Botánica/Microbiología/Virus
Un virus es un parásito celular obligado que depende por completo de la célula huésped para su replicación. El genoma del virus puede consistir en ADN o ARN monocatenario o bicatenario. El tamaño de los genomas virales es muy variable y puede codificar entre uno y 250 genes. Los virus más interesantes para el estudio de la botánica son los patógenos de plantas. La mayoría de los virus de plantas tienen genomas de ARN monocatenario con sentido mensajero (Clase IV) y sólo codifican entre una y 12 proteínas. Estas proteínas funcionan en la transmisión del virus, en la replicación, en el movimiento de célula a célula y sistémico, en la estructura del virus y en la supresión de los mecanismos de defensa del huésped vegetal. En muchos casos, la replicación del virus tiene lugar en distintas regiones de la célula inducidas por el virus, los llamados viroplasmas, e induce la síntesis de un conjunto de componentes del virus seguido del ensamblaje de muchas partículas víricas a partir de este conjunto.
Por lo general, los virus pueden transmitirse horizontalmente entre huéspedes. En muchos casos, la transmisión depende de insectos, nematodos, hongos u otros vectores. Sin embargo, algunos otros virus, por ejemplo el virus del mosaico del tabaco (TMV), se transmiten mecánicamente por contacto físico entre tejidos vegetales y superficies contaminadas por el virus. Una vez que el virus se transmite y ha entrado con éxito en la célula vegetal, se desplaza localmente de célula a célula hasta entrar en el floema, lo que permite al virus penetrar en tejidos distantes para causar una infección sistémica.
Aún más pequeños que los virus son los viroides . Los viroides son agentes infecciosos formados por ARN monocatenario, que no codifica ninguna proteína.
Historia
[editar]El primer virus identificado fue el TMV. A. E. Mayer era profesor en la Escuela Agrícola de Wageningen (Países Bajos), creada en 1876. Poco después, los agricultores le pidieron que investigara un trastorno muy contagioso en el tabaco, al que llamó enfermedad del mosaico. En 1898, M. W. Beijerinck concluyó en los Países Bajos que el agente causante de la enfermedad del mosaico del tabaco no era una bacteria ni ningún cuerpo corpuscular, sino un contagium vivum fluidum, un fluido infeccioso. El siguiente gran paso se dio en 1935, cuando el TMV fue purificado químicamente por el premio Nobel Wendell M. Stanley en Estados Unidos. Poco después, en 1939, Kausche, Pfankuch y Ruska, en Alemania, realizaron la primera observación visual de las partículas en forma de barra del TMV mediante microscopía electrónica. Durante mucho tiempo, la microscopía electrónica siguió siendo una herramienta fundamental en virología, y se aislaron y visualizaron muchos virus. El estudio de los mecanismos de los ciclos de infección vírica adquirió mayor importancia tras la aparición de las herramientas de biología molecular.