Historia de la arquitectura/CasEst/Novxviii

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Características generales del edificio[editar]

La fachada está dividida en tres. La primera parte, que corresponde a la base, es de 8,50 metros de altura; el segundo mide 9,20 metros, y el tercero es de 5,50 metros. Por encima de las terrazas se destaca un elegante techo a dos aguas.

Es un conjunto armónico y con excelente perspectiva que puede apreciarse a distancia.

La construcción esta decorada en conjunto de elementos del Renacimiento italiano. Basamentos sobrios, bien definidos, semejantes al orden ático-griego que constan de planta baja y primer piso; intercolumnios monumentales con capiteles jónicos y corintios y sus multiformes variantes unifican los pisos segundo y tercero; los vanos y aberturas están tratados con arcos, arquitrabes y molduras del más rico diseño. No se puede hablar de un estilo definido, sino de un estilo ecléctico que fue propio de la construcción de principios del siglo XX.

Entrada principal[editar]

La escalinata es de mármol blanco de Carrara y las barandas que la circundan son de mármol de Portugal. Al pie de la escalera a ambos lados las barandas terminan en dos cabezas de león talladas a mano en piezas completas. El último tramo de la escalinata, de planta semicircular, da acceso a la galería. Las barandas están ubicadas sobre el lado exterior de ambas escaleras laterales; del otro lado, los basamentos están revestidos en mármol negro de origen belga. En el primer descanso, el visitante se enfrenta con dos magníficos vitrales con motivos alegóricos que sirven de cabezales al Salón Dorado.

Los vitrales[editar]

Los vitrales fueron concebidos en el proyecto de decoración del arquitecto Meano, y realizados por la prestigiosa casa Gaudin de París, en 1907.

En el gran hall forman un conjunto el vitral del centro, y dos vitrales planos sobre los laterales. El primero, en forma de sombrilla octogonal, está enmarcado con un artístico juego de molduras doradas.

La luz que se proyecta a través de una elaborada composición multicolor crea un clima acorde con la magnificencia del lugar.

En los cabezales del Salón Dorado hay dos espléndidas realizaciones, de tenues colores, donde se recrean escenas que evocan episodios de la historia y de la poesía de la Grecia clásica. El primero representa a Homero recitando la Ilíada; el segundo, un homenaje de Sapho al dios Apolo. Las escenas han sido producidas con un gran sentido teatral y están hábilmente dispuestas. Los personajes muestran naturalidad en las poses, sobre fondos arquitectónicos de excelente perspectiva, y la transparencia les otorga un mágico efecto.

Sala[editar]

La sala, en forma de herradura, cumple con las normas más severas del teatro clásico italiano y francés. La planta está bordeada de palcos hasta el tercer piso. La herradura tiene 29,25 metros de diámetro menor, 32,65 metros de diámetro mayor y 28 metros de altura. Tiene una capacidad total de 2.478 localidades, pero también pueden presenciar los espectáculos alrededor de 500 personas de pie.

Esta disposición característica de la época en que fue construido, ha sido trabajada artísticamente para que el aspecto visual de la sala se valorice por la armonía, el buen gusto de los adornos empleados y la coloración lograda en todos los detalles. En cuanto al color, toda la sala utiliza tonos cálidos derivados del rojo y del dorado. La alfombra y el tapizado de las butacas son de terciopelo “sangre de dragón”.

Palcos[editar]

El Salón Blanco, decorado con muebles y adornos de estilo francés. se encuentra frente a la entrada del "palco bandeja", llamado también “platea balcón”, que tiene capacidad para 34 personas. Aquí se ubican las autoridades nacionales y sus invitados con motivo de alguna representación especial. El salón Blanco totalmente alfombrado en rojo y amueblado con sillones de felpa colorada se utiliza como antepalco.

En este mismo nivel, al lado de la embocadura de escena, a derecha e izquierda respectivamente, se encuentran el palco de las autoridades. Como el resto de los palcos de los demás niveles llamados avant scène porque están sobre el foso de la orquesta estos dos palcos se destacan del resto por estar enmarcados con una importante ornamentación. Pilastras y molduras en oro, culminan en dos importantes figuras alegóricas contrapuestas. Desde ésta perspectiva, ambas líneas de palcos avant scène continúan y se unen en la parte superior en un gran arco (arco del proscenio) que favorece la acústica de la sala. Pinturas inscriptas en medallones, en tenues gamas de rosa y colorado, representan ángeles que sostienen, en diferentes poses, las notas de la escala musical. Los palcos privados tienen capacidad para 20 personas, un recibidor, una sala de estar y dos baños. El palco presidencial posee una salida de emergencia y una línea telefónica directa con la Casa de Gobierno. Las paredes están tapizadas en seda natural y decoradas a tono con el resto de la sala.

