Gallego/Gramática/Sufijos y terminaciones

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9. Sufijos y terminaciones[editar]

En lo referente a sufijos y terminaciones el gallego adopta soluciones propias, que unas veces son específicas y otras veces coinciden, en general, con el portugués y, parcialmente, con el castellano y con otras lenguas románicas. A continuación se hace referencia a los sufijos y terminaciones que pueden presentar algún problema.

-ancia, -encia,-iencia, -uencia, -cia, -cio, -za, -zo[editar]

En las palabras cultas, en general las de entrada más reciente, coincide el gallego con el castellano y con el portugués, pues en los tres idiomas se conservan estas terminaciones sin alteración en la forma.

Así, tienen -ancia, entre otros, los sustantivos abundancia, alternancia, arrogancia, circunstancia, constancia, discordancia, distancia, elegancia, estancia "cuarto, estadía", extravagancia, exuberancia, ganancia, ignorancia, importancia, infancia, petulancia, redundancia, repugnancia, resonancia, substancia, tolerancia, vixilancia, etc.

Tienen terminación -encia, -iencia o –uencia, entre otros, adolescencia, aparencia, ascendencia, descendencia, diverxencia, esixencia, incidencia, independencia, indulxencia, inocencia, intelixencia, presidencia, procedencia, referencia, residencia, reticencia, urxencia, virulencia, vixencia; audiencia, ciencia, conciencia, consciencia, conveniencia, deficiencia, desobediencia, eficiencia, experiencia, impaciencia, inconsciencia, inconveniencia, inexperiencia, insuficiencia, obediencia, omnisciencia, paciencia, proveniencia, sapiencia, subconsciencia, suficiencia; afluencia, altilocuencia, anuencia, confluencia, consecuencia, delincuencia, efluencia, elocuencia, fluencia, frecuencia, grandilocuencia, incongruencia, inconsecuencia, influencia, secuencia, etc.

Tienen terminación -cia, entre otros, acacia, audacia, avaricia, contumacia, delicia, eficacia, falacia, farmacia, ictericia, impericia, inmundicia, malicia, milicia, noticia, pericia, perspicacia, pertinacia, suspicacia, etc. Entre estas palabras está Galicia, denominación oficial del país y forma mayoritaria en la expresión oral y escrita moderna. Galiza es también una forma legítimamente gallega, ampliamente documentada en la época medieval, que fue recuperada en el gallego contemporáneo.

Tienen terminación -cio formas como anuncio, artificio, beneficio, bulicio, cartapacio, cilicio, comercio, consorcio, desperdicio, divorcio, edificio, exercicio, ficticio, hospicio, maleficio, necio,negocio, nuncio, oficio, orificio, palacio, patricio, precipicio, prefacio, propicio, sacerdocio, sacrificio, silencio, socio, vicio, xentilicio, etc.

En otras palabras el gallego conserva la forma coincidente con la portuguesa y diferente de la castellana. Así, en andazo, avinza, cansazo, cobiza (cobizar, cobizoso, etc), crenza (descrenza), diferenza (indiferenza), doenza, espazo (espazar, espazoso), estanza ('estrofa'), graza (desgraza), licenza, nacenza (renacenza), novizo, perseveranza, pertenza (xunto aocultismo pertinencia, con significado diferente), presenza, prezo (desprezo, menosprezo, prezar, desprezar), querenza (benquerenza, malquerenza), sentenza, servizo (servizal), tenza (mantenza), terzo (terza, terzá, terzar), xuízo (axuizar, prexuízo), xustiza (axustizar, inxustiza,xusticeiro). Hay palabras sin correlato en una o en las dos lenguas vecinas, como habenza.

Muchas palabras introducidas por vía popular tienen la terminación patrimonial -zo/-za (port. -ço/-ça) en los tres idiomas. Por ejemplo, finanza (port. finança, cast. finanza), preguiza (port. preguiça, cast. pereza), postizo (port. postiço, cast. postizo).

