Historia contemporánea de España/La guerra civil española/El gobierno de Negrín
En mayo de 1937 se produjo la dimisión de Largo Caballero, provocada por los sucesos de Barcelona, donde estalló con violencia el conflicto entre los defensores de la revolución obrera inicial con quienes consideraban necesario restablecer la autoridad del Estado. Esta segunda era la posición de los republicanos, socialistas moderados, PSUC, comunistas y nacionalistas catalanes de Esquerra. En el otro extremo estaban los anarquistas de la CNT y la FAI y el POUM.
Los sucesos de Barcelona se iniciaron cuando el Gobierno de la Generalidad envió fuerzas para imponer su control en la sede de la Telefónica, que hasta entonces había estado en poder de la CNT. Dicho intento originó un tiroteo y pronto la ciudad se lleno de barricadas y hombres armados. Los combates en las calles, entre anarquistas y militantes del POUM por un lado y fuerzas leales a la Generalidad por otro, se prolongaron 5 días, hasta que los dirigentes nacionales de la CNT hicieron un llamamiento de alto el fuego. Ante estos sucesos, la posición de Largo Caballero quedó muy debilitada.
Su sucesor al frente del Gobierno fue el socialista Juan Negrín, quien estimaba que era necesario restablecer la plena autoridad del Estado, que había de sacrificar los objetivos del socialismo al logro de una imagen moderada ante la opinión internacional, y que era indispensable el entendimiento con la Unión Soviética. Sus principales aliados fueron los comunistas. Y aunque parece que Negrín realizó algún sondeo discreto acerca de la posibilidad de una negociación con Franco, terminó por encarnar, junto a los comunistas, la política de resistencia a ultranza. Pero otros sectores, que daban por perdida la guerra (Indalecio Prieto), opinaban que no tenía sentido que siguiera y defendían una mediación internacional que le pusiera fin. La negativa de Franco a aceptar otra solución del conflicto que no fuera la rendición incondicional hizo sin embargo inútiles todos los esfuerzos es este sentido.