Quehacer Científico Sección 14 Nov Ene 17/Las formas del saber y la racionalidad científica 2

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El conocimiento[editar]

El conocimiento[editar]

[1] El conocimiento es un conjunto de representaciones abstractas que se almacenan mediante la experiencia o la adquisición de conocimientos o a través de la observación. En el sentido más extenso que se trata de la tenencia de variados datos interrelacionados que al ser tomados por sí solos, poseen un menor valor cualitativo.

El conocimiento es la disciplina que se encarga de considerar su validez y la expresión que se identifica como la epistemología que es la rama de la filosofía donde el objetivo de estudio son los conocimientos científicos que no solo debe ser válido y consistente desde el punto de vista lógico, pero además debe comprobado mediante el método científico o experimental.

El conocimiento estima el valor o mérito por la sociedad que es el llamado “científico”, en tanto que son las personas con defectos de dicción que le hace pronunciar la S y la C como T pero cuando se supone que guarda una cercanía más estrecha con lo representado. Para estimar el valor de la proximidad en el espacio o en el tiempo relevante que puedan hacerse anuncios o avisos previos de la materia sobre lo que trata el saber. Lo importante es examinar que el propio “método científico” que es un método de investigación utilizado principalmente en la producción de conocimientos en las ciencias. En efecto, de las fases que constituyen el diseño o planificación de una teoría que sucede contrastación que se consideran como los procedimientos más pertinentes para elaborar un saber acertado en el proceso de una representación en sí mismo.

[2]El conocimiento: educación pedagogía didáctica y enseñanza[editar]

Educación[editar]

De los términos enunciados, quizá el más amplio sea el de educación. Más que una definición, se intenta realizar una aproximación a lo fundamental del concepto. El hombre es un ser en continuo crecimiento. Crecer significa unas cosas: evolucionar, desarrollarse, adaptarse, asimilar, recibir, integrarse, apropiarse, crear, construir.Este crecimiento se realiza gracias a un permanente intercambio con el medio; y este medio es (específicamente para el hombre) eminentemente social. Educación, en sentido amplio, es el proceso por el cual la sociedad facilita, de manera intencional o implícita este crecimiento en sus miembros. Por tanto, la educación es ante todo una práctica social, que responde a, o lleva implícita, una determinada visión del hombre (de lo que se puede llamar su crecer).

Lo que sucede muchas veces es que la sociedad de consumo, en la primacía de la producción de mercancías por un hombre convertido en mercancía, ha puesto un doble limite al crecimiento: por un lado, permite crecer solamente en el sentido pasivo de recibir la destreza necesaria para producir eficientemente y, como consecuencia, limita el crecimiento al tiempo necesario para alcanzar la medida estándar de trabajador-mercancía. El concepto de educación se restringe entonces, por un lado, a transmitir la información y desarrollar las destrezas necesarias para acoplarse al sistema de producción y, por el otro, se limita a una edad humana determinada: hay una época para educarse y otra diferente para producir. Contra estas restricciones se enfrentan conceptos contemporáneos tales como el de educación liberadora y educación para la autodeterminación que superan el estrecho marco de la educación-transmisión) y el de educación permanente (para un crecimiento en sentido amplio, que dura toda la vida).

Pedagogía[editar]

El proceso educativo puede desarrollarse de manera artesanal, casi que intuitiva, como lo han desarrollado todos los pueblos en algún momento del transcurso de su historia. En este sentido existe un saber implícito, no tematizado, en la práctica educativa de todos los pueblos, que forma parte de su acervo cultural, y que puede llamarse "saber educar". En la medida en que este saber se tematiza y se hace explícito, aparece la pedagogía. Hay pedagogía cuando se reflexiona sobre la educación, cuando el saber educar implícito, se convierte en un saber sobre la educación (sobre sus cornos, sus por qué, sus hacia dóndes). El desarrollo moderno de la pedagogía significa adicionalmente la sistematización de este saber, de sus métodos, procedimientos y la delimitación de su objetivo. Por tanto, la pedagogía como saber teórico-práctico explícito, sobre la educación, está condicionada por la visión amplia o estrecha que se tenga de educación y, a su vez, por la noción que se tenga del hombre como ser que crece en sociedad. De ahí que algunos limitan el concepto de pedagogía al arte de conducir a los jóvenes en su crecimiento (físico, mental, emocional, etc.), mientras otros hablan ya de una pedagogía general que incluye, además de la pedagogía orientada a los niños y jóvenes, la pedagogía de adultos (o andrología); también se habla de la pedagogía liberadora, de la jesuítica, o de la pedagogía alemana, etc. La enseñanza (o instrucción) representa un aspecto específico de la práctica educativa. Mientras que la educación se refiere al hombre como a un todo, y su práctica se diluye en la sociedad en su conjunto, la enseñanza como práctica social específica supone, por un lado, la institucionalización del quehacer educativo y, por el otro, su sistematización y organización alrededor de procesos intencionales de enseñanza/aprendizaje (o al menos de enseñanza...).La aparición de la enseñanza como un proceso sistemático e institucional supone una especialización creciente de las funciones en la sociedad, mediante la cual no sólo se condensa el quehacer educativo en unos tiempos y espacios determinados(aparición del fenómeno escuela, sino que también, al interior de éstos, se sistematiza y organiza el acto instruccional (aparición del fenómeno sesión de clase).