Arquitectura Novohispana Siglos XVII y XVIII[editar]

Teatro Colón[editar]

Primer Teatro Colòn

El 27 de abril de 1857, se inauguró el primer Teatro Colón. Estaba ubicado frente a la Plaza de Mayo. Los planos fueron confeccionados por el Ing. Carlos E. Pellegrini. Su capacidad estaba calculada para 2.500 personas. El escenario era el más amplio que se construyera hasta esa fecha, estaba dotado de todos los elementos necesarios para las grandes puestas en escena. Después de tres décadas de existencia el Teatro Colón cerró sus puertas en 1888 para transformarse en la sede del Banco de la Nación Argentina.

Nuevo teatro Colón

El proyecto de la obra, que reemplazaría al antiguo teatro Colón, dio comienzo en 1889. El proyectista inicial fue el arquitecto Francisco Tamburini, Dicha obra fue ejecutada en 3 periodos. Actualmente tiene un área total de 58.000 m2

Primer periodo

El edificio principal fue proyectado en 1889 por el ingeniero y arquitecto italiano Francisco Tamburini (1838-1891). A su muerte el arquitecto Víctor Meano (1860-1904) asume la dirección de la obra. En 1904, tras el deceso de Meano, la obra se detiene, siendo posteriormente completada por el ingeniero y arquitecto Julio Dormal, quien se hace cargo de finalizar la obra en el año de 1908.

Segundo periodo

Durante 1938 se realizaron intervenciones de extensión, ampliando los subsuelos bajo la plaza lateral en la primera instancia. Además se hizo un túnel que conecta los talleres con el escenario.

Tercer periodo

De 1968 a 1972 sufre una última intervención. Dicha intervención consistió en otra ampliación donde se alojaba bajo la plaza las áreas de producción del teatro, salas de ensayo y talleres de escenografía, oficinas, vestuarios y un comedor para personal.

Biografia de los autores

Francisco Tamburini nació en Italia en 1846 y falleció en Buenos Aires en 1891. "Fue docente de la Real Academia de Nápoles y llegó al país en 1881, realizando una vasta labor. Se desempeñó como inspector general de Arquitectura de la Nación desde 1883 hasta su muerte. Entre sus obras se destacan la ampliación de la Casa Rosada, el Hospital Militar Central y el proyecto inicial del Teatro Colón.

Victor Meano

Nacido en Italia en 1860, Víctor Meano se graduó de geómetra en el Instituto Escuela Técnica y Gimnasio de Pinerolo y de arquitecto en la Academia Albertina de Turín. En 1882 llegó al país e ingresó al estudio de Francisco Tamburini. En 1890 tuvo a su cargo la realización del nuevo Teatro Colón, sobre un proyecto de Tamburini. En 1895 ganó el concurso para la obra del Congreso Nacional. Por otro lado, hacia 1903 su proyecto ganó el concurso para diseñar el Palacio Legislativo del Uruguay" . Falleció en Buenos Aires en 1904.

Julio Dormal

Julio Dormal nació en Bélgica en 1846, estudió en la Escuela Especial de Arquitectura de París y estableció su estudio de arquitectura en Buenos Aires en 1870. Tuvo su consagración como arquitecto cuando reemplazó a Víctor Meano, en la terminación del Teatro Colón. Por igual motivo dirigió la construcción del Congreso Nacional. Se destacan entre sus obras, el diseño del Parque 3 de Febrero, el monumento a San Martín de la Catedral de Buenos Aires, el palacio Ortiz Basualdo, el primer trazado del Barrio Parque Chas, pabellones del Jardín Zoológico de Buenos Aires y la sucursal de Villa Urquiza del Banco de la Nación. Fue socio fundador del Colegio de Arquitectos y de la Sociedad de Estímulo de las Bellas Artes, concejal de Buenos Aires y profesor de arquitectura. Falleció en 1924


