Historia de Europa/Las crisis de la Edad Media

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Introducción[editar]

La Edad Media fue un periodo de aproximadamente un milenio de duración. Generalmente se acepta la caída del Imperio Romano a finales del siglo quinto como inicio de este periodo que acabaría con la reforma protestante en el siglo XVI, dando inicio a la Edad Moderna.

La Edad Media, en contra de la idea de que fue una edad oscura, de regresión y estancamiento en casi todos los aspectos, fue un periodo en el que ocurrieron importantes avances que han ayudado a conformar Europa tal y como la conocemos. En especial, la mayor parte de las instituciones modernas tienen sus raíces en esta época.

El concepto de los estados-naciones modernos con un fuerte gobierno central surge de la consolidación del poder de las monarquías. Los reyes formaron cortes reales, crearon sistemas de seguridad estatales, ejércitos del estado e iniciaron la recolección de impuestos, conceptos todos ellos centrales en los estados modernos actuales.

Durante la Edad Media, los reyes solían tener que acudir a los Parlamentos para explicar sus proyectos y conseguir financiación para ellos. En esta época los parlamentos no representaban individuos, sino a los tres estamentos básicos, el clero, la nobleza y los mercaderes.

También surge la idea de un gobierno limitado, en contraposición de la idea tradicional de la existencia de un gobernante todopoderoso y casi divino, como los Emperadores Romanos o los Faraones Egipcios. El cambio más importante ocurrió en 1215.

Dante Alighieri (1265-1321)[editar]

Dante Alighieri - detalle del fresco de Luca Signorelli, capilla de San Brizio, catedral de Orviedo (1499-1502).

Dante Alighieri nació en 1265 en Florencia, Italia, en el seno de una familia perteneciente a la nobleza, aunque carente de riquezas. Fue educado por Brunetto Latini, que le enseñó las artes clásicas, incluyendo los idiomas latín y griego. Sin embargo, Alighieri usó su lengua vernácula en su obra La Divina Comedia, realizada en el dialecto (Toscano).

En esta obra Dante muestra sus opiniones personales respecto a muchas de las figuras del ambiente político florentino, criticando satíricamente a la Iglesia y a varios individuos tanto históricos como contemporáneos suyos. Así, una de las personas que en su relato aparece en lo más profundo del infierno es el Papa Bonifacio VIII, a cuya política de expansión territorial se opuso Alighieri.

La obra, la primera en italiano, fue considerada por el propio Alighieri como una comedia debido a las diferencias de su estilo de escritura en italiano, alejado de las tradicionales tragedias latinas. El poema se estructura en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso, siendo un viaje del propio Dante por cada uno de dichos lugares, guiado por el poeta latino Virgilio. En la obra se reflejan muchos de los estereotipos de dichos lugares, como por ejemplo la presencia del río Estigio y el barquero Caronte, propios de la mitología grecolatina.

Geoffrey Chaucer (1340-1400)[editar]

Los Cuentos de Canterbury, primera obra en lengua inglesa, son una recopilación de historias y cuentos enmarcados en el peregrinaje de varios personajes al pueblo de Canterbury. Durante dicho viaje, los peregrinos se entretienen contándose historias los unos a los otros, con temas que van desde las historias de amor a la religión, dándonos una visión global de la manera de ser de la sociedad de la época. Así podemos ver que en la mayoría de las historias los peregrinos parecen estar más interesados en los placeres materiales que en la salvación de sus almas.

Los Cuentos de Canterbury son considerados como el principal y más útil libro para estudiar el inglés antiguo. Es el ejemplo clásico del inglés medieval y es usado por los lingüistas para estudiar la evolución de dicho idioma hasta la actualidad

La guerra de los 100 años[editar]

Juana de Arco condujo al ejército francés contra el inglés durante la guerra de los Cien Años y detuvo el avance Inglés. Fue capturada por los inglés durante la campaña y llevada a Inglaterra para ser juzgada. Este cuadro posterior (1824) de Paul Delaroche muestra a Juana de Arco siendo interrogada por el cardenal de Winchester

La guerra de los cien años (1337-1453) fue una larga y compleja guerra que enfrentó a Francia e Inglaterra, con la colaboración ocasional y puntual de terceros países, en tres zonas principales de conflicto. En particular, las naciones combatieron por el control de la Gascuña, en el sureste de Francia, en el apoyo inglés a las ciudades productoras de textiles que se levantaron en rebelión y por el control del trono de Francia tras la muerte de Carlos IV.

