Likutey Moharan/Parte 1/Torá 260

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Torá 260:1 1

El nombre es el alma, como se explica en la lección “Una cámara de santidad”; mira alla. Este es el aspecto de “un alma viviente es su nombre” (Génesis 2:19); ver la lección anterior. 2 El autosacrificio está en esta categoría, como en el caso de los Diez Mártires que sacrificaron sus almas, santificando el Nombre de Dios para unir al Santo y Su Shekhinah (Presencia Divina). Como es sabido, la unificación central está utilizando el autosacrificio. Y en aquellas generaciones, vieron que era imposible rectificar y realizar unificaciones Arriba excepto usando sus almas. Ellos, por lo tanto, sacrificaron sus almas, santificando el Nombre de Dios. 3

La razón es que cuando las almas ascienden usando el autosacrificio, regresan a la Shekhinah. Esto se debe a que Israel es literalmente “una porción de Dios desde lo alto” (Job 31:2), porque son porciones de la Shejiná, en el aspecto de “que han sido llevados desde el vientre” (Isaías 46:3). Y cuando regresan a la Shekhinah, la Shekhinah entonces se enorgullece [de ellos]: “Mira con qué niño he venido a Ti” (Zohar III, 13a). Entonces, se despierta el anhelo supremo y se produce una unificación, como es sabido. 4 Ocasionalmente, esto requiere que la gente muera; un número considerable de almas judías son asesinadas, Dios no lo quiera, para que pueda haber una unificación utilizando sus almas ascendiendo arriba. Porque, ocasionalmente, se requieren muchas almas, Dios no lo quiera, y como resultado, sucede que la gente muere, Dios no lo quiera. Torá 260:2 1 2. Lo mismo se logra por perder el nombre, es decir, el prestigio. En otras palabras, hay una persona que es prestigiosa y no prestigiosa. Es decir, es conocido por todos, y todos hablan de él, e incluso, entonces no es un personaje prestigioso porque no se le considera necesario. Y hay otra persona que no tiene deseo de esto, pero ha perdido prestigio, es decir, una pérdida del nombre, que es el alma. Es decir, aunque no tenga ningún deseo de no ser prestigioso, igual lo pierde, como quien pierde algo contra su voluntad. En otras palabras, pierde el nombre, el aspecto de prestigio, que es su nombre en el mundo. 2 Sin embargo, hay una persona que hace esto voluntariamente ya sabiendas. Para santificar el Nombre de Dios, sacrifica su nombre, es decir, su prestigio, que es el aspecto del nombre/alma, como se explicó anteriormente. Como resultado, a pesar de que es prestigioso, todavía no lo es en absoluto. Por el contrario, él es todo lo contrario. Todos hablan de él y fabrican mentiras sobre él [de cosas] que nunca se le pasaron por la cabeza para que, literalmente, su sangre sea derramada por esto. 3 Sin embargo, lo hace intencionalmente porque es un aspecto del autosacrificio de buena fe, ya que el nombre es el alma, como se explicó anteriormente, y de esto también se derrama su sangre, como se describe anteriormente. Con esto, salva al pueblo judío de lo que merecía que les sucediera, Dios no lo quiera, para la unificación, como se explicó anteriormente. Sin embargo, al sacrificar su nombre, que es su alma, los salva, como se describió anteriormente.