Historia del Partido Comunista Paraguayo (1928-1990)/Introduccion/Antecedentes
No es posible hablar de antecedentes del Partido Comunista Paraguayo sin mencionar el nacimiento y desarrollo del movimiento obrero y popular en el Paraguay, puesto que es la expresión concentrada de sus luchas y de sus intereses superiores.
Desde sus albores -que se remontan a las dos últimas décadas del siglo pasado-, los primeros esfuerzos organizativos del movimiento obrero estuvieron inspirados en ideales socialistas, que de alguna manera tenían bu expresión en las corrientes anarcosindicalista y reformista, predominantes.
Nombres como los de Lucas Ibarrola, Rufino Recalde Milessi, Martín Báez y otros, profundamente imbuidos de los ideales del socialismo humanista, están íntimamente ligados al despertar y a la organización del movimiento obrero nacional. El primero de los nombrados es uno de los fundadores del Partido Comunista Paraguayo, en 1928, luego de la primera tentativa de 1924, que no llegó a consolidarse.
A partir de 1886 comienzan a formarse gremios obreros como la Sociedad Tipográfica del Paraguay; la Sociedad de Oficiales Albañiles de Socorro Mutuo, en 1889, y varios otros, con marcado acento solidarista, aunque todavía carentes de orientación ideológica definida.
Está en la raíz del movimiento obrero paraguayo la conciencia internacionalista de los trabajadores. Tal vez el primer pronunciamiento del naciente movimiento obrero paraguayo fue su solidaridad con la histórica huelga de la Federación de Gremios y Sindicatos Obreros Organizados de Norteamérica, en el año 1886, por la jornada de ocho horas. Y poco después con un acontecimiento que conmocionó a la clase obrera mundial: cuando el 11 de noviembre de 1887 los líderes sindicales Alberto Pearson, Augusto Spies, Adolfo Fischer y George Engels, en represalia, como epílogo de un proceso escandalosamente injusto, fueron condenados a morir en la horca en una cárcel de Chicago.
Por decisión del Congreso Internacional Obrero Socialista en el año 1889 fue proclamado el 1º de Mayo como Día Universal del Trabajo. La joven clase obrera paraguaya, igual que en la condena del horrendo crimen de Chicago, adhirió resueltamente a la resolución de establecer el día de los trabajadores del mundo el 1ro de Mayo.
El internacionalismo de la clase obrera paraguaya, inscrito en su propia «acta de nacimiento», se desarrolla y consolida en el correr de los años. En 1927, los revolucionarios anarquistas Sacco y Vanzetti son condenados por un tribunal norteamericano del Estado de Massachusetts a morir en la silla eléctrica por un crimen que no cometieron. «La expectación mundial crece a medida que se acerca el 22 de agosto, el fatídico día en que Sacco y Vanzetti se sentarán en la silla eléctrica. Desde todas partes del mundo llegan voces pidiendo clemencia, el indulto o la libertad lisa y llana: Albert Einstein, John Dos Passos, Bernard Shaw, Madame Curie, H. G. Wells, Romain Rolland, Upton Sinclair, Henri Barbuse, Howard Fast, Anatole France, son algunas de ellas. Insensible el orden jurídico norteamericano ha condenado en Sacco y Vanzetti a la clase trabajadora en pie de lucha» (Hernán Jaeggi).
El 22 de agosto son ejecutados en la cárcel de Charlestown. El Centro Obrero Regional (anarcosindicalista) y la Unión Obrera del Paraguay (reformista) expresaron su solidaridad con la clase obrera norteamericana en un telegrama del siguiente tenor: «En señal de protesta y condenación contra la venganza de clase que han impuesto en nombre de la ley burguesa norteamericana el fiero juez Thayer y el sin entraña gobernador (de Massachussetts) Fuller». Otro altivo ejemplo internacionalista se da cuando en los años 1936-1937, el obrero marítimo Perfecto Ibarra encabeza la brigada paraguaya compuesta, además de él, por Aparicio Gutiérrez, Emiliano Paiva Palacios, Facundo Duarte y otros, todos miembros del Partido Comunista Paraguayo, y se incorporan a la Brigada Internacional, que lucha al lado del pueblo español, en defensa de la República española, asaltada por el fascista Francisco Franco, con ayuda hitleriana Varios de ellos cayeron con gloria en los frentes de batalla y uno, Emiliano Paiva Palacios, posteriormente, combatió junto a los «maquis» franceses contra la ocupación hitlerista de Francia, cayendo igualmente en la lucha.
Los ejemplos pueden multiplicarse, mas sólo queríamos remitirnos a los casos más cercanos a los orígenes del movimiento obrero y del propio Partido Comunista.
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