Impactos ambientales/Tierras áridas y semiáridas

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Paisaje tipico de una zona con precipitación anual inferior a 100 mm, y presencia de un manto freático debil en la costa del norte del Perú
Bosque semiárido en la península de Santa Elena (Ecuador)


Las Tierras áridas y semiáridas constituyen un ambiente natural de baja productividad, donde el agua suele ser el principal factor limitante para la producción biológica.

Al superar los factores limitantes económica y técnicamente - las tierras áridas pueden volverse moderadamente productivas. Sin embargo, bajo sistemas de producción intensiva requieren de manejo cuidadoso, puesto que sus suelos son altamente propensos a la salinización, alcalización, saturación con agua, y erosión por la acción del viento y el agua.

Estas tierras son particularmente sensibles a la amenaza a la producción agrícola proveniente de plagas de insectos (es decir, langostas, saltamontes, etc.), especialmente donde se reduce el valor del control natural de las plagas, propio de la temporada seca, en el caso que se intervenga con la implantación de sistemas de riego.

Las tierras áridas del mundo en vías de desarrollo, incluyendo las tierras que reciben una precipitación anual promedio a largo plazo de entre 200 y 1000 mm, albergan a unos 550 millones de personas, muchas de las cuales se encuentran entre los grupos más pobres y vulnerables.

La reciente degradación y hambruna en las tierras áridas, en conjunto con frecuentes problemas económicos, físicos y de salud en los principales planes de riego implantados hace décadas, han demostrado la dificultad que implica el establecimiento de mecanismos adecuados de desarrollo y la necesidad de acciones concertadas que contemplen la totalidad de las variables ambientales. Sin embargo, las tierras áridas y semiáridas se han mantenido notablemente adaptables a través de las generaciones, produciendo magníficas civilizaciones, así como una indecible miseria humana.

Las hambrunas de las últimas generaciones en China, la India y recientemente en África, han revelado la fragilidad de estas áreas ambientalmente marginadas. Aunque la media indica que se han concentrado la hambruna en las áreas más afectadas, se ha puesto poca atención en los ambientes menos marginados y potencialmente más productivos. La evidencia reciente sugiere que el impacto ambiental de las crecientes poblaciones y sus necesidades de comida, energía y agua, puede a la larga resultar más aguda en las áreas más productivas que en las más secas.

Ha habido mucha confusión en las principales instituciones internacionales y la comunidad donante en general en cuanto a cómo apoyar mejor el desarrollo de las tierras áridas y semiáridas. Mientras que algunos sostienen que la inversión en las tierras áridas representa bajos retornos, un riesgo económico inaceptable, y un potencial aumento en la deuda externa de los países prestatarios, otros enfatizan la necesidad de evitar las recientes hambrunas. Es importante considerar las consecuencias de los costos económicos (de oportunidad) de no hacer nada.

Políticas, procedimientos y lineamientos del Banco Mundial[editar]

Aunque no existe ninguna política bancaria separada y formal sobre la intervención en las tierras áridas, el problema subyace las políticas en muchas áreas relacionadas, como la agricultura, silvicultura, pastos, energía, transporte, migración y repoblación. Las distintas políticas y lineamientos de las intervenciones sectoriales, influirán en toda intervención en las tierras áridas y deberán ser aplicadas con un enfoque global, sin restringiese solamente a ciertos sectores.

"Lineamientos para Manejo de Tierras (LMTA): elementos clave en el Diseño y Análisis de Proyectos en Tierras Áridas" es una referencia valiosa. Una presentación de normas estrictas puede ser demasiado ambiciosa, dadas las numerosas variaciones de los factores físicos, económicos, sociales y culturales. Los LMTA han sido elaborados como instrumentos de reflexión y una ayuda para el personal del Banco en el diseño y la revisión de los proyectos para el manejo de las tierras áridas.

Relación con las inversiones del Banco Mundial[editar]

Hasta 1991, el Banco habrá preparado y evaluado al menos veintinueve proyectos con un impacto directo en las áreas con tierras áridas y habrá invertido aproximadamente $200 millones por año para restaurar las áreas degradadas y mejorar la producción agrícola.

Dos elementos han emergido con carácter crítico para la inversión en las tierras áridas:

  • un mayor énfasis en las consecuencias ambientales y humanas de los proyectos individuales; y
  • la integración de los problemas ambientales dentro de la política económica a todo nivel.

Estos cambios son reflejados por un aumento del 84% en el otorgamiento, por parte del Banco, de préstamos para sectores relacionados con el manejo de las tierras áridas desde 1982/85 hasta 1986/89 ($929,2 millones y $1707,7 millones, respectivamente) solamente en las zonas del Sahel y Sudán.

El problema de la intervención en las tierras áridas puede relacionarse con una amplia gama de proyectos del Banco, como son:

  • proyectos que afecten la productividad de los planes para el riego, el control de inundaciones, el desarrollo agrícola y energético, la conservación del suelo y el agua, y el manejo de los bosques y pastos, en tierras áridas;
  • proyectos que influyen indirectamente en las tierras áridas, mediante la repoblación o construcción de caminos o represas altas; y
  • intervenciones políticas a nivel macroeconómico (fijación de precios, subsidios, tribulación, y tenencia/derechos de tierra).

