EEUU comenzó a apoyar con envíos de suministros a Israel, que empezó a recuperarse. La situación empeoró, provocando una enorme tensión entre EEUU y la URSS, que estuvieron una vez más al borde de una confrontación.

Los países árabes utilizaron nuevamente el “arma del petróleo” en respuesta al apoyo norteamericano, estableciendo un embargo progresivo (iría aumentando un 5% cada mes, si EEUU no censuraba públicamente la actitud israelí).

Después se siguió un proceso de “embargos selectivos”, por el que se establecieron tres niveles de países: los que se mostraran favorables a Israel, tendrían embargo total de crudo; los que se declararan neutrales, recibirían menos suministros que anteriormente; y los que apoyaran a los árabes, seguirían con la misma asignación de petróleo.

Los precios subieron por las nubes, y Japón y Europa Occidental se alejaron de EEUU y apoyaron a los países árabes.

Bibliografía

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  • Yergin, Daniel (1992): “La Historia del Petróleo”. Traducción de Aparicio Aldazábal, María Elena. Ed. Plaza & Janes, Barcelona.