La guerra, iniciada en un primer momento por la disputa por la sucesión del trono francés tras la muerte del rey Carlos IV, se convirtió rápidamente en una compleja guerra con muchos puntos de conflicto. El rey inglés Eduardo III y su hijo del mismo nombre, conocido también como el príncipe negro, invadieron Aquitania, una vasta región en el sureste francés reclamada por los ingleses. Con el paso del tiempo, los reyes de Inglaterra y Francia fueron iniciando una escalada bélica, incluyendo una guerra civil en Britania, disputas de comercio en el territorio que llegaría a ser Bélgica, e incluso una guerra en Castilla. Las tres principales batallas de la guerra, Crecy, Poitiers y Agincourt, se decantaron a favor de los ingleses, con la muerte en el campo de la mayor parte de la nobleza francesa. De todas formas, a pesar del mayor porcentaje de victorias inglesas, la pobreza de la corona inglesa impidió que el país tuviera los recursos suficientes para acabar de subyugar el sur de Francia, la zona más rica del país, lo que finalmente, provocó el alargamiento del conflicto y la posterior derrota inglesa, que no pudo sostener el desgaste económico que la guerra representaba. Esto también llevo a la disminución de la población.

El triunfo del comercio[editar]

Durante los siglos IX y X, no existían centros de comercio ni mercaderes. Las mercancías y productos eran llevadas a las señoríos, donde se ponían en venta.

Durante la baja Edad Media (1000-1500), al regresar de las Cruzadas en el Medio Oriente se había desarrollado el gusto por bienes importados como especias exóticas, sedas, frutas, medicinas y otros productos orientales y se empezó a desarrollar el comercio a grandes distancias.

Las ciudades del Mediterráneo participaron en el comercio que se desarrolló y Venecia se convirtió en el puerto de entrada más rico para los productos orientales. Como resultado, los artesanos se trasladaron a los florecientes centros de comercios, forzando a señores y sirvientes a acercarse a dichos centros para poder adquirir los productos mercantiles.

El desarrollo de las ciudades tuvo un doble efecto emancipador. Forzaron a los señores feudales a ofrecer paso libre a los mercaderes y compradores. Igualmente, estos compraron esta libertad mediante un impuesto anual a los señores.

Surgen también los gremios, permitiendo la supervisión colectiva de la calidad de los productos y la mediación ante cualquier conflicto entre mercaderes. Igualmente proveían de educación a los que quisieran entrar en el gremio para aprender el oficio, normalmente a los hijos de los miembros del gremio. Finalmente, otra función de los gremios era unificar precios, para prevenir la competencia.

El crecimiento de las monarquías[editar]

Durante este mismo periodo de tiempo, empezó a crecer y asentarse el poder de las monarquías, provocando además como resultado el nacimiento de las modernas naciones-estados, en contraposición al sistema feudal anterior. Los reyes disponían del poder ejecutivo e instituyeron las cortes reales. Vivían del dinero que producían sus tierras y de los honorarios e impuestos de sus vasallos.

El concilio real fue un grupo de de vasallos que le aconsejaban en asuntos de estado, lo que acabaría en la formación de departamentos de gobierno, antecesores de los modernos ministerios. Igualmente, cuando representantes de las ciudades empezaron a introducirse en los consejos reales, podemos empezar a hablar de la creación de primitivos parlamentos.

Estos parlamentos no tenían poder sobre el rey, pero podían dictar agravios, sobre los cuales el rey tenía que actuar. Esta es una forma básica de legislación moderna.

Además estos parlamentos llevaron al establecimiento de los llamados tres estamentos. El primero, formado por el clero; el segundo, formado por grandes terratenientes y la nobleza; y el tercer estamento, formado por la burguesía. Inglaterra tuvo dos sedes parlamentarias, la cámara de los lores y la cámara de los comunes, a la que podían acceder pequeños terratenientes.

La peste negra[editar]

Propagación de la peste negra en Europa.