Didáctica[editar]

El saber que tematiza el proceso de instrucción y orienta sus métodos, sus estrategias, su eficiencia, etc., se llama didáctica. La didáctica está entonces orientada por un pensamiento pedagógico, ya que la práctica de la enseñanza es un momento específico de la práctica educativa.

Dado que la pedagogía tiende a especializarse o a particularizarse en pedagogías específicas, a partir de concepciones diferentes del hombre como ser que crece; la enseñanza ha girado históricamente alrededor de los aspectos cognitivos e intelectuales. Es claro que la enseñanza no se limita a estos aspectos. Pero su institucionalización (por ejemplo, en educación primaria, secundaria y superior) sí tiende a especializarse y definirse progresivamente en torno a actividades del conocimiento. Ello explica afirmaciones como la siguiente: "La instrucción, conjuntamente con la enseñanza, medio extrínseco para la formación intelectual con sus métodos y técnicas, constituye el objeto propio de la Didáctica.

Por ello la didáctica, como ciencia de la enseñanza, tiende a especializarse fundamentalmente en torno a áreas o parcelas del conocimiento. Se habla así de una didáctica general, como también de una didáctica de las matemáticas o de las ciencias sociales, de una didáctica de la enseñanza secundaria o de una didáctica del trabajo científico. Aunque también podría hablarse de una didáctica de la sicomotricidad o de una didáctica del comportamiento intersubjetivo, en cuanto que estos aspectos pertenecen al mundo de lo aprendido y, por lo tanto, de alguna manera pueden ser enseñados sistemática y planificadamente, en la educación institucionalizada. La didáctica es entonces a la enseñanza lo que la pedagogía a la educación. Se trata de dos saberes (uno global, otro específico), que orientan dos prácticas sociales (una más global, otra más específica). Si la enseñanza es un momento específico, importante, aunque no único, del proceso educativo, la didáctica será también un componente importante (aunque tampoco único) de la pedagogía. Así como puede darse una educación asistemática, prácticamente artesanal, se podría igualmente hablar de una enseñanza igualmente artesanal o empírica. En el primer caso, el saber educar no se habría tematizado en un saber pedagógico; en el segundo caso, la enseñanza no estaría orientada por el saber didáctico: cuando mucho, estaría orientada por la didáctica implícita (y poco científica) al proceso rutinario de transmitir conocimientos en clase a unos alumnos pasivos que tratan de escuchar. Pedagogía y didáctica

Resumiendo, la educación es un proceso amplio, integral; la enseñanza uno específico. El saber pedagógico es la orientación metódica y científica del quehacer educativo, el saber didáctico lo es de la enseñanza. Hay pues en esta visión de los cuatro componentes una relación entre saber y práctica social, y una entre lo global y lo específico. Ello nos permite completar el cuadro con las siguientes afirmaciones fundamentales:

La pedagogía responde a la pregunta ¿cómo educar? La didáctica lo hace con la pregunta ¿cómo enseñar?". Ambas preguntas tienen su horizonte específico: el horizonte del ¿cómo educar? Es el por qué y el para qué de la educación, y el horizonte del ¿cómo enseñar? Es el por qué y el para qué de la enseñanza. El primero es de tipo más bien antropológico-filosófico, el segundo predominantemente de tipo histórico-práctico.

La pedagogía es el saber que orienta la labor del educador. La didáctica orienta un aspecto específico de ella: su labor como docente. Para saber cómo se educa hay que conocer cómo es el hombre, cómo crece: la pedagogía se apoya en la psicología y en la sicología evolutiva. Para saber cómo se enseña hay que saber cómo se aprende: la didáctica se apoya en la sicología del aprendizaje. Todo saber se apoya igualmente, mediante un trabajo interdisciplinario, en disciplinas auxiliares. La pedagogía recurre adicionalmente a la antropología y a la sociología. La didáctica a la melódica, al manejo de los medios de comunicación, al diseño curricular, etc. La didáctica se expresa en un currículo (más aún, algunas corrientes alemanas llaman a la didáctica la "ciencia del currículo"), mientras que la pedagogía lo hacen un programa educativo o en un proyecto pedagógico. La didáctica se concretiza en el aula de clase, que tiene a la escuela como su entorno. La pedagogía escolar puede concretizarse en la escuela como grupo humano que tiene al sistema educativo de la sociedad particular como entorno. También está la pedagogía familiar, etc.