Escenario

En el primer piso está ubicado el palco escénico, con una inclinación de tres centímetros por metro. Tiene 35,25 metros de ancho por 34,50 de profundidad y 48 metros de altura. El piso del escenario es de pino de Canadá, desmontable en todas sus partes. Dispuesto en calles, está sostenido por 29 tirantes transversales empotrados en los muros laterales, que a su vez están sostenidos cada uno–por 9 columnas de hierro. La boca del escenario está cerrada con un magnífico telón de felpa roja con su borde inferior bordado hasta una altura de dos metros. Se abre hacia los ángulos superiores. En 1992, se incorporó un sistema que permite seguir la acción, con textos traducidos al español, proyectados en la parte superior de la boca del escenario, de esta forma se facilita la comprensión de las óperas cantadas en otros idiomas. �Delante del telón y en un nivel más bajo, está el foso de la orquesta con capacidad para 120 músicos. Estas condiciones, las proporciones arquitectónicas de la sala y la calidad de los materiales contribuyen a que el Teatro Colón tenga una acústica excepcional, reconocida mundialmente como una de las más perfectas.

La cupula

A 28 metros de altura, la sala está coronada por la cúpula realizada en 1966 por el gran pintor argentino Raúl Soldi. La obra fue concebida la representación de la vida teatral en diferentes aspectos. Bailarines, cantantes de ópera, actores de la Comedia del Arte, músicos e instrumentos musicales, cubren los 318 metros cuadrados con la gracia de las suaves tonalidades y transparencias que caracterizan al artista. Soldi, no trabajó directamente sobre el muro, sino que lo hizo sobre tela recortada en paños que posteriormente se fijaron sobre la cúpula.

la acustica

La forma de herradura que tiene la sala crea una caja acústica adecuada; el arco del escenario, formado por el techo sobre el foso de la orquesta y los amplios laterales donde se encuentran las filas de los palcos avant scène, proyecta mejor el sonido hacia la sala. Curiosamente, tanto la cúpula como las enormes dimensiones de la sala no han afectado la excelencia de la acústica. La calidad y la disposición de los materiales estructurales, los revestimientos y los decorados contribuyen favorablemente La distribución de la yesera, de las maderas, de la tapicería, de los cortinados y de las alfombras mantienen una acabada armonía para que el tiempo de reverberación a quinientos y a mil ciclos por segundo pueda considerarse óptimo, a pesar de que hoy existen métodos de cálculo acústico para prever los resultados de un diseño, existen imponderables que pueden definir los resultados. Hoy se la reconoce como la sala de mejor acústica del mundo. ����


salon de bustos

Está tratado como la entrada principal, con basamentos de mármol similar al de las escaleras de honor, de donde nacen las columnas y las pilastras con paramentos que imitan el mármol botticino. El nombre de este foyer se debe a las figuras escultóricas de famosos compositores que forman parte de la decoración. Distribuidas en una monumental cornisa, profusamente adornada con oro laminado, se encuentran los bustos de Beethoven, Bellini, Bizet, Gounod, Mozart, Rossini, Verdi y Wagner. Desde los ventanales puede observarse el gran hall de entrada, los frisos que adornan el amplio recinto y el gran techo con vitrales.


salon dorado

Desde ambos extremos del Salón de los Bustos se accede al Salón Dorado, con una extensión total de 442 metros cuadrados. Cuenta con enormes columnas talladas con riqueza de detalles en oro, altos espejos. Los muebles franceses, con lujoso trabajo de marquetería, sillones y sillas tapizadas en color rosa pálido y una serie de grandes arañas realzan aún más la majestuosidad de este recinto. En este salón suelen realizarse conferencias, conciertos y exposiciones de escenografía, vestuario y fotografía.

talleres y otras dependencias

El Teatro realiza las producciones de sus espectáculos en talleres propios que están ubicados en los subsuelos. Estos talleres, de gran importancia, no solo por su magnitud, sino por la obra que en ellos se realiza, fueron habilitados en 1938: También hay talleres de Pintura y Artesanía teatral, Luminotecnia, Efectos especiales electromecánicos, y Grabación y video. Desde el último piso de los talleres hasta el escenario, corre un amplio montacargas destinado a elevar decorados ya armados, carruajes, trastos, animales, muebles y todos los elementos necesarios para la escena. �El Teatro Colón cuenta con amplios camarines para los artistas, y los directores. Hay salas de ensayo y de prueba, como la Sala 9 de Julio, que reproduce las medidas del escenario, y la Rotonda, salón de forma circular rodeado de espejos que sirve como sala de ensayo para el cuerpo de Baile. A partir de las obras realizadas en los años ’70, que ganaron espacio debajo de la Avenida 9 de Julio, en el primer subsuelo se encuentran las oficinas administrativas

Colegio de San Ildefonso[editar]

HISTORIA

El Colegio de San Ildefonso fue una de las instituciones educativas más importantes de la capital de la Nueva España.