-ción, -sión[editar]

Se mantienen los dos sufijos en las palabras cultas: acción, admiración, aliteración, atención, bendición (al lado de la forma patrimonial beizón), canción, codificación, composición, condenación, disolución, edición, educación, emigración, emoción, indicación, lección, manipulación, nación, perturbación, restauración, vacación, etc.; admisión, concesión, confesión, división, evasión, excursión, expansión, invasión, lesión, previsión, revisión, televisión, versión, etc.

Llevan -zón palabras patrimoniales como doazón, razón, sazón, torzón, traizón, etc.

-nte[editar]

Esta terminación permite formar adjetivos o sustantivos sobre la base de un verbo. Los que lo hacen sobre verbos de la primera y de la segunda conjugación mantienen inalterada la vocal temática correspondiente: cantante, camiñante; valente, crente, nacente, crecente.

Los relacionados con verbos de la tercera conjugación, sin embargo, no presentan un resultado uniforme. La mayoría de ellos son cultismos que se remontan a la correspondiente forma latina, en vez de formarse sobre el verbo romance, por lo que presentan como vocal temática e o ie: maldicente, maledicente; producente, contraproducente; incidente, reincidente; transixente, intransixente; lucente, relucente; escribente; constrinxente; insurxente; influente, confluente, afluente; vivente, supervivente; consecuente, subsecuente, etc.; o expediente, conveniente, proveniente, interveniente, nutriente, recipiente, saliente, sobresaliente, etc. Solo unos pocos verbos de la tercera conjugación presentan una forma nominal con vocal temática i: concluínte; contribuínte; saínte; seguinte, conseguinte; oínte o ouvinte; constituínte, reconstituínte.

Sobre los verbos durmir y servir los derivados esperados deberían presentar -ie- (como cultismos) o -i- (como derivados romances). En lugar de estas formas se registran como patrimoniales dormente (adj. y sust.) y servente (sust.).

-mento[editar]

Los sustantivos formados con este sufijo mantienen en todos los casos la vocal temática del verbo que les sirve de base: acabamento, regulamento; esquecemento, coñecemento; revestimento, resentimento.

-se[editar]

Las voces cultas con origen en los nombres griegos en –sis adoptan la terminación -se y son todas del género feminino: análise, antítese, apoteose, arteriosclerose, base, catálise, catequese, crase, crise, diagnose, diátese, diérese, diocese, dose, eclipse, electrólise, elipse, énfase, cirrose, esclerose, esexese, éxtase, fase, fotosíntese, frase, hemoptise, hidrólise, hipnose, hipótese, metamorfose, metástase, narcose, neurose, osmose, paráfrase, paréntese, perífrase, prolepse, prótase, prótese, psicose, simbiose, sindérese, sinopse, síntese, tese, tuberculose, xénese.

No pertenecen a este grupo las palabras oasis y chasis.

-ite y -te[editar]

En correspondencia con las palabras del grupo anterior, y por razones similares, ésta es también la adaptación de las palabras con las terminaciones griegas -itis y -tis, todas ellas femeninas: amigdalite, apendicite, artrite, bronquite, ardite, colite, conxuntivite, diabete, encefalite, endocardite, enterite, estomatite, farinxite, gastrite, glote, hepatite, larinxite, meninxite, miocardite, nefrite, neurite, otite, pancreatite, peritonite, pleurite, tendinite, etc. Nótese que gratis no pertenece a este grupo.

De manera similar, tienen -e palabras como acrópole, cute, epiderme, metrópole, necrópole, paralaxe, praxe, psique y sintaxe, también femeninas.

ble / -bel[editar]

La solución moderna para las palabras cultas que tienen el sufijo latino -BILIS es -ble o -bel (pl.-bles o -beis). Así, amable, apetecible, bebible, estable, indeleble, indisoluble, infalible, perdurable, preferible, realizable, soluble, terrible, variable, xeneralizable, etc.; o amábel, apetecíbel, bebíbel, estábel, indelébel, indisolúbel, infalíbel, perdurábel, preferíbel, realizábel, solúbel, terríbel, variábel, xeneralizábel, etc.

