Historia de los Estados Unidos de América/Hacia el siglo XXI

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Los cambios en la estructura de la sociedad estadounidense se hicieron más evidentes en la década del 80. La composición de la población y los trabajos y aptitudes necesarias habían sufrido grandes cambios. El predominio de los empleos de servicios llegó a tal punto que alrededor del 75% de la población trabajaba en este sector. Estas actividades se vieron beneficiadas por la accesibilidad a la tecnología de los computadores. Había llegado la era de la información.

También hubo cambios en las pautas demográficas: al terminar el auge de nacimientos ("baby boom") de 1946 a 1964, la tasa de crecimiento se redujo y la población envejeció. La composición de la familia se modificó también, y una cuarta parte de las viviendas ocupadas por familias entró en la clasificación de casas no-familiares, en las cuales convivían dos o más personas que no estaban unidas por lazos de parentesco. La reforma de la política de inmigración en 1965 hizo aumentar el número de recién llegados de Asia y América Latina, y el país se convirtió nuevamente en un asilo para la gente de todo el mundo.

Las tendencias de la economía, la sociedad y la política en la década anterior provocaron un sentimiento de desilusión en muchos estadounidenses y una renovada suspicacia hacia el gobierno ante la incapacidad de éste de lidiar con los más arraigados problemas sociales y políticos. En esa época muchos fueron receptivos al mensaje conservador de imponer límites al gobierno, fortalecer la defensa nacional, y proteger los valores tradicionales.

Un gran número de cristianos fundamentalistas estaban muy alarmados por el incremento de la delincuencia y de la inmoralidad sexual. Ellos deseaban que la religión volviera a ocupar un sitio preponderante en la vida del país. Algunos de los evangelistas que predicaban por televisión se convirtieron en fuerza poderosa dentro del partido republicano. Otro tema enconado y emocional que los preocupó fue el del aborto, y las manifestaciones a favor y en contra de la libre elección llegaron a ser un rasgo permanente del paisaje político.

En el partido republicano la derecha volvió a ser el ala dominante. Gracias a la beligerancia intelectual de varios conservadores como Milton Friedman y William F. Buckley, y a la de ciertas instituciones de investigación como la Heritage Foundation, la Nueva Derecha ha desempeñado un papel decisivo desde la década del 80.

Ronald Reagan logró fusionar todas las tendencias de la derecha por su invariable optimismo y capacidad para exaltar los logros y las aspiraciones del pueblo. A pesar de su propensión a las declaraciones desacertadas, llegó a ser conocido como el gran comunicador, sobre todo por su dominio de la televisión. Reagan se propuso eliminar los programas que a su juicio no necesitaba el país, y los reglamentos que perjudicaban al consumidor, a los centros de trabajo, y al medio ambiente. Los primeros años de su presidencia se caracterizaron por una recesión que afectó a casi todos los sectores. La tasa de desempleo subió a más del 10%, y la productividad nacional se frenó, aumentando el consumo de bienes importados.

A principios de 1984 la economía se empezó a recuperar; Japón accedió a imponer una cuota voluntaria a sus automóviles exportados hacia Estados Unidos, el gasto del consumidor aumentó en respuesta a la reducción de los impuestos federales, el mercado de valores ascendió, y la economía generó más de 13 millones de nuevos empleos. Pero la deuda nacional casi se triplicó bajo Reagan.

En política exterior Reagan pugnó por darle al país un papel más afirmativo, y América Central le ofreció su primer campo de pruebas. A pesar de su vehemente retórica anticomunista, el uso de la fuerza militar durante su gobierno fue bastante restringido. En octubre de 1983 fuerzas estadounidenses desembarcaron en Granada, en respuesta a un urgente llamado de auxilio de los países vecinos del Caribe. En las relaciones con la Unión Soviética, Reagan buscó la paz por medio de a fuerza.

El heredero político de la popularidad de Ronald Reagan fue George Bush, quien había ocupado la vicepresidencia y se convirtió en el cuadragésimoprimer presidente en 1988. Bush firmó leyes para reducir la contaminación ambiental, y para facilitar el tránsito a los minusválidos, y emprendió una campaña para fomentar el voluntariado. Su presidencia enfrentó problemas al intentar contralar el déficit presupuestal. Los fraudes, la mala administración, la reglamentación laxa, y los reveses económicos fueron la causa de la insolvencia general de las instituciones de ahorro y préstamo. A pesar de sus promesas de campaña, aumentó los impuestos.

En 1990, tras conversaciones con el gobierno soviético sobre el control de armas y la unificación de Alemania, se firmaron el Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa y el Tratado para la Reducción de Armas Estratégicas. Era evidente que la Guerra Fría había terminado.

Cuando la adicción a la cocaína alcanzó proporciones de epidemia, el Presidente Bush convirtió la guerra contra las drogas en uno de los puntos centrales de su programa político. En diciembre de 1989 el Presidente recibió amplio respaldo del Congreso para llevar a cabo la breve invasión a Panamá para derrocar al dictador Manuel Antonio Noriega, quien más tarde fue juzgado y convicto en Florida, por tráfico de drogas y fraude organizado.

En agosto de 1990 Iraq invadió a Kuwait. El Presidente Bush exigió el retiro inmediato y organizó una coalición militar y política con fuerzas militares de Asia, Europa, Africa, y Medio Oriente. La campaña aérea encabezada por Estados Unidos duró un mes. Los aliados lograron su objetivo militar, pero Saddam Hussein se mantuvo en el poder y más tarde reprimió con crueldad a los kurdos en el norte y a los chítas en el sur. La Guerra del Golfo hizo posible que Estados Unidos convenciera a los estados árabes, Israel y Palestina de dar comienzo a negociaciones directas para resolver sus intrincados problemas para conducir a una paz duradera en la región.

Al terminar los festejos al finalizar la Guerra del Golfo, Estados Unidos tuvo que enfrentar la recesión más profunda, bajo la cual se perdieron puestos administrativos, a diferencia de los de trabajo manual que había sido el más golpeado en los años anteriores. El déficit federal seguía en aumento, y muchos ciudadanos se sentían muy pesimistas sobre el futuro. El gobierno de Bush logró avanzar en la negociación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, cuya ratificación llegó a ser el centro de intenso debate nacional antes de su aprobación en 1993 bajo la Administración Clinton.

El rico empresario tejano H. Ross Perot supo aprovechar las profundas raíces de la frustración del pueblo respecto a la incapacidad del gobierno para resolver de modo eficaz los problemas económicos, y su presencia en la campaña aseguró que los temas económicos se mantuvieran en primer plano. La campaña de Bush se basó en la experiencia y la confianza; Bill Clinton organizó la suya en torno al cambio, haciendo eco de la campaña de Kennedy en 1960.

Habiendo sido gobernador de Arkansas durante 12 años, Bill Clinton hizo énfasis en su experiencia en la lucha con los problemas de crecimiento económico, la educación, y el acceso a los programas salud, que según las encuestas eran los puntos vulnerables de Bush. Clinton ganó la elección a pesar de obtener únicamente el 43% del voto popular, y fue reelegido en 1996 con un programa dedicado a construir un puente hacia el siglo XXI. Los mayores logros de su primera administración fueron en el campo económico: reorganizando el gobierno y reduciendo el déficit federal en dos terceras partes.

En las elecciones de 2000 se enfrentaron el vicepresidente Al Gore y el gobernador de Texas George W. Bush en una campaña bastante gris para los electores, quienes los consideraban muy parecidos, ganando Bush por un mínimo márgen en el final más reñido de la historia electoral.