Partiendo de esta precisión conceptual, y como conclusión de esta primera parte, se señalarán dos grandes desviaciones que se pueden presentar en el quehacer educativo. La primera desviación es la de una didáctica sin pedagogía. Sin la perspectiva globalista e integradora de la visión pedagógica, la didáctica es un instrumento para enseñar mejor, sin preocuparse por el a quién: el alumno es una máquina pensante, acumuladora (y productora, en el mejor de los casos) de conocimientos. La investigación educativa sucumbe a las tentaciones positivistas de limitarse a investigar metodologías empíricas para pensar mejor, saber más, diseñar mejores textos o audiovisuales, manejar de una manera ordenada y sistemática el ambiente (colectivo, grupal o individual) de clase. Si bien la didáctica puede manejarse como un saber autónomo, con objetivos y metodologías propios, como todo saber necesita un horizonte; al perderlo, el saber por el saber se convierte en un fin. El horizonte de la didáctica debe serla pedagogía, así como el horizonte de la pedagogía es una concepción determinada del hombre, de su crecer en sociedad. A mi juicio, el gran pecado del boom de la tecnología educativa, de la instrucción programada, fue precisamente el de separar a la didáctica del pensamiento pedagógico, convirtiéndola en una serie de recetas eficientes pero carentes de norte.

La otra desviación es la de una pedagogía sin didáctica. Es tal vez la tentación más frecuente, sobre todo cuando se atraviesan momentos cruciales de reflexión educativa y de replanteamientos pedagógicos; es olvidarse del arte (y la ciencia) concreto de enseñar, de la construcción del conocimiento.

Denota cierto facilismo enfrascarse en discusiones interminables sobre los fundamentos filosóficos o las connotaciones políticas, sociales y culturales del quehacer educativo, olvidándose de enriquecer la tarea concreta, de tipo cognitivo, a desarrollar en el aula de clase. Equivale a olvidarse que existe un patrimonio cultural importante en todas las áreas del conocimiento humano, al cual tienen derecho de acceder y en cuya construcción y enriquecimiento deben participar eficientemente todos los educandos; es olvidarse que mientras el quehacer educativo es compartido por maestros, padres y por toda la sociedad en general, la enseñanza ordenada y sistemática es responsabilidad casi exclusiva de los maestros.

Los "oprimidos", se arguye muchas veces, tienen derecho a apropiarse de su propio destino, a participar en la construcción de su mundo, a desarrollar una conciencia crítica frente a su situación (la reflexión pedagógica orientará una acción educativa que faculte este tipo de crecimiento humano). Pero, hay que añadir necesariamente, los "oprimidos" también tienen derecho a elaborar conocimientos sólidos de matemáticas, de ciencias sociales, de biología; y aprender a manejar fluidamente un lenguaje oral y escrito, ello debe ser hecho de una manera planificada y eficiente; es decir, bajo la orientación de una buena didáctica. En síntesis, el pecado de una pedagogía que prescinde de la didáctica es su diletantismo, su incapacidad de orientar la labor diaria, concreta del docente en el aula.

Posibilidad del Conocimiento[editar]

El conocimiento suele entenderse como: -Hechos o información adquiridos por una persona a través de la experiencia o la educación, la comprensión teórica o práctica de un asunto referente a la realidad. -Lo que se adquiere como contenido intelectual relativo a un campo determinado o a la totalidad del universo. -Conciencia o familiaridad adquirida por la experiencia de un hecho o situación.

Parte de la filosofía que analiza las facultades cognoscitivas del hombre y su capacidad de captar la realidad en sus diversas manifestaciones es más que una disciplina filosófica general, esta no se ocupa de una vedad particular de algún campo de la ciencia sino que se ocupa del cuerpo de las verdades cognoscibles. Es el conjunto de principio que por su explicación sistemática, se determina el modo de conocer los aspectos de la realidad el cual abarca desde su reflejo superficial hasta el dominio de las leyes que rigen sus fenómenos.

Características del conocimiento[editar]

Su fin es alcanzar una verdad objetiva. Es un proceso dialéctico basado en la contemplación viva sensación, percepción y representación. Asimila el mundo circulante.