La peste negra, o plaga bubónica, golpeó Europa en 1347. Transmitida principalmente por ratas y pulgas, la enfermedad, proveniente de las estepas asiáticas, cruzó todo el continente, acabando con la vida de la tercera parte de la población en 1351.

Causas[editar]

El renacimiento del comercio entre las hasta ahora aisladas ciudades europeas aumentó las posibilidades de la transmisión de enfermedades infecciosas

Se piensa que la plaga se inició en Asia y que llegó a Europa durante un ataque mongol, que contagiaron la enfermedad a los habitantes de Kaffa, cerca del Mar Negro, que se convirtió en el foco de la expansión de la enfermedad por Europa. Cuenta la leyenda que los mongoles lanzaron con catapultas los cuerpos de las víctimas de la enfermedad contra la ciudad antes de abandonar la ciudad con el objetivo de contagiar a los habitantes. Esta historia de las catapultas parece no ser del todo cierta, además de que los cadáveres no transmitían la enfermedad. De todas formas, esta práctica de tirar los cadáveres se convirtió en una práctica habitual durante los asedios en las guerras europeas. En todo caso, parece que fue desde la ciudad de Kaffa, de donde los mercaderes llevaron la enfermedad a Constantinopla y desde aquí a todo el continente a través de las rutas comerciales.

La escasez de la madera, debido a la tala de bosques para la agricultura, hizo descender la práctica del baño en las casas rurales, que solían usar la madera para calentar el agua. Esto hizo que solo los ricos se bañasen habitualmente, en especial en invierno.

En las ciudades las condiciones higiénicas no eran mejores. El diseño de las ciudades, con las casas muy juntas y sin sistemas de alcantarillados, lo que forzaba a que la gente tirasen sus basuras y excrementos a la calle, se convirtió en caldo de cultivo para ratas y pulgas, auténticas portadoras de la enfermedad, que difundían rápidamente la enfermedad entre la apelotonada población

Muchos fueron culpados de la enfermedad, especialmente los judíos, que fueron elegidos como cabezas de turco. En algunas ciudades, los dirigentes de las mismas acusaron a la comunidad judía de prácticas como envenenamientos de los pozos de agua o esparcir venenos al aire a las entradas de las ciudades.

Lo más importante para comprender la expansión de la plaga es que los europeos no conocían las autenticas razones de la expansión de la enfermedad. En vez de achacar las causas de la enfermedad a las ratas, las pulgas y a la falta de higiene, pensaron que la causa era un castigo divino por su falta de fe, o por los fallos de la Iglesia, se acusó a los judíos, a la configuración de las estrellas o a la contaminación del aire.

Como ejemplo de algunos de los intentos que surgieron para detener la plaga basados en estas creencias, surgieron los flagelantes, personas que se auto flagelaban con látigos hasta sangrar para pedir a Dios el perdón de los pecados. Igualmente, muchos judíos fueron asesinados en castigo

Consecuencias de la plaga[editar]

La gran mortandad de la plaga trajo, paradójicamente, avances en la sociedad. Por ejemplo, los señores territoriales tuvieron que hacer concesiones para poder contar con más campesinos, ante el descenso de la cantidad de trabajadores. Igualmente, el descenso de la demanda de grano hizo bajar el precio del mismo lo que provocó, en definitiva, un descenso en las riquezas de la nobleza, que se volvieron más dependientes de los monarcas y de la guerra para mantener sus ingresos y poder.

Adicionalmente la plaga provocó el incremento de los niveles de vida de la población urbana. Los campesinos y artesanos tenían ahora mayores lujos y mejor dieta a causa del aumento del dinero que pagaba la nobleza y de la bajada de los precios del grano. Igualmente la producción artesanal mejoró, al pasarse de la fabricación en masa para un gran mercado a la realización de productos más refinados para un pequeño mercado.

Finalmente empezó a perderse la confianza en la Iglesia, al ver que las oraciones no paraban la expansión de la enfermedad y que ni siquiera la alta jerarquía de la iglesia podía escapar a ella.