Orientación para las evaluaciones ambientales[editar]

El Departamento del Medio Ambiente del Banco Mundial, (ADMA) analiza las limitaciones que imponen las políticas sectoriales y macroeconómicas sobre la sostenibilidad de los proyectos grandes. Mientras no se trata los incentivos que podrían resultar en el deterioro del medio ambiente (es decir, políticas para la fijación de los precios de ciertos recursos como el carbón), se ha visto que las intervenciones aisladas son insostenibles.

13. El DMA trata tres aspectos de la evaluación ambiental: un bosquejo de los objetivos de desarrollo; indicadores claves a ser considerados en las revisiones de proyectos; y un bosquejo de los problemas esenciales en torno a proyectos y políticas. Uno de los anexos es una bibliografía selecta. Algunos de los puntos principales son bosquejados en el análisis que consta a continuación.

Metas globales para las intervenciones[editar]

Las intervenciones continuas y potenciales en las tierras áridas deben ser evaluadas mediante la participación activa de los beneficiarios, en base al mejoramiento del bienestar físico, social y cultural. Esto implica una perspectiva de largo alcance donde la base de recursos debe ser utilizada sabiamente y conservada para futuras generaciones.

El medio ambiente, la eficiencia económica y la equidad, deben ser considerados al diseñar intervenciones alternativas. Por lo tanto, las intervenciones deben prosperar sin un nivel de apoyo o subvención exterior más alto, que lo que justifican los retornos del proyecto. Esto debe lograrse además sin degradar indebidamente la base de recursos físicos que lo sostiene.

Compatibilidad con Sistemas Socioeconómicos Establecidos. Es importante utilizar el conocimiento tradicional y fortalecer la identidad cultural. La intervención debe identificar y apoyar el bienestar e identidad cultural de la gente nativa afectada.

La intervención también debe ser compatible con los sistemas existentes para el manejo de los recursos naturales a nivel tanto nacional como local. En casos donde el análisis socioeconómico demuestra que los sistemas administrativos se encuentran en transición, se debe incluir en las actividades una sustancial capacidad para el seguimiento y evaluación, a fin de atenuar los efectos negativos que pudieran afectar a la población o a la base de recursos. Una actividad de investigación a largo plazo debe ser realizada para intervenciones de gran escala. Según sea apropiado, el diseño del seguimiento de una intervención a gran escala debería reflejar los resultados de la investigación o las lecciones aprendidas en un intento piloto.

Manejo Adaptable de los Recursos Naturales. Puesto que los ecosistemas de las tierras áridas son naturalmente dinámicos, la productividad cambiará no obstante cualquier intervención. Se debe sostener la capacidad de la tierra para retornar a su productividad con un empleo determinado. Los estudios de adaptabilidad a corto plazo (1 a 3 años) y largo plazo (5 a 30 años) pueden indicar una degradación. El conocimiento de la adaptabilidad a corto plazo debe ser incluido en la planificación, particularmente en áreas de alto riesgo; y la adaptabilidad a largo plazo debe guiar a los proyectos de repoblación e inversión a largo plazo. Las intervenciones sustentables deben tener una perspectiva de largo alcance (15 años), donde se debe establecer incentivos cuidadosamente seleccionados para la población beneficiaria.

Indicadores operacionales en el diseño y revisión de los proyectos[editar]

Los objetivos deben basarse en un enfoque no sectorial. Las variaciones para sitios y proyectos específicos implican que la selección de los indicadores y análisis claves debe ser flexible. Sin embargo, es crítico identificar la importancia relativa de cada indicador. Los enfoques sistémicos han mostrado ser herramientas prometedoras en este sentido. También las Técnicas de Evaluación Rural pueden ayudar en el proceso de selección a fin de mejor reflejar las preocupaciones de los beneficiarios. El DMG proporciona un conjunto de indicadores (con subconjuntos) a ser considerados durante una etapa temprana en el ciclo del proyecto:

  • clima
  • desarrollo demográfico
  • salud y nutrición
  • energía
  • factores económicos
  • acceso a tierras, bienes y servicios estado del medio ambiente natural
  • sistemas de producción y grado de riesgos
  • manejo de ganado/pastos
  • intervenciones y adopciones tecnológicas

Medidas correctivas / problemas del proyecto y las políticas[editar]

El análisis de las restricciones y oportunidades mediante la selección de los indicadores claves, debe reflejar los- objetivos globales de la intervención. El próximo paso sería formular estrategias y medidas atenuantes para lograr estas metas. La complejidad de los problemas y las condiciones específicos del sitio y proyecto, imposibilitan la formulación de una sola estrategia. El próximo paso sería bosquejar los principios capaces de ser aplicados en el diseño y revisión de los proyectos. Los siguientes aspectos deben ser tratados

  • Agricultura con Riego de Lluvia y Cultivo en Depresiones
    • Cosecha y Conservación