-Existen Doctrinas filosóficas que se basan en el conocimiento:

Dogmatismo[editar]

Afirma la posibilidad del conocimiento, considera que el contacto entre el sujeto y el objeto es real, o sea que el sujeto es capaz de aprehender al objeto, por lo tanto el hombre debe captar tal y conforme es dicho conocimiento sin deformación. El dogmatismo es una corriente filosófica opuesta al escepticismo y al idealismo, que haciendo derivar el pensamiento del ser, presupone la supremacía del objeto respecto al sujeto, de la realidad de las ideas, de la naturaleza del espíritu. Dios mismo es concebido eminentemente en la naturaleza, e identificado por tanto como un todo que contiene hasta lo último (panteísmo). No se trata de un simple materialismo, puesto que Dios es naturaleza, por tanto unidad indisoluble, también visto como una unidad complementaria: la naturaleza soltando manifestación concreta y tangible del Dios, que sin embargo vive exclusivamente en ella, siendo esencial para conforme a objeto convertido de si igual, que está al objeto. El tema en hecho se forma solamente como tales la conexión con un objeto. Y el objeto en su vuelta es siempre solo objeto de un tema. De él alcanza la correspondencia entre las estructuras íntimas de la verdad, y eso del intelecto. El mayor exponente del dogmatismo se considera Spinoza

Escepticismo[editar]

Esta doctrina se opone al Dogmatismo, niega que el sujeto pueda aprehender al objeto y tener conocimiento de él. Plantea que no es posible el conocimiento. No niega actos del conocimiento, sino que rechaza los juicios producto de este acto. Existen las siguientes variantes: -Escepticismo radical: Niega la posibilidad de cualquier conocimiento, tanto sensorial como racional. Plantea que es preferible la suspensión d cualquier afirmación o juicio. Representantes: Cratilo, Pirrón de Elea, Gorgias Ejemplo: No existen juicios válidos porque todo cambia.

-Escepticismo religioso o agnosticismo: Declara inaccesible al entendimiento humano toda noción de Dios. Ejemplo: No es posible conocer el espíritu divino.

Relativismo[editar]

considera que la verdad depende o está en relación con el sujeto, persona o grupo que la experimenta. Es preciso tener cuidado con la definición del relativismo, así, por ejemplo, no es relativismo aceptar que existen muchas opiniones acerca de las mismas cosas, esto es obvio y nadie lo ha negado. El relativismo aparece cuando a continuación decimos que dichas opiniones son verdaderas si a las personas que las defienden les parecen verdaderas. El relativismo mantiene que existen muchas verdades acerca de las cosas, al menos tantas como personas creen tener un conocimiento de ellas. Representantes: Spencer Ejemplo: Las creencias y costumbres varían en cada grupo social.

-SUBJETIVISMO: es la reducción de toda verdad y moralidad a la individualidad psíquica del sujeto particular, siempre variable e imposible de trascender, sin posibilidad alguna de validez de una verdad absoluta universal. El subjetivismo limita la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga.

No debe confundirse el subjetivismo con el relativismo. El relativismo, que se asemeja mucho al escepticismo filosófico, tampoco admite ninguna verdad absoluta que tenga validez universal, pero mientras el subjetivismo hace depender el conocimiento humano de factores que residen en el sujeto cognoscente, el relativismo subraya la dependencia casi exclusiva de factores externos. Como tales considera la influencia del medio, del espíritu, del tiempo, de la pertenencia a un determinado círculo cultural o clase social, y los factores determinantes contenidos en ellos.

Criticismo[editar]

su representante es Manuel Kant, el cual manifiesta que el conocimiento verdadero existe, pero que debe ser aceptado luego de una crítica severa, reflexiva y sobre todo racional.

El criticismo comienza con una doble crítica al racionalismo y al empirismo, pues se considera que estos dos planteamientos han tenido en cuenta sólo un punto de vista de la realidad por lo que no han tomado en cuenta el papel activo que deben desarrollar las personas en el acto de conocer.

Así pues, a nivel general cabe destacar que el criticismo exige la realización de un examen crítico de las bases del conocimiento humano, de sus supuestos y condiciones más generales. Su método investiga la validez lógica del conocimiento. Se cuestiona acerca de cómo es posible conocimiento, sobre qué bases, sobre qué supuestos supremos descansa.

Pragmatismo[editar]

consiste en reducir "lo verdadero a lo útil" negando el conocimiento teórico en diversos grados; para los más radicales sólo es verdadero aquello que conduce al éxito individual, mientras que para otros, sólo es verdadero cuando se haya verificado con los hechos.

El pragmatismo, como corriente filosófica, se divide e interpreta de muchas formas, lo que ha dado lugar a ideas opuestas entre sí que dicen pertenecer a la idea original de lo que es el pragmatismo. Un ejemplo de esto es la noción de practicidad: determinados pragmáticos se oponen a la practicidad y otros interpretan que la practicidad deriva del pragmatismo. Esta división surge de las nociones elementales del término pragmatismo y su utilización. Básicamente se puede decir que, ya que el pragmatismo se basa en establecer un significado a las cosas a través de las consecuencias, se basa en juicios a posterioridad y evita todo prejuicio. Lo que se considere práctico o no, depende del considerar la relación entre utilidad y practicidad.