Consecuentemente, se debe escribir establecer, establecemento, restablecer y restablecemento, o bien estabelecer, estabelecemento, restabelecer y restabelecemento.

La secuencia -bil (pl. -biles) aparece en palabras como débil, hábil, lábil, móbil, núbil.

-eo, -eu y –ao, -au[editar]

Es necesario distinguir en la escrita las terminaciones -eo y -eu, que se corresponden con una diferencia fonética real. Terminan en -eo las palabras populares procedentes de las latinas terminadas en -AELUM, -ELUM, -OEDUM, -ENUM (cualquiera que sea el timbre de la vocal tónica) y las formadas con el sufijo -eo a partir de verbos en -ear: ceo, receo, veo, feo, cheo, freo, arqueo, bloqueo, etc. Esta secuencia tradicional en gallego facilita que los cultismos procedentes de palabras terminadas en -EUM, esdrújulas o graves, se acomoden en -eo; téngase en cuenta que, en general, a todo –U latino le corresponde en gallego -o, y las palabras de este grupo no hacen excepción: aéreo, arbóreo, arxénteo, áureo, cetáceo, ciclópeo, coetáneo, consanguíneo, contemporáneo, córneo, corpóreo, crustáceo, curvilíneo, cutáneo, erróneo, espontáneo, larínxeo, linóleo, marmóreo, mediterráneo, momentáneo, núcleo, óleo, óseo, pétreo, petróleo, purpúreo, rectilíneo, róseo, sanguíneo, terráqueo, térreo, venéreo, violáceo, vítreo; apoxeo, arameo, ateo, camafeo, corifeo, europeo, fariseo, filisteo, hebreo, himeneo, liceo, mausoleo, museo, peritoneo, pigmeo, plebeo, reo,trofeo, xacobeo. También los galicismos o catalanismos fideo y manteo.

Terminan en -eu las siguientes palabras patrimoniales: eu, meu, teu, seu, chapeu, romeu, sandeu (fem. sandía), xubileu, xudeu (fem. xudía). También tienen esta terminación la voz leu (pl. lei) "unidad monetaria de Rumanía".

Terminan en -ao: arao, cacao, callao, grao, nicolao, pardao, peirao, pronao, tao, vao.

Terminan en –au: bacallau y pau.

-ea[editar]

El femenino correspondiente a las palabras terminadas en -eo, tónico o átono, es -ea: allea, chea, fea; aérea, arbórea, arxéntea; atea, europea, hebrea, rea. Esta misma terminación figura en sustantivos femeninos, de origen popular o culta: aldea, avea, azotea, balea, cadea, candea, cea, correa, diarrea, idea, lamprea, manchea, melopea, morea, panacea, prea, rea, serea, tea, urea, vea, verborrea. También en los galicismos: cheminea, librea, marea,platea, polea, ralea.

-oa[editar]

El gallego conoce una terminación -oa, pronunciada ['oa] o ['ɔa] según su procedencia (boa, lagoa; avoa, filloa). Mientras que en el caso de boa, lagoa se mantienen siempre las dos vocales en todo el territorio gallego, en avoa, filloa, etc. se produce reducción a [‘ɔ] en zonas de la Galicia sudoccidental (avó, filló, etc.). Mismo en estos casos debe ser escogida la solución tradicional y absolutamente mayoritaria -oa (avoa, filloa, moa, soa -e soamente-, teiroa, etc.).

-us, -um, -o[editar]

Hay algunas palabras que escapan a la regra general de acomodación de cultismos y mantienen las terminaciones latinas -US, -UM: campus, corpus, humus, ómnibus, Venus, virus; álbum, factótum; médium, presídium, parabéllum, súmmum, contínuum, cinefórum, quórum, desiderátum, sanctasanctórum. En general son palabras que aun se sienten como no plenamente incorporadas al idioma.

Se escriben con -o las voces currículo, espírito, ímpeto, memorando, referendo y tribo.

