Manual del emigrante/Alimentación/Recolección

De Wikilibros, la colección de libros de texto de contenido libre.

En la revista Ciencia Hoy núm 49 de noviembre/diciembre de 1998 apareció un artículo de Eduardo H. Rapoport, Ana Ladio, Estela Raffaele, Luciana Ghermandi y Eduardo H. Sanz titulado "Malezas Comestibles. Hay yuyos y yuyos..."

En el artículo se explica que cientos de especies consideradas "maleza" son comestibles y fueron de hecho alimentos para la humanidad desde el paleolítico.

Los autores afirman que "[...]De las aproximadamente 10.000 especies conocidas en el mundo, posiblemente entre el 20 y el 30% son comestibles."

Cuentan también que "Dos momias muy bien conservadas en turberas de Dinamarca (El Hombre de Tollund y el Hombre de Grauballe, datadas de la Edad de Hierro) - a partir de las cuales se pudo hacer un detallado análisis de sus contenidos estomacales - dieron excelente información sobre los hábitos alimentarios de aquella época. Sus últimas comidas contenían restos de 66 especies de plantas, incluyendo semillas de Bromus mollis, Chenopodium album, Holcus lanatus Plantago lanceolata, P. major, Polygonum convolvulum, P. lapathifolium, Rumex acetosella, Spergula arvensis, Stellaria media y Viola arvensis. Todas ellas son especies cosmopolitas que se encuentran en la Argentina, en su mayoría transportadas como malezas por los conquistadores y colonizadores europeos. Pero, hasta donde sabemos, nadie utiliza sus semillas como alimento. Es decir, en la antigüedad los recolectores buscaban su sustento a partir de variadisimas fuentes durante sus recorridos. Actualmente, nadie se alimenta de manera tan diversa. Basta con visitar las fruterías y verdulerías para darse cuenta de que lo ofrecido como alimento de origen vegetal raramente alcanza la diversidad que utilizaban nuestros antepasados."

Los autores realizaron por diferentes métodos -descritos en el artículo mencionado- una evaluación de la cantidad de plantas comestibles en diferentes lugares de la zona San Martín de los Andes y Bariloche.

En la zona de Bariloche el resultado fue que se disponía de "1,3 toneladas de buen alimento por hectárea".

Para saber si alguna especie es comestible o no, explican los autores: "La experiencia indica que la primera ingestión debe ser minúscula. Si en el término de 23 horas no aparecen síntomas anormales (retortijones intestinales, dolor de estómago, náuseas, mareos, gases, diarrea y/o vómitos), se puede duplicar la dosis y repetir el proceso. Esa es la manera que usaban los aborígenes (y los animales) para probar nuevos alimentos."

Como ejemplo sobre las cualidades alimenticias de una "maleza" como el diente de león, esta tabla:


Análisis nutricional comparativo entre el Diente de León y la Lechuga (valores por kilogramo)
D. de León Lechuga
Proteínas 27,1 g 8,4 g
Grasas 7,1 g 1,3 g
Carbohidratos 88,2 g 20,1 g
Calcio 1,9 g 0,4 g
Fósforo 701,1 mg 138,9 mg
Hierro 30,9 mg 7,5 mg
Tiamina (Vitam B1) 1,9 mg 0,3 mg
Riboflavina (Vitam B2) 1,4 mg 0,6 mg
Niacina (Vitam B2 compl.) 8,4 mg 1,3 mg
Vitamina C 359,4 mg 125,7 mg
Vitamina A 136620 UI 11155 UI

De B.C. Harris. 1995 eat the Weeds. Keats Publishing Inc., New Canaan, Connecticut.

UI = unidades internacionales


Finalmente aportan una serie de recomendaciones que transcribimos:

-No recolectar las plantas en sitios contaminados o donde haya signos de presencia de animales domésticos, especialmente perros. Si sospecha que puede haber perros en el lugar, como prevención, cómalas cocidas. Evitar las áreas con basuras o desechos, en particular con lubricantes, pinturas, solventes, etc. Si se trata de acequias con plantas acuáticas, como el berro o la verónica acuática, averiguar de dónde provienen sus aguas. Si pasan por zonas pobladas, donde puede haber cloacas vertidas al canal, o si atraviesan grandes plantaciones frutícolas en donde se hacen pulverizaciones o fumigaciones con herbicidas, fungicidas o insecticidas, recomendamos no utilizarlas. Igualmente, deberán evitarse las bermas o banquinas en rutas muy transitadas. Los automotores dispersan metales pesados, combustibles y lubricantes, y muchos de estos tóxicos pueden ser absorbidos y concentrados por las plantas.

