Aprendizaje colaborativo y redes sociales/Bases Teóricas

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Contextualización

Antes de entrar de lleno en las teorías de aprendizaje en las que se basa el aprendizaje colaborativo, nos detendremos un momento a recordar la corriente en la que se basaba el aprendizaje tradicional, el conductismo, para, de este modo, ver con mayor claridad el contraste que supone la novedad de realizar un aprendizaje colaborativo, frente a uno tradicional. Rápidamente, sus principales características:

  • Autores: Watson, Skinner, Pavlov, Thorndike, Tolman...
  • Papel del profesor: Dirige el proceso de aprendizaje.Controla los contenidos, las actividades, los ritmos, el acceso a la información.
  • Papel del alumno: Se considera como un ente vacío que debe ser “rellenado”. Memoriza los contenidos a través de la repetición de conceptos. Cumple las órdenes del profesor.
  • Relación profesor-alumno: Transmisión de conceptos unidireccional profesor-alumno. Relación jerárquica encabezada por el docente.
  • Relación entre estudiantes: escasa y controlada por el docente.
  • Evaluación: El profesor compara los objetivos propuestos con los resultados de aprendizaje, que son valorados mediante un sistema de medida. Herramientas de evaluación: tests y exámenes. Se prioriza la evaluación sumativa frente a la formativa: interesa el resultado final y no el proceso.


Constructivismo.[editar]

El aprendizaje colaborativo emana de una concepción constructivista del aprendizaje, una corriente de pensamiento que nació a mediados del siglo XX en la que participaron filósofos, pedagogos y educadores, psiquiatras, físicos, matemáticos, biólogos, psicólogos, sociólogos, lingüistas… Se considera que el primer constructivista fue Giambattista Vico, y entre sus máximos exponentes de manera muy resumida se podrían citar a Ernst von Glasersfeld, Jean Piaget y Lev Vygotski. De manera casi poética, la cita de Gerald M. Edelman representa el espíritu constructivista: “Cada acto de percepción es, a cierto grado, un acto de creación, y cada acto de memoria es, a cierto modo, un acto de imaginación”.

Las dos ideas esenciales que comparten las teorías constructivistas de la enseñanza son que el aprendizaje es un proceso activo de construcción por parte del sujeto, más que de adquisición de conocimientos, y que la enseñanza es el proceso de apoyo de dicha construcción, más que la transmisión o comunicación de conocimientos (Duffy y Cunningham, 1996).

El enfoque constructivista se opone a la teoría cognitivista del procesamiento de información; dado que considera que la realidad no es ni única, ni objetiva ni independiente a quien la busca describir y explicar. El sujeto construye activamente herramientas y símbolos propios para manipular de manera concreta (física) y abstracta (semántica) el mundo externo y su concepción de sí mismo. Es decir, defiende que es el propio alumno quien construye su propio conocimiento a partir de un proceso interactivo en el que el papel del profesor es mediar entre el alumno y los contenidos, y plantea la posibilidad de que en determinadas circunstancias, los alumnos puedan protagonizar este papel mediador. Los alumnos también aprenden unos de otros. Esta interacción entre los diferentes agentes educativos que también caracteriza al aprendizaje colaborativo, incide de manera positiva en aspectos como:

  • El proceso de socialización.
  • La adquisición de competencias sociales.
  • El control de los impulsos agresivos.
  • La relativización de los puntos de vista.
  • En incremento de las aspiraciones y del rendimiento académico. Etc.

Algunas de las cuestiones que hay que tener en cuenta para alcanzar estos beneficios son:

  • La necesidad de activar las estructuras previas de los alumnos. En consecuencia, el maestro debe conocer estas estructuras, puesto que ellas son la base con la cual la nueva información será contrastada. El adquirir conocimiento conlleva comenzar por el todo para llegar a las partes, una vez que el todo inicial sea comprendido.
  • La comprensión del conocimiento implica procesos de exploración y examen de todos los matices del nuevo conocimiento. Los alumnos necesitan compartir las estructuras emergentes con otros que puedan criticarlas y, en consecuencia, ayudar al que está aprendiendo a refinar sus propias estructuras.
  • El uso del conocimiento a través de una auténtica resolución de problemas.