Los desafíos del poder religioso[editar]

La edad media proporcionó la base para las futuras reformas de la Iglesia en el siglo XVI. Hasta el momento, la Iglesia había proporcionado estabilidad, orden y un marco común para la Europa medieval. El sentido de la existencia en la Edad Media era obtener la salvación, la cual solo podía obtenerse a través de la Iglesia Católica. Con la progresiva pérdida de la fe de la población en la Iglesia, esta empezó también a ver disminuido su poder

La plaga[editar]

Como se ha explicado anteriormente, la peste negra provocó una fuerte pérdida de la fe de las personas en la Iglesia ya que los lideres religiosos no encontraban un fundamento válido para los orígenes de esta extraña enfermedad, conocida décadas después como la peste negra.

Los espíritus libres[editar]

Los espíritus libres creían que la Iglesia no podía resolver los problemas espirituales de la gente y reivindicaron el misticismo o la creencia de que Dios y los humanos son de la misma esencia, eliminando así la necesidad de intermediarios

El Lolardismo y John Wycliffe[editar]

Los lolardistas argumentaron que la salvación no venía del Papa y que el rey era más importante que el Papa y la religión Católica. John Wycliffe, un sacerdote inglés que fue profesor en Oxford fundó este movimiento. Decía que la lectura de la Biblia y la oración eran más importantes que cualquier rito religioso y que no era necesaria la intermediación de los sacerdotes.

Wycliffe fue uno de los primeros en traducir la Biblia a una lengua vernácula en lugar de usar el latín vulgar, acercando así la lectura de la misma a un mayor número de personas. Igualmente rechazó la extrema riqueza de la Iglesia y el clero.

Jan Hus, Bohemia[editar]

Jan Hus, un sacerdote de la ciudad de Bohemia que había estudiado las enseñanzas de Wycliff formó a los husitas y trató de extender las enseñanzas de Jan Hus por el este de Europa. Mientras que la mayoría de la gente había rechazado las tesis de Wycliff por heréticas él las consideró plenamente válidas y vio la necesidad de enseñárselas a la población.

Hus concluyó que la Iglesia estaba corrupta y dejó su tierra natal para escribir On the Church, un trabajo donde criticó el rumbo que estaba tomando la iglesia. Sus enseñanzas llegaron a las gentes que formaron el grupo conocido como los husitas. En 1413 fue invitado a Roma a asistir a un concilio pensado para reformar la Iglesia pero cuando llegó fue arrestado por sus predicaciones. El juicio subsiguiente, una mera formalidad, le llevó a morir quemado en una estaca en 1415

Corrupción en la Iglesia[editar]

La vasta corrupción en la Iglesia también llevó a cuestionarse su autoridad. Las excesivas riquezas del clero y la frecuencia con la que los canónigos tenían amantes e hijos ilegítimos provocó fuertes críticas contra el estamento. Igualmente la venta de indulgencias, que consistía en pagar dinero para obtener el perdón de los pecados, la extrema riqueza de algunas catedrales, el despotismo del clero y muchos otros factores provocaron una progresiva pérdida de la fe en parte de la población

El gran cisma[editar]

Alianzas durante el Gran Cisma de 1378.

Después de que Gregorio XI volviera a establecer la sede del Papado en Roma, pues desde principios del siglo XIV había sido trasladada a Avignon, en Francia, se realizó una nueva elección de Papa. Los ciudadanos de Roma, exigieron la elección de un Papa italiano y obligaron a los cardenales a elegir a Urbano VI. Los cardenales franceses, en desacuerdo con esta opinión, eligieron a su propio Papa, Clemente VII.

Debido a esto, y durante 39 años, hubo dos Papas a la vez en Europa, cada uno con distinta áreas de influencia. Los Papas franceses, conocidos como antiPapas, gobernaron sobre Francia, España, el reino de Nápoles y Escocia, y tuvieron su lugar de residencia en Avignon.

En un intento para acabar con la situación se realizó un nuevo concilio en Pisa para elegir un nuevo Papa. Por desgracia, los dos Papas ya establecidos se negaron a abandonar el poder, con lo que llegó a haber un triple Papado. Finalmente, en el concilio de Constanza (1414-1418) se forzó a los tres Papas a renunciar al puesto. Con el apoyo del Santo Emperador Romano los tres Papas fueron depuestos y Martín V fue elegido como Papa único. Indicar asimismo que esté fue el concilio donde se condenó a Wycliff y Hus

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