-iño/-iña y -ino/-ina[editar]

En las palabras patrimoniales la terminación latina -INUM/-INAM dio en gallego -iño/-iña, que es también la forma típica del diminutivo. Así: andoriña, campiña, casiña, campesiño, comiño, mariña, mariño, menciña, pequeniño, pergamiño, veciño, etc. Termina también en -iño el arabismo mesquiño.

Los préstamos, latinos o no, adoptan la terminación -ino/-ina: albino, anilina, anxina, aquilino, asasino, aspirina, bencina, bizantino, bobina, bovino, brillantina, buguina, canino, cantina, capuchino, carabina, cartolina, casino, cetina, clandestino, cocaína, codeína, coralino, cortina, cristalino, destino, disciplina, divino, doutrina,ensino, escarlatina, esquina, estricnina, estudantina, felino, feminino, gabardina, gasolina, glicerina, granadino, guillotina, heroína, interino, intestino, ladino, latino, mandolina, margarina, masculino, matutino, medicina, morfina, muselina, nicotina, nitroglicerina, oficina,ondina, palatino, parafina, penicilina, peregrino, piscina, plastilina, porcino, propina, proteína, rabino, repentino, resina, retina, ruína, sacarina, sibilino,sonatina, supino, taurino, toxina, turbina, ultramarino, vaselina, vespertino, vitamina, vitrina, xacobino, xelatina, xenuíno...

-e[editar]

Terminan en -e las palabras patrimoniales procedentes de étimos latinos en -INEM (home, virxe, orde, imaxe, chantaxe 'planta', feluxe); los continuadores de los neutros en –MEN (crime, exame, lume, costume, etc.), y los galicismos en -axe (chantaxe 'extorsión'), homenaxe, liñaxe, viaxe, etc.

De manera análoga, se adoptan también sin nasal final los cultismos: abdome, ditame, exame, nume, réxime, vexame, xerme... Deben mismo escribirse sin -n las palabras glute, lique, pole, seme, pues no hay razón filológica ninguna para separarlas de las anteriores. Se exceptúan lumen (unidad de la física del sistema internacional) y el celtismo dolmen.

Masc. -án / fem. -á, masc. -ano / fem. -ana[editar]

En las palabras populares, la terminación latina -ANUM presenta tres soluciones distintas en el dominio lingüístico gallego: -ao/-án/-á (irmao / irmán / irmá). En cambio, la correspondiente forma femenina -ANAM solo tiene dos resultados: -á/-án (irmá / irmán).

Estas formas se pueden encontrar en el habla con distintas combinaciones, pero desde el siglo XIX los escritores vienen mostrando una preferencia por el siguiente esquema, hoy unánimemente aceptado en la lengua escrita:

(meu) irmán (miña) irmá
(meus) irmáns (miñas) irmás

Así, en alazán, alazá; aldeán, aldeá; ancián, anciá; artesán, artesá; barregán, barregá; bosquimán, bosquimá; capitán, capitá; chan, chá; cidadán, cidadá; cirurxián, cirurxiá; comarcán, comarcá; concidadán, concidadá; cortesán, cortesá; cotián, cotiá; cristián, cristiá; curmán, curmá; ermitán, ermitá; escribán, escribá; gardián, gardiá; gran, gra; insán, insá; irmán, irmá; livián, liviá; louzán, louzá; malsán,malsá; marrán, marrá; musulmán, musulmá; nugallán,nugallá; pagán, pagá; rufián, rufiá; san, sa; sancristán, sancristá; sultán, sultá; tecelán, tecelá; temperán, temperá; temporán, temporá; truán, truá; van, va; verán; vilán, vilá.

Éste es uno de los sufijos productivos con que cuenta el gallego para la formación de gentilicios. Siguen este modelo afgán, afgá; alemán, alemá; castelán, castelá; catalán, catalá; coimbrán, coimbrá, y, especialmente, los referidos a entidades de población gallegas: aresán, aresá; arousán, arousá; arzuán, arzuá; bergantiñán, bergantiñá; caldelán, caldelá; carnotán, carnotá; compostelán, compostelá; ferrolán, ferrolá; fisterrán, fisterrá; mariñán, mariñá; muradán, muradá; muxián, muxiá; ourensán, ourensá; ponteareán, ponteareá; pontecaldelán, pontecaldelá; redondelán, redondelá; ribeirán, ribeirá; salnesán, salnesá; ullán, ullá; vilagarcián, vilagarciá.