El aprendizaje colaborativo también se nutre de la teoría sociocultural, derivada de las ideas de Vigotsky, en la que el concepto de la interacción social se ve como un mecanismo para el desarrollo. Mientras la corriente Piagetiana plantea la contradicción y el conflicto con grupos moderadamente divergentes para la cooperación, la perspectiva sociocultural subraya la colaboración y propone los grupos homogéneos para propiciarla, así como las relaciones tutoriales para la mediación.


Conectivismo[editar]

Poniendo el foco en la actualidad, cabe destacar la vinculación del aprendizaje colaborativo con la teoría del conectivismo, sobre todo teniendo en cuenta las enormes posibilidades que plantean las nuevas tecnologías para el desarrollo de estrategias colaborativas a través de la web 2.0. Siemens (2005) ha formulado brevemente los principios del conectivismo:

El aprendizaje y el conocimiento dependen de la diversidad de opiniones. El aprendizaje es un proceso de conectar nodos o fuentes de información especializados. El aprendizaje puede residir en dispositivos no humanos. La capacidad de saber más es más crítica que aquello que se sabe en un momento dado. La alimentación y mantenimiento de las conexiones es necesaria para facilitar el aprendizaje continuo. La habilidad de ver conexiones entre áreas, ideas y conceptos es una habilidad clave. La actualización (conocimiento preciso y actual) es la intención de todas las actividades conectivistas de aprendizaje. La toma de decisiones es, en sí misma, un proceso de aprendizaje. El acto de escoger qué aprender y el significado de la información que se recibe, es visto a través del lente de una realidad cambiante. Una decisión correcta hoy, puede estar equivocada mañana debido a alteraciones en el entorno informativo que afecta la decisión.


Aprendizaje significativo.[editar]

El aprendizaje significativo se produce como resultado de la interacción producida entre los conocimientos previos y nuevos del alumno. Según Moreira (2012), recordando las palabras de D. Ausubel: “Tanto por recepción como por descubrimiento, la atribución de significados a nuevos conocimientos depende de la existencia de conocimientos previos específicamente relevantes y de la interacción con ellos”.

Al relacionar lo novedoso con las experiencias anteriores, se produce un anclaje de dicho conocimiento: se produce un aprendizaje con significado para la persona.

Es necesario diferenciar este tipo de aprendizaje del mecánico, que es el que ha utilizado tradicionalmente la escuela y que consiste en memorizar conceptos (generalmente sin significación para el alumno) que son, en su gran mayoría, olvidados tras el exámen.

Esto no significa que lo aprendido de modo significativo no se pueda olvidar. Se trata de un modo de conocimiento dinámico, no lineal, que puede ser aumentado con la práctica, con la exposición a nuevas potencialidades recursivas y las relaciones que se establecen entre éstas y lo ya adquirido, o disminuído con el “desuso”, con la no utilización de relaciones cognitivas ya conseguidas. Sin embargo, es cierto que existe una diferencia entre olvidar algo que ha sido aprendido de manera mecánica frente a un aprendizaje significativo. En el primer caso, el esfuerzo necesario para recordar, para volver a trabajar de nuevo con aquellos conceptos, es mucho mayor que en el segundo, donde lo olvidado no se olvida completamente: queda un residuo, restos del anclaje que en su momento se construyó, que puede ser retomado. Por tanto, en caso de tener que reaprender, resulta mucho más sencillo cuando el aprendizaje primero fue significativo a diferencia de si lo fue mecánico.

Las condiciones que se deben dar, según Moreira (2012), para que se produzca un aprendizaje significativo:

  • Los recursos de aprendizaje deben ser “potencialmente significativos”, es decir, susceptibles de crear interés en el alumno.
  • El alumno no solamente debe estar motivado. Debe encontrarse en un estado receptivo ante la posibilidad de aprendizaje, activo para poder establecer conexiones con lo ya aprendido, relacionar conceptos que le lleven a esa situación de creación de significado deseada.