Su fundación por los jesuitas data de 1588, como seminario donde residían los estudiantes de la Congregación. Hacia 1618 empezó a funcionar bajo el Patronato Real otorgado por Felipe III, estableciéndose así el Real y Más Antiguo Colegio de San Ildefonso.

A principios del siglo XVIII fue reedificado, dando lugar al inmueble que hoy conocemos y que es considerado uno de los ejemplos más sobresalientes de la arquitectura civil de la ciudad de México.

Tras la expulsión de los jesuitas decretada por el rey Carlos III en 1767, el edificio tuvo diversas funciones: cuartel de un batallón del Regimiento de Flandes, colegio administrado por el gobierno virreinal y dirigido por el clero secular, sede temporal de la Escuela de Jurisprudencia, de algunas cátedras de la Escuela de Medicina y cuartel de las tropas norteamericanas y francesas en 1847 y 1862 respectivamente.

La historia de esta fundación jesuita concluyó para dar paso a la institución de espíritu liberal que sentaría las bases del nuevo sistema educativo y que más tarde llegaría a convertirse en el núcleo principal de la Universidad Nacional

En 1867, el gobierno de Benito Juárez emprendió una reforma en el campo de la educación y sus instituciones. La Ley Orgánica de Instrucción Pública creó la Escuela Nacional Preparatoria, que se estableció en el edificio del Colegio de San Ildefonso.

Su primer director fue el doctor Gabino Barreda (1818-1881), quien llevó a cabo un innovador plan de estudios con base en los principios de la filosofía positivista de Augusto Comte.

En 1910, la Escuela Nacional Preparatoria pasó a formar parte de la Universidad Nacional fundada por Justo Sierra.

En 1978 el inmueble dejó de ser sede del plantel de la Escuela Nacional Preparatoria.

El edificio permaneció cerrado al público hasta 1992, en que fue restaurado para albergar la exposición México: Esplendores de 30 siglos.

Desde esa fecha, el Antiguo Colegio de San Ildefonso es un centro de arte, sede para exposiciones temporales de relevancia.

Después de la Revolución de 1910-1920, el edificio de la Escuela Nacional Preparatoria recibió otro complemento que marca uno de los hitos más importantes en la historia del arte moderno de México: los murales. Este recinto vio el nacimiento y las primeras propuestas y experimentos en temas y técnicas de lo que se llamó el renacimiento mexicano.

DESCRIPCION

El Colegio Grande ostenta en su fachada un relieve en mármol de San Ildefonso recibiendo la casulla de manos de la Virgen María, así como el escudo real de Castilla y León.

El conjunto arquitectónico tiene tres niveles y se compone de dos áreas: la perteneciente al periodo barroco con tres patios es una construcción de mampostería con arcadas sobre pilastras y fachadas recubiertas con tezontle marcos y cornisas de cantera; y la edificada al sur de la anterior entre

Manila[editar]

Antecedentes Históricos

El 16 de marzo de 1521 la flota patrocinada por la corona castellana y dirigida por Fernando de Magallanes alcanzó la isla de Samar, primera tierra filipina de la que los españoles tomaron posesión. La Corona Española llamó a las islas Felipinas, en honor del rey que gobernaba entonces, Felipe II. Poco a poco se llevó a cabo la colonización y cristianización de la población. Filipinas formó parte de Nueva España, y fue gobernada desde México.

La expedición, que había partido de Sanlúcar

de Barrameda, tenía como finalidad encontrar una ruta que navegando hacia el oeste comunicara el Atlántico y el Mar del Sur –nombre debido a su descubridor Vasco Núñez de Balboa y que Magallanes cambiaría por el de Pacífico–, a través de la cual fuera posible alcanzar las islas de la Especiería.

 Manila, la capital del archipiélago se fundó

el 24 de junio de 1571. Su privilegiada posición convirtió a la ciudad en el centro del comercio y de las relaciones con China, Japón y Siam, en el punto de partida de la colonización de Micronesia y de la evangelización de Asia. La rápida cristianización del archipiélago sirvió para alentar las ansias misionales de los religiosos españoles, quienes partieron de Filipinas para llevar la fe cristiana a otras tierras asiáticas. Su difícil labor no encontró el éxito esperado, siendo muchos los que, junto a los naturales convertidos al cristianismo, sufrieron la persecución y el martirio.