-Si no está seguro de la identificación de las plantas, consulte antes con algún conocedor, con algún botánico o agrónomo de la universidad más cercana, o con técnicos del INTA.

-Si se encuentra alejado de la "civilización", la solución es probar la planta. No se deben ingerir grandes cantidades sino porciones muy pequeñas. Dejar pasar unas 3-4 horas y, si no hay retortijones intestinales, dolor o pesadez de estómago, diarrea u otros síntomas, proceder a ingerir dosis cada vez mayores. Hacerlo, por supuesto, con una sola especie de planta por día, ya que sí se trata de una mezcla de especies, será muy difícil determinar cuáles son las comestibles y cuáles las indigestas. Ese era el método que empleaban los aborígenes, y es el método que utilizan los animales cuando se ven frente a nuevos alimentos.

-Aunque se tenga hambre, no comer porciones excesivamente voluminosas. Si las indigestiones ocurren cuando se ingieren grandes cantidades de una verdura o fruta cultivada, con más razón pueden ocurrir con plantas silvestres que, en algunos casos, son más difíciles de digerir. Tratar de variar la dieta, como hacen los pájaros. Aunque dispongan de abundante alimento, levantan vuelo antes de llenar sus buches, para diversificar sus dietas.

-Algunos suelos pueden contener en forma natural elementos químicos tóxicos como, por ejemplo el selenio, cobre, cadmio o nitratos provenientes del uso excesivo de fertilizantes. Las plantas (tanto silvestres como cultivadas) pueden concentrar esos elementos o sustancias y hacerse tóxicas o, por lo menos, indigestas. Por tal razón, ante síntomas digestivos inusuales, debe suspenderse la ingestión de plantas silvestres.

-Como medida preventiva, recomendamos no recoger plantas silvestres ni comerlas frente a niños. Estos no tienen la capacidad de reconocer con precisión las especies comestibles y pueden, por tanto, intoxicarse.


Más orientación para recolectar plantas medicinales y aromáticas[editar]

Reconocer lo que recolectamos
Hay muchas plantas venenosas, capaces de matar a una persona o causarle daños irreparables. No son inocuas, es importante recoger plantas conocidas, Asimismo, es importante no mezclar las diferentes plantas.

Las propiedades de las plantas medicinales y aromáticas varían de acuerdo a cuándo y cómo recolectamos pues contienen principios activos que cambian de acuerdo a una serie de factores, entre los que vamos a enumerar los que consideramos los más importantes, a modo de conceptos generales.

El momento
- Flores: Antes de que abran completamente.
- Hojas: Antes de que las flores se abran completamente.
- Tallos: Los tallos se recogen después que brotaron las hojas, pero antes que salgan las flores
- Corteza: Antes de que salgan las flores en primavera.
- Sumidades o extremidades floríferas: Antes de que las flores se abran completamente.
- Raíces: En primavera o en otoño.
- Frutos: Cuando estén maduros.

El lugar
No recoger en:

  • zonas con desechos industriales. Las plantas absorben esos desechos y pueden presentar es sus tejidos índices altos de metales pesados, por ejemplo.
  • cloacas
  • al borde de las carreteras o rutas. Contaminación con plomo y gases de la combustión de los vehículos
  • en o alrededor de campos de cultivo. Contaminados con pesticidas o fertilizantes industriales.


Secado y conservación[editar]

Una planta correctamente seca contiene hasta un 10% de humedad, por lo que no puede ser atacada por baterías que necesitan un 40% de humedad ni hongos, que requieren del 15 al 20%.

Debe secarse a la sombra libre de polvo y con buena ventilación apoyado en capas finas sobre papel, cartón o madera.