Esencia del conocimiento[editar]

El conocimiento representa una relación entre un sujeto y un objeto. El verdadero problema del conocimiento consiste, por tanto, en el problema de la relación entre el sujeto y el objeto. Hemos visto que el conocimiento se representa a la conciencia natural como una determinación del sujeto por el objeto. Pero ¿No debemos hablar, a la inversa, de una determinación del objeto por el sujeto en el conocimiento? ¿Cuál es el factor determinante en el conocimiento humano? ¿Tiene éste su centro de gravedad en el sujeto o en el objeto?

El objetivismo[editar]

Objetivismo es una filosofía. Es un sistema filosófico integrado, un conjunto de ideas que definen los principios por los cuales el hombre debe pensar y actuar si ha de vivir la vida que es propia de un hombre.

Objetivismo es el nombre que Ayn Rand le dio a su filosofía, presentada inicialmente a través de los héroes de sus famosas novelas The Fountainhead (1943) (traducida como “El Manantial”) y Atlas Shrugged (1957) (“La Rebelión de Atlas”), y más adelante en varios libros y ensayos.

Así es como Ayn Rand describe Objetivismo en su artículo “Introducing Objectivism”, publicado en Los Angeles Times el 17 de junio de 1962:

“En una conferencia de ventas en Random House, con motivo de la publicación de Atlas Shrugged, uno de los vendedores de libros me preguntó si yo podía presentar la esencia de mi filosofía mientras me apoyaba en un solo pie. Lo hice, así:

1. Metafísica: Realidad Objetiva

2. Epistemología: Razón

3. Ética: Interés propio

4. Política: Capitalismo

“Si quieres esto traducido a un lenguaje simple, sería: 1. “La Naturaleza, para ser comandada, ha de ser obedecida”, o “Desearlo no lo hará realidad”. 2. “No puedes tener tu pastel y comértelo a la vez”. 3. “El Hombre es un fin en sí mismo”. 4. “Dadme la libertad o dadme la muerte”.

“Si mantuvieras estos conceptos con total consistencia como la base de tus convicciones, tendrías un sistema filosófico completo para guiar el curso de tu vida. Pero mantenerlos con total consistencia – entenderlos, definirlos, demostrarlos y aplicarlos – requiere volúmenes de pensamiento. Y es por eso por lo que filosofía no puede ser discutida mientras uno está apoyado en un solo pie – ni con los dos pies a ambos lados de cada muro. Esta última es la posición filosófica predominante hoy, sobre todo en el campo de la política.


El Realismo

El concepto de realismo permite identificar a la manera de contar, presentar, considerar o percibir lo que ocurre tal como sucede. A raíz de esto se puede decir que la postura realista tiene la particularidad de evitar exageraciones: sólo narra los acontecimientos concretos. El realismo es aquella manera de presentar o de concebir la realidad tal como es. Es decir, quien es poseedor de esta postura no exagerará ni tampoco minimizará una situación x, sino que la tomará tal cual es, con la importancia que implica, sin alarma, pero tampoco sin darle la atención que se merece. Su realismo evitó la inversión en un negocio que parecía fenomenal pero que a la larga resultó ser poco rentable.

Por otra parte, también al modo práctico de pensar y de actuar que alguien tiene se lo denomina como realismo. Tenés que ser más realista Laura, ese hombre tan inseguro no es para vos, necesitás otro tipo de hombre a tu lado.

También, se designa con la palabra realismo a aquella doctrina filosófica que considera que las cosas existen aparte e independientemente de la conciencia. Para la filosofía, el realismo es una doctrina que propone que aquellos objetos percibidos por los sentidos disponen de una existencia independiente y que va más allá de la del individuo que los percibe como reales. O sea, existen más allá de que vos o yo los percibamos.

El realismo en filosofía es una doctrina de pensamiento que afirma que la existencia objetiva de los objetos que percibimos a través de nuestros sentidos es independiente del propio ser percibido. Esto significa que los objetos, un vaso, una mesa, una silla, que se representan en nuestra mente como un concepto, una abstracción, son realidades que existen independientemente de nosotros. Como tal, es una corriente filosófica opuesta al idealismo de George Berkeley, que sostiene que el objeto solo existe en nuestra mente.

El Idealismo[editar]

El idealismo es la tendencia de idealizar la realidad y, por otro lado, es la posición filosófica que afirma que el mundo exterior es una idea procedente de la mente del hombre o de un ser sobrenatural. En otras palabras, se refiere a todas las teorías que afirman que el mundo externo no existe independientemente de la mente humana.

