Sociedad, Familia y Educación/La comunicación: viejos y nuevos medios/Los medios de comunicación de masas

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Los medios de comunicación de masas[editar]

Entendemos por "Medios de Comunicación" cualquier procedimiento que un emisor emplee para establecer una relación comunicativa con un receptor. Este acto comunicativo puede establecerse entre dos personas, entre microgrupos o entre macrogrupos, y pueden utilizarse canales naturales o artificiales. Dependiendo de la naturaleza de éstos nos encontraremos con diferentes medios de comunicación, donde destacan los llamados Medios de Comunicación de Masas (MCM), aquellos que se dirigen a una colectividad. Los más importantes son:

a. Prensa. En el siglo XVII comenzaron las primeras publicaciones diarias. El impulso definitivo fue el que conllevaron las revoluciones burguesas de EE.UU. y Francia que reconocieron por primera vez la libertad de expresión, y que hicieron que la prensa tuviera una influencia y un poder equiparable a los demás poderes públicos.

b. Radio. En 1920 surgió en Pittsburg la primera emisora regular de radio. En 1926 ya había 1400 emisoras en todo el mundo y en los 40s se extiende el uso de receptores. En los años 50 la competencia con la televisión aumentó, y la radio se especializó en programas en los que la imagen no fuera tan necesaria, como debates, música e información continua. A partir de los 70, el transistor y el autorradio fomentaron su uso.

c. Televisión. En 1939 comenzaron las primeras emisiones regulares en los principales países del mundo. Los avances técnicos han sido constantes y se han mantenido hasta la actualidad. A ello se suma la extensión de la cobertura territorial, la duración de las emisiones y el nº de canales. Socialmente, la televisión sustituyó en parte a la radio, haciendo que desde los años 60 la televisión formara parte de la vida cotidiana.

Características[editar]

Estos medios poseen características comunes:

  • Emplean canales artificiales que ponen en juego una tecnología compleja y de elevado coste material.
  • La relación entre el emisor y el público es impersonal, unidireccional y vertical.

Han supuesto un enorme avance en la difusión de la cultura y de la información. Sin embargo, poseen algunos aspectos negativos: la deformación de sus contenidos, su falta de espíritu crítico, su sometimiento a la sociedad de consumo o el extraordinario poder que tienen como instrumento para la imposición de una ideología.

Crisis de los MCM[editar]

Crisis de:
Mediación Ya no son el cuarto poder, que tenía como misión cívica informar, juzgar y calibrar el funcionamiento de los otros tres. Se sitúan como instrumentos de influencia, de consenso de la opinión pública.
Credibilidad Por su progresiva concentración en grupos empresariales relacionados con el poder económico y político.
Autoridad Internet y las nuevas tecnologías han mostrado la capacidad de organizaciones sociales y periodistas alternativos para hacer frente a su predominio.
Información La instantaneidad y el directo impiden el necesario análisis y puesta en contexto de los acontecimientos. Informaciones poco elaboradas.
Distribución Afecta a la prensa escrita. Todos los rotativos de referencia acumulan fuertes pérdidas económicas debido al derrumbe en la difusión y el hundimiento de la publicidad. El retraso de la información en comparación con la instantaneidad de otros medios es una de las causas.

Los MCM y la educación[editar]

La vinculación entre los MCM y la educación existe desde el momento en el que los primeros ocuparon un lugar importante en la transmisión de información y conocimiento, tarea que hasta entonces había sido desempeñada por la escuela, la familia y otras instituciones sociales. El adelanto tecnológico ha hecho posible un desarrollo tal en los medios de comunicación y es tan relevante su influencia que puede hablarse de la aparición de un nuevo agente de enseñanza y educación.

La necesidad del estudio de las relaciones que mantienen los jóvenes con los medios de comunicación está ligada a dos factores principales: el elevado tiempo que pasan en contacto con ellos y los valores y representaciones que transmiten estos medios y terminan siendo asumidos como propios. Ya a mediados de los 70 se estimaba que los niños entre 5 y 14 años dedicaban un 44% más de su tiempo a ver la televisión que a aprender en la escuela. Una investigación reciente sobre los hábitos televisivos de adolescentes, jóvenes y adultos del País Vasco muestra que los adolescentes ven unas 19 horas semanales (Consultar). Si a ese tiempo se le suma el dedicado al resto de medios, el consumo es superior a la estancia en la escuela.

El conjunto de medios de comunicación y las tecnologías digitales de la información conforman un sistema educativo informal que actúa como escuela paralela a la convencional con sus propios códigos, lenguajes, normas y valores. Esto fue anticipado hace más de 30 años por Porcher:

La escuela paralela constituye el conjunto de las vías mediante las cuales y, al margen de la escuela, llegan hasta los alumnos, las informaciones, los conocimientos y cierta formación cultural, correspondientes a los más variados campos. Sus instrumentos son los de la comunicación de masas. Estos nuevos canales de educación, no controlados por los docentes, llegan a los alumnos de forma asidua y masiva. Cualquiera que sea la opinión que se tenga al respecto, no es posible descuidar el problema pedagógico y sociológico que plantean. Es cuestión de saber si la escuela y la escuela paralela van a ignorarse, a comportarse como adversarias, o a aliarse. En todos los casos ello concierne de modo muy cercano a los docentes. 1

Ante la abundancia de información que un estudiante recibe cada día desde mecanismos ajenos a la escuela, ésta debe adquirir una nueva función: la de gestionar y organizar la información y el conocimiento. Incorporar el estudio de los medios en la escuela tendría como objetivo formar personas reflexivas, dotadas de instrumentos que les permitieran ser transmisores de su propia información, ejercer el derecho a la libre expresión, formándose en un espíritu crítico y participativo, necesario para participar de manera activa en la construcción de la sociedad. Una persona crítica con el contexto audiovisual y digital en el que vivimos significa en palabras de Zecchetto:

Aquel individuo cuyos hábitos mentales lo llevan en forma activa, a enjuiciar las diversas formas de conocimiento que proporcionan los medios de difusión masiva, analiza los elementos y las estructuras que los componen y percibe los alcances ideológicos hacia los cuales tienden. 2


Referencias [editar]

1 Porcher, L. (1976): La escuela paralela. Buenos Aires. Ed. Kapelusz, p.5.

2 Zecchetto, V. (1986): Comunicación y actitud crítica. Buenos Aires. Ed. Paulinas. p.54.

Aparici Marino,R. (2005): Medios de comunicación y educación. Revista de Educación Nº338.

Ballesta, J. (2003). Educar para el consumo de medios de comunicación. Luces en el laberinto audiovisual. Congreso iberoamericano de medios de comunicación.

De Fontcuberta, M.(2001). Comunicación y educación: una relación necesaria. Cuadernos de información Nº14.

Morduchowicz, R. (coord)(2003). Comunicación, medios y educación. Un debate para la educación en democracia. Barcelona. Octaedro

Medrano Samaniego, C., Airbe Barandiaran, A., Palacios Navarro, S. (2010). El perfil de consumo televisivo en adolescentes, jóvenes y adultos: implicaciones para la educación. Revista de Educación, 352, pp. 545-566.

Pascual Serrano, 2010: El periodismo es noticia. Tendencias sobre comunicación en el siglo XXI. Barcelona. Icaria.