Historia de España/Orígenes/El periodo visigodo

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Durante el siglo V d.C., numerosas invasiones bárbaras precipitaron la crisis del Imperio Romano. En el año 411 d.C., Roma, al verse incapaz de defender Hispania, pidió ayuda a los visigodos que actuaron como federados romanos en la defensa de la Península. Arrinconaron a los suevos en la Gallaecia y sometieron a los alanos y vándalos. En el años 476 d.C. cae el Imperio Romano de Occidente y todos los pueblos bárbaros, incluidos los visigodos, se reconocieron como reinos independientes.

El reino visigodo se asentó en la Península y estableció la monarquía como forma de gobierno, instaurando la capital en Toledo. El monarca visigodo más representativo fue Leovigildo que conquistó a los suevos, inició la expulsión de los bizantinos asentados en el litoral levantino meridional y aplastó la revuelta de su hijo Hermenegildo. El reino visigodo continuó hasta el 711 cuando, debido al carácter electivo de los reyes, se produjo una disputa tras la muerte del monarca Rodrigo facilitando la penetración musulmana en la Península.

Primeras invasiones: vándalos, alanos y suevos[editar]

Antes de la entrada en la península ibérica de poblaciones barbaras, ésta formaba parte del Imperio Romano de Occidente, dividida en cinco provincias (Bética, Cartaginensis, Galaecia, Tarraconensis y Lusitania). En el año 409 los vándalos (asdingos y silingos), suevos y alanos traspasan los Pirineos. Tres años antes habían atravesado la frontera del Rin causando estragos a su paso por el Imperio de Occidente. En la península se da a la vez un debilitamiento del poder imperial y una incapacidad de defensa militar. Por eso los invasores puedieron dedicarse al pillaje y a la matanza, creando una situación de terror generalizado tal como reflejan las fuentes del momento.

En 411 los invasores se estabilizan, pasando a comportarse de una manera más pacífica. Pudo ser o bien por un foedus o bien, como plantean fuentes del momento (Hidacio), porque los mismos invasores dicidieran poner orden. De este modo, los suevos se instalan sobre todo en Galaecia junto con grupos de vándalos que también se instalan en la Bética. Los alanos se situaron en las zonas centrales, mientras que en Tarraconensis no se estableció ningún grupo bárbaro. Pese a las invasiones y a la dominación, estos grupos eran sumamente minoritarios respecto a la población hispano-romana.

El reino Suevo[editar]

Los suevos fueron los únicos que formaron su propio reino en la península. Los vándalos pasaron al norte de África, donde fundaron un reino que peduraría hasta el siglo VI, mientras que los alanos fueron aniquilados por los visigodos. El reino Suevo duró hasta 585 con una extensión y fuerza variable en función de sus enfrentamientos con los visigodos. La máxima extensión se produjo en el año 456 al ocupar todo el oeste peninsular.

El origen exacto del reino es desconocido, pero el primer rey destacable sería Rekhila, que asentó las primeras estructuras del reino. Su hijo, Rekhiario (448 - 456) convirtió a su pueblo al catolicismo, lo que mejoró las relaciones con la población hispano-romana. Con este rey sufren una grave derrota contra los visigodos, que incluso apresan y asesinan al monarca, obligando además a la conversión al arrianismo. El reino sólo se recupera con Teodomiro (559 - 570), quien vuelve a convertirse al catolicismo por la predicación de San Martín de Dumio. Tras Teodomiro, su sucesor Miro (570 - 583) no puede evitar una rápida decadencia del reino hasta su sometimiento final a los visigodos.

Formación del reino visigodo[editar]

El Reino Visigodo de Toledo[editar]

Identificación con el territorio peninsular[editar]

Ascenso de la nobleza[editar]

Feudalización y crisis[editar]

Economía[editar]

Sociedad[editar]

Instituciones[editar]

La principal institución del mundo visigodo es la monarquía, pero también son destacables los concilios y la administración central y local.