Algunos gentilicios gallegos pueden conservar su forma local -ao / -á: arnoiao, arnoiá; burelao, burelá; courelao, courelá; caldelao, caldelá (del Castro Caldelas); dezao, dezá; lancarao, lancará; limiao, limiá; mariñao, mariñá (de la Mariña luguesa); masidao, masidá; meirao, meirá; melidao, melidá; ribeirao, ribeirá (del Ribeiro), etc. Por la misma razón, se admitirá también la forma femenina local -án en casos como unha carnotán, unha fisterrán, unha muradán, etc.

En las palabras cultas incorporadas con posterioridad a la época en que dejó de operar la ley de la caída del -n- intervocálico, la terminación latina -ANUM, -ANAM fue adaptada sin alterar, conforme a la norma general de acomodación de cultismos. Llevan esta terminación –ano (fem. -ana): africano, americano, anglicano, arcano, artesiano, asturiano, australiano, bacteriano, boliviano, colombiano, cubano, decano, diluviano, franciscano, fulano, gregoriano, hispano, humano, inhumano, italiano, lusitano, luterano, mahometano, meridiano, metropolitano, miliciano, mundano, oufano, paisano, peruano, pondaliano, profano, provinciano, puritano, republicano, romano, rosaliano, semana, soberano, tirano, transmontano, ultramontano, urbano, valenciano, veterano, vexetariano, xermano, etc.

Como ya fue indicado (cf. 9.13), cuando esta terminación latina era átona, la evolución en palabras patrimoniales fue diferente y el resultado final en gallego es -o/-a: Estevo, orfo / orfa, orgo, ourego, ravo (planta), saba. Relacionadas con éstas, aunque de otro origen, están las terminaciones en -o de Cristovo y soto.

Las palabras cultas conservan el sufijo latino sin alterar; esto afecta también a palabras que tienen esta terminación aunque su origen no sea latina. Así, bibliómano, bímano, cleptómano, cocainómano, diáfano, ébano, melómano, mitómano, morfinómano, órgano, pínfano, plátano, tétano, tímpano.

Masc. -án / fem. -ana[editar]

La terminación –án / -ana aparece en una serie de nombres, sustantivos y adjetivos, que generalmente actúan como caracterizadores peyorativos: balandrán, balandrana; baleigán, baleigana; barbuzán, barbuzana; barrigán, barrigana; barullán, barullana; bocalán, bocalana; brután, brutana; buleirán, buleirana; burrán, burrana; burricán, burricana; cabezán, cabezana; cachamoulán, cachamoulana; cachán, cachana; cacholán, cacholana; cagán, cagana; canelán, canelana; cangallán,cangallana; can; carallán, carallana; carcamán, carcamana; carneirán,carneirana; carroulán, carroulana; chalán, chalana; charlatán, charlatana; cornelán, cornelana; farfallán,farfallana; folán, folana; folgazán, folgazana; galbán, galbana; guedellán, guedellana; lacazán, lacazana; langrán, langrana; larpán, larpana; leilán, leilana; lerchán, lerchana; lorán, lorana; lordán, lordana; loubán, loubana; mentirán, mentirana; orellán, orellana; paduán, paduana; pailán, pailana; palafustrán, palafustrana; papán, papana; parvallán, parvallana; paspán, paspana; pastrán, pastrana; pelandrán,pelandrana; pertegán, pertegana; pillabán, pillabana; porcallán, porcallana; ruán, ruana; tangueleirán, tangueleirana; testalán, testalana; testán, testana; toleirán, toleirana; vergallán, vergallana; zalapastrán, zalapastrana; zampallán, zampallana.