Con respecto a la etimología del vocablo, cuando hablamos de idealismo hacemos mención a la propensión a presentar a las cosas como perfectas o mejores de los que son en realidad. Responde a un proceso psíquico que tiende a investigar a algo o a alguien, de cualidades que en cierto modo no posee.

En el idealismo, se considera el Yo como autentico factor constituyente de la realidad, y se exaltan los valores de lo irracional, del sentimiento y de la tradición. Esta teoría idealista es lo contrario a la teoría materialista. Pues la naturaleza material no es sino un No-Yo “puesto” por el Yo como consecuencia de su dinamismo interno.

Toda la estructura real se deriva del juego dialectico entre el Yo y sus manifestaciones, juego regido por la moral del deber, pues, en último extremo, los fenómenos son sino “materiales sensibilizados del deber”.

En su forma más radical y, muchas veces rechazada, el idealismo es equivalente al solipsismo; la cual es la creencia metafísica de que lo único de lo que uno puede estar seguro es de la existencia de su propia mente, y la realidad que aparentemente le rodea es incognoscible y puede no ser más que parte de los estados mentales del propio yo.

No obstante, de una forma habitual, el idealista reconoce por completo el mundo externo o natural, y evita afirmar que éste puede reducirse al mero hecho de pensar.

Existen dos variedades principales del idealismo: el objetivo y el subjetivo. El idealismo objetivo sostiene que las ideas existen por sí mismas y que sólo podemos aprenderlas o descubrirlas. Teorías que figuran en esta variedad se encuentran la de Platón, Leibniz, Hegel, Bolzano, Dilthey y Frege.

El idealismo subjetivo sostiene que las ideas solo existen en la mente del sujeto; que no existen un mundo externo autónomo. Están las teorías de Berkeley, Kant, Fichte, Mach, Cassirer y Collingwood.

Cabe resaltar, que la ciencia y la tecnología no aprueban ninguna versión del idealismo; ambas suponen el mundo externo y por eso lo exploran y lo modifican.

El idealismo prioriza la Verdad, pero equipara el Ser y la Verdad: todo lo que es, es verdadero. Esto quiere decir que todo lo que es, es cognoscible. Hegel dice que todo lo que es real, es racional. Que todo lo que ocurra sea inteligible es el aliento de la ciencia. Sin esta base la ciencia no tendría sentido. Si lo real es inteligible no nos preocuparíamos en entender la realidad. No se puede separar el ser de la verdad o la verdad no sería real y la realidad sería falsa.

El Materialismo[editar]

El materialismo es la idea que postula que la materia es lo primario y que la conciencia existe como consecuencia de ésta, a partir de un estado altamente organizado que produce un cambio cualitativo.

Asimismo, acerca de la relación del pensamiento humano y el mundo que lo rodea y la cognoscibilidad de ese mundo, el materialismo afirma que el mundo es material y que existe objetivamente, independientemente de la conciencia. Según esta concepción, la conciencia y el pensamiento se desarrollan a partir de un nivel superior de organización de la materia, en un proceso de reflejo de la realidad objetiva.

El materialismo también sostiene que la materia no ha sido creada de la nada, sino que existe en la eternidad y que el mundo y sus regularidades son cognoscibles por el humano, ya que es posible demostrar la exactitud de ese modo de concebir un proceso natural, reproduciéndolo nosotros mismos, creándolo como resultado de sus mismas condiciones y además poniéndolo al servicio de nuestros propios fines, dando al traste con la “cosa en sí, inasequible”.

Las afirmaciones del materialismo entran en oposición con las del Idealismo. Al afirmar que sólo hay una "clase de sustancia" (la materia) el materialismo es un tipo de monismo ontológico.

La Fenomenología[editar]

La fenomenología es una forma de filosofía que estudia el mundo respecto a la manifestación. La fenomenología es una corriente filosófica, muy amplia y diversa, por lo que difícilmente valdrá una sola definición para todas sus vertientes. Sin embargo, es posible caracterizarla como un movimiento filosófico que llama a resolver todos los problemas filosóficos apelando a la experiencia intuitiva o evidente, que es aquella en la que las cosas se muestran de la manera más originaria o patente. Por eso las diferentes vertientes de la fenomenología suelen discutir constantemente sobre qué tipo de experiencia es relevante para la filosofía y sobre cómo acceder a ella. De ahí también que todas ellas se suelan apropiar del lema "¡A las cosas mismas!", que aplica en realidad para todo conocimiento científico en tanto que conocimiento que apela a la experiencia evidente.