Las Filipinas fueron durante siglos una puerta de comunicación entre Oriente y Occidente, la meta de numerosos viajes comerciales, de circunnavegación y científicos, un nudo de intercambios cuya importancia y actividad pervivió incluso al establecimiento de la Real Compañía de Filipinas y al abandono, a comienzos del siglo XIX, de la ruta que por más de doscientos años había enlazado Manila con Acapulco.

Arquitectura en Filipinas

Hay características arquitectónicas tomadas directamente de otras arquitecturas: varios templos taoístas, como el de la isla de Cebú; la arquitectura colonial española de Manila, que destaca en la zona llamada Intramuros; y las tradiciones islámicas del pueblo moro de la isla de Mindanao, que todavía vive en casas que se levantan en el mar sobre pilotes.

Del mismo modo que en las lenguas filipinas hay préstamos de otras lenguas (principalmente del español), pero otras características adquieren carta de naturaleza propia, pues son el resultado de complejos procesos de síntesis cultural. Aunque existen en Filipinas notables ejemplos de arquitectura militar la fortificación de intramuros en Manila es, tras Cartagena de Indias, el conjunto más extenso del tipo amurallado que se conserva en el mundo hispánico así como de arquitectura doméstica, no tanto civil, son sin duda la iglesias filipinas de la época española, o mejor, los complejos eclesiales de la época española, los elementos más emblemáticos de su patrimonio arquitectónico.

En Filipinas, la limitación de recursos humanos y materiales hizo que fueran impensables arquitecturas como las que se estaban haciendo en el mismo momento en América. Aunque realizadas en época barroca, y con características concretas, sobre todo decorativas, que podemos leer como barrocas, las iglesias filipinas de provincias guardan una mayor relación con las iglesias conventuales mexicanas del siglo XVI.

La iglesia de una sola nave, muy alargada, con fachada de proporción sensiblemente cuadrada,2 torre campanario a un lado –con función de torre vigía en muchas ocasiones–, y convento o casa parroquial, en forma de «L», al otro, con una plaza-atrio delante, la encontramos levantada en cualquier lugar de Filipinas.

Las iglesias filipinas encontraron su propia identidad partiendo de esquemas europeos pasados por la experiencia de la arquitectura conventual americana, y con ciertos toques de influencia asiática en determinados aspectos formales.

En los edificios hispano-filipinos hay elementos, sobre todo de tipo decorativo, que denotan la influencia China. La influencia china va mas allá de la mera decoración, la escultura o las artes aplicadas. Se puede hablar de auténtica influencia en los elementos espaciales y constructivos.

En la arquitectura filhispana las torres tienen otra función. Son campanarios desde los que se llama a la oración, y atalayas desde las que se divisa la llegada de piratas moros a la costa. En cualquier caso, y con independencia de su función concreta, pagodas y campanarios son esencialmente lo mismo: estructuras marcadamente verticales, que actúan como referentes visuales, con alto valor simbólico, y cuyos requerimientos de utilización no son muy exigentes, más allá de su accesibilidad hasta la cota más alta.

Como se ha dicho, aunque las hay de planta cuadrada, raramente circular, y todavía más raramente Hexagonal, las que más abundan son las de planta octogonal, como ocurrió también en China.

IGLESIA BINONDO

Construida en el siglo XVII por los conquistadores de España en el Archipiélago de Filipinas (Manila), cerca de Intramuros (la ciudad amurallada). Fue reconstruida en 1863 después de un terremoto. Es una iglesia tipica filipina, de una sola nave, torre campanario de base octagonal que como se sabe es de influencia china. Y tiene aspectos de arquitectura renacentista.


Conclusión

Los Españoles no se limitarón a comerciar, como hacian los Chinos, Portugueses y luego los Holandeses en otros lugares del sudeste Asiatico, sino que desarrollarón una acción civilizadora, que acabó creando una nueva identidad, la identidad Filipina, fusión de razas y culturas, siendo la Arquitectura Filhispana una de sus mejores expresiones.

Filipinas ha sabido conservar el legado cultural de los diferentes grupos etnicos que han habitado sus tierras.