Masc. -ón / fem. -oa, -ona[editar]

Forman el femenino en -oa una serie de adjetivos y sustantivos en que –ón no puede analizarse como sufijo: anfitrión, anfitrioa; bretón, bretoa; campión, campioa; ladrón, ladroa (que también tiene un femenino ladra); león, leoa; patrón, patroa; saxón, saxoa; teutón, teutoa. Terminan en –ón / -ona as palabras en que esta terminación es un sufijo aumentativo o un deverbal peyorativo: homón, mullerona, zapatón, casona; abusón, abusona; acusón, acusona; faltón, faltona; preguntón, preguntona, etc.

Existe además un grupo de palabras cultas con la terminación -on átona: canon, colon, corion, décathlon, épsilon, ípsilon, micron, epíploon, cripton, isquion, necton, neon, newton, ómicron, párkinson, radon, taxon, telson. El anglicismo nylon se adapta al gallego como nailon.

-de[editar]

La terminación latina vocal + TEM se resuelve en gallego, tanto en palabras cultas como populares, en -de: almude, alude, ataúde, calamidade, céspede, hóspede, laúde, parede, rede, saúde, sede, soidade, verdade, virtude, etc.

-dade, -tade[editar]

El sufijo latino -TATEM se resolvió en –tade en posición posconsonántica (maxestade, potestade, tempestade, vontade) y en –dade en posición posvocálica (enfermidade, novidade, puridade, realidade). A veces un síncope vocálico antiguo provocó que –dade pueda aparecer en posición posconsonántica (BONITATEM > bondade, CRUDELITATEM > crueldade, HEREDITATEM > herdade, LEGALITATEM > lealdade, MORTALITATEM > mortaldade, TRINITATEM > trindade, VERITATEM > verdade, VIRGINITATEM > virxindade, etc.). A partir de estas formas -dade se extendió a bases no sincopadas terminadas en consonante líquida ([r] o [l]): liberdade e puberdade.

-dade /-edade / -idade[editar]

En el gallego actual, -dade presenta tres alomorfos: -dade, -edade y –idade. El primeiro aparece solo en una relación cerrada de palabras populares que sufrieron, según se indicó en 9.18, el síncope de la vocal precedente (verdade, herdade, bondade, trindade, etc.). Las otras dos variantes, las únicas productivas en el gallego actual, presentan distribución complementaria y aparecen en palabras introducidas por vía culta y en derivados romances: -edade se combina con bases adjetivas en –io (notoriedade, solidariedade, variedade...) y –idade en los casos restantes (capacidade, probabilidade, soidade, novidade...). Las únicas excepciones a esta regla son necidade y sucidade.

-aría /-ería[editar]

Los sustantivos formados con este sufijo se referían originariamente a cosas e indicaban el lugar donde se fabricaban, donde se vendían o donde había abundancia de ellas. La forma -aría, mayoritaria en el gallego medieval, era el resultado fonético regular de la correspondiente latina -ARÍA. Por eso debe dársele preferencia a esta solución: armaría, artillaría, bruxaría, camisaría, carnizaría, carpintaría, cervexaría, cestaría, chancelaría, charlatanaría, chocolataría, consellaría, enfermaría, enxeñaría, ferraría, gandaría, infantaría, lavandaría, leprosaría, libraría, moblaría, panadaría, papelaría, pedraría, peixaría, perfumaría, pradaría, putaría, refinaría, reloxaría, romaría, tesouraría, tinturaría, xendarmaría, zapataría...

Con esta solución confluyen también aquellos otros vocablos derivados con el sufijo –ía sobre bases en –ario: comisaría, notaría, secretaría, testamentaría, derivados a partir de comisario, notario, secretario y testamentario, respectivamente.

La solución –ería, documentada también en el gallego medieval, se hizo casi general en el gallego moderno, por lo que se admite así mismo como normativa. En cualquier caso, téngase en cuenta que algunos galicismos modernos, como batería, galería, galantería o mercería presentan únicamente la terminación –ería.