Lo que vemos no es el objeto en sí mismo, sino cómo y cuándo es dado en los actos intencionales. El conocimiento de las esencias sólo es posible obviando todas las presunciones sobre la existencia de un mundo exterior y los aspectos sin esencia (subjetivos) de cómo el objeto es dado a nosotros. Este proceso fue denominado epoché por Edmund Husserl, el padre de la fenomenología y se le caracteriza por poner entre paréntesis las cosas; es decir, ir a las cosas mismas. Husserl introduce más tarde el método de reducción fenomenológica para eliminar la existencia de objetos externos. Quería concentrarse en lo ideal, en la estructura esencial de la conciencia. Lo que queda después de esto es el ego transcendental que se opone al concreto ego empírico. Ahora con esta filosofía se estudian las estructuras esenciales que hay en la pura conciencia, el noemata y las relaciones entre ellos. La fenomenología también es un método. A diferencia del método cartesiano que tomaba por "real" todo aquello que fuera primero dudado y luego pensado de manera "clara y distinta", el método fenomenológico toma por real todo aquello que es pensado de manera clara y distinta y puesto en perspectiva temporal. Así, hoy se habla de una psicología, una politología, una historiología fundamentadas explícitamente por el método fenomenológico y se trabaja en un desarrollo de las ciencias matemáticas y físicas, por poner algunos ejemplos. La fenomenología aspira al conocimiento estricto de los fenómenos. Esta última palabra puede inducir a error pues con frecuencia la utilizamos para referirnos a las apariencias sensibles de las cosas, apariencias que no coinciden con la supuesta realidad que debajo de ellas se encuentra. La fenomenología no entiende así los fenómenos, pues para esta corriente filosófica los fenómenos son, simplemente, las cosas tal y como se muestran, tal y como se ofrecen a la conciencia. El lema de este movimiento es el plegarse a las cosas mismas, el ser fiel a lo que realmente se experimenta, de ahí que propugne la intuición como instrumento fundamental de conocimiento. La intuición es la experiencia cognoscitiva en la cual el objeto conocido se nos hace presente, se nos muestra "en persona", experiencia opuesta al mentar o referirse a un objeto con el pensamiento meramente conceptual. A diferencia de las corrientes empiristas, la fenomenología no limita la intuición al mundo perceptual, sino que acepta varias formas de darse las cosas, varias formas de intuición: cada objetividad se muestra de distinto modo a la conciencia, en función de su propio ser o esencia: las cosas físicas se hacen presentes a nuestra conciencia de otro modo que los objetos matemáticos, las leyes lógicas, los valores estéticos, los valores éticos, o las propias vivencias. La virtud del buen fenomenólogo es su perfección en el mirar, el saber disponer adecuadamente su espíritu para captar cada tipo de realidad en lo que tiene de propia.

La santa Inquisición[editar]

La Inquisición fue un conjunto de instituciones creadas con el fin de suprimir la herejía dentro del seno de la Iglesia Católica. Desde 1184 hasta 1965 la Iglesia Católica se dedicó a culpar, detener, juzgar y condenar a muerte a millones de personas (nombradas como “paganos” y “herejes” por los benévolos y moralmente superiores cristianos que les enjuiciaban) tan solo por no seguir las normas morales que ellos mismos dictaminaban como correctas. Desde Galileo Galilei hasta Juana de Arco. A día de hoy se cuentan por decenas los personajes destacados de la Historia que fueron perseguidos y ajusticiados por la Santa Inquisición, una institución creada en el siglo XIII cuya lucha contra los herejes se extendió durante más de seis siglos por países como Francia, Italia, España o Portugal. Ideada para combatir a todo aquel que se alejase de la fe que por entonces se proclamaba como oficial (además de aquellos que cometían algunos actos considerados como amorales), esta institución vivió su esplendor y su mayor barbarie durante la Edad Media. Sin embargo, por lo que es recordada en la actualidad no es solo por la cantidad de cadáveres que dejó a sus espaldas en Europa, sino por el uso de multitud de instrumentos de tortura capaces de arrancar una confesión a homosexuales, presuntas brujas o blasfemos. Entre los mismos destacaban algunos tan crueles como el potro (ideado para estirar los miembros de la víctima) o el castigo del agua (el cual creaba una severa sensación de ahogamiento en el reo). Todos ellos, al menos en España, dejaron de usarse el 4 de diciembre de 1808, día en que Napoleón Bonaparte abolió la Inquisición.

Instrumentos de torturas y métodos de ejecución[editar]

La Hoguera[editar]

Se utilizó casi en su totalidad para la quema de “brujas”. Se exponía a la bruja a los ojos del pueblo atada a un poste. A su alrededor había preparada madera para su posterior encendido, quemando así a la persona en vida.