Monarquía[editar]

En primer lugar, la monarquía no tenía una regulación ni un derecho sucesorio claro en sus comienzos. Existe una clara concepción de que el reino no pertenece al rey, no puede disponer ni de las tierras ni de la población. Se basa en una doble herencia germana y romana. Por el lado germano es esencialmente una realeza de carácter militar. El rey sería un caudillo militar antes que un administrador. Esto se traduce en problemas cuando no se cuenta con un heredero con condiciones militares. Además, es una monarquía de carácter gentilicio, más que el rey de un territorio es el rey de un pueblo, los visigodos. Por otro lado, la herencia romana provienes de los lazos ya comentados con el Imperio Romano de Occidente. Los visigodos se sentían herederos de los romanos y tratan de asegurar su legado imitando en parte sus formas de gobierno.

Estas dos herencias son observables también desde el punto de vista ideológico. Por la romana buscan lograr una soberanía plena sobre el territorio. Además pese al carácter esencialmente militar, contaban con la máxima potestad política, legislativa y judicial. Cuando Toledo se convierta en capital, se intentará convertir en una nueva Roma, como "urbs regia", produciéndose todo un proceso de mitificación de la ciudad. Por último, la herencia romana deja una profunda huella en las relaciones con la Iglesia Católica, que deja notar su influencia especialmente a partir de la conversión de Recaredo.

La herencia visigoda, por su parte, produce una restricción del poder real, muy supeditado a la nobleza. Pese a la pomposidad del cargo real, su poder se reducía mucho en la práctica. Para ejercer el poder era vital la personalidad del monarca. Aquellos celosos del poder real tendían a incrementarlo, al menos en las formas, teniendo en mente a los emperadores bizantinos. Para ello se valían de la unción regia a partir de Wamba, del uso de vestimentas imperiales, el púrpura como color real y el uso de la corona y el trono.

Derecho sucesorio[editar]

Es oscilante durante toda la monarquía entre dos posiciones: electivo (herencia germana) o hereditario (herencia romana). Ambos modelos tenían sus ventajas e inconvenientes. Para los reyes que querían que su hijo heredara el trono se realizaba una asociación al trono, para facilitar una designación mecánica a su muerte. Al tiempo se va haciendo obvia la necesidad de fijar una de las dos opciones. Se fija en el IV Concilio de Toledo (633) aceptando las tesis electivas. Sin embargo apenas se cumplirá ni se reducirán las intrigas palaciegas clásicas durante todo el periodo visigodo.

Concilios[editar]

Eran asambleas del clero que funcionaban como órgano de gobierno eclesiástico. Realizaban los cánones que podían referirse a la moral del clero o a una correcta instrucción aparte de a temas políticos. Podían ser de diversos tipos, los más destacables son los nacionales o generales, que se hacen habituales desde comienzos de la Edad Media. Se llaman nacionales por hacerlos en los reinos bárbaros. Se harían en la capital, Toledo. Tuvieron poca importancia hasta la conversión de los visigodos.

Los concilios eran convocados por los reyes y a ellos se debía su irregularidad. Sólo los convocaban en situaciones de debilidad o cuando era necesario promulgar algo. Participaban principalmente las jerarquías eclesiásticas pero también podía acudir la aristocracia laica aunque solo participaba en las reuniones de carácter político. En cualquier caso la participación era muy irregular por las dificultades del viaje, la enfermedad o la falta de sintonía con el monarca. Al terminar los concilios los reyes emitían unas leves confirmatione concilio para aceptar todos los cánones.

Administración central y territorial[editar]

Habría muchas transformaciones a lo largo de todo el periodo por lo que sólo toma entidad al final de la época visigoda. Se basaba en dos grandes organismos de gobierno: el officium palatinum conjunto de servicios reales a los que al mando hay un cargo de confianza y el aula regia donde se integraban los jefes de las oficinas palatinas y las jerarquías eclesiásticas.

La administración territorial es poco conocida por la escasez de fuentes. Se basaba en el sistema romano de provincias pero simplificándolo. Así se articulaba sobre las antiguas provincias romanas, al menos en principio aunque luego pudieron dividirse. En un principio el gobierno se dividiría en dos, un iuris (gobierno civil) y un dux (gobierno militar). Los elegiría el monarca entre miembros de la aristocracia. Con el paso del tiempo los dos cargos se fundirían en el dux y a su vez las provincias se dividirían en territorios dirigidos por un comes. Todos estos oficios llevan a un proceso de feudalización por su privatización y patrimonialización, empezando a ejercerlos por derecho propio, no por confianza real haciéndolos incluso hereditarios. Todo esto lleva a una merma del poder real.

Religión[editar]

Cultura[editar]


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