La Rueda[editar]

El condenado, desnudo, era estirado boca arriba en el suelo o en el patíbulo con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo asestaba golpes violentos a la rueda, machacaba todos los huesos y articulaciones, intentando no dar golpes fatales. Después dependiendo del tipo de rueda el procedimiento variaba. Tipo 1: El condenado era desatado e introducido entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y vaciaban las cuencas de los ojos de la víctima, hasta que a ésta le llegaba la muerte. Tipo 2: El condenado era colocado en una rueda de carro, de manera que los tobillos tocaran la cabeza, para lo cual las piernas debían dislocarse hacia arriba, poniéndose los brazos de manera que recorrieran todo el perímetro de la circunferencia. Después, se enganchaba la rueda en un eje que a su vez se clavaba en el suelo, quedando la rueda elevada y en posición horizontal, con el condenado sobre ella.

La Cigüeña[editar]

Consistía en someter al individuo a este aparato hecho de hierro que sujetaba al condenado por cuello, manos y tobillo, y lo sometía a una posición incomodísima que provocaba calambres en los músculos rectales y abdominales; y a las pocas horas de todo el cuerpo.

La Guillotina[editar]

Este es un instrumento sumamente conocido en el que se colocaba la cabeza de la víctima y se dejaba caer una afilada y letal cuchilla que lo decapitaba. ==== La Horquilla de Hereje==== Se colocaba un aro de metal en el cuello del supuesto hereje con una barra cuyo extremo terminaba en cuatro pinchos. Al apretarse el colgante los pinchos se clavaban fuertemente en la barbilla impidiendo así poder articular palabra alguna. Solía utilizarse la noche antes de la ejecución del individuo para aumentar su agonía.

Procedimientos[editar]

Los inquisidores se establecían por un periodo definido de semanas o meses en alguna plaza central, desde donde promulgaban órdenes solicitando que todo culpable de herejía se presentara por propia iniciativa. Los inquisidores podían entablar pleito contra cualquier persona sospechosa. A quienes se presentaban por propia voluntad y confesaban su herejía, se les imponía penas menores que a los que había que juzgar y condenar. Se concedía un periodo de gracia de un mes más o menos para realizar esta confesión espontánea; el verdadero proceso comenzaba después. Si los inquisidores decidían procesar a una persona sospechosa de herejía, el prelado del sospechoso publicaba el requerimiento judicial. La policía inquisitorial buscaba a aquellos que se negaban a obedecer los requerimientos, y no se les concedía derecho de asilo. Los acusados recibían una declaración de cargos contra ellos. Durante algunos años se ocultó el nombre de los acusadores, pero el papa Bonifacio VIII abrogó esta práctica. Los acusados estaban obligados bajo juramento a responder de todos los cargos que existían contra ellos, convirtiéndose así en sus propios acusadores. El testimonio de dos testigos se consideraba por lo general prueba de culpabilidad. Los inquisidores contaban con una especie de consejo, formado por clérigos y laicos, para que les ayudaran a dictar un veredicto. Les estaba permitido encarcelar testigos sobre los que recayera la sospecha de que estaban mintiendo. En 1252 el papa Inocencio IV, bajo la influencia del renacimiento del Derecho romano, autorizó la práctica de la tortura para extraer la verdad de los sospechosos. Hasta entonces este procedimiento había sido ajeno a la tradición canónica. Los castigos y sentencias para los que confesaban o eran declarados culpables se pronunciaban al mismo tiempo en una ceremonia pública al final de todo el proceso. Era el serme generalis o auto de fe. Los castigos podían consistir en una peregrinación, un suplicio público, una multa o cargar con una cruz. Las dos lengüetas de tela roja cosidas en el exterior de la ropa señalaban a los que habían hecho falsas acusaciones. En los casos más graves las penas eran la confiscación de propiedades o el encarcelamiento. La pena más severa que los inquisidores podían imponer era la de prisión perpetua. De esta forma la entrega por los inquisidores de un reo a las autoridades civiles, equivalía a solicitar la ejecución de esa persona. Aunque en sus comienzos la Inquisición dedicó más atención a los albigenses y en menor grado a los valdenses, sus actividades se ampliaron a otros grupos heterodoxos, como la Hermandad, y más tarde a los llamados brujas y adivinos. Una vez que los albigenses estuvieron bajo control, la actividad de la Inquisición disminuyó, y a finales del siglo XIV y durante el siglo XV se supo poco de ella. Sin embargo, a finales de la edad media los príncipes seculares utilizaron modelos represivos que respondían a los de la Inquisición.
  1. Definista. (2014). Definición de Conocimiento. 12/28/6, de definicion.de Sitio web: http://conceptodefinicion.de/conocimiento/
  2. Ricardo Lucio A. (1992). La construcción del saber y del saber hacer. Revista Educación y Pedagogía, 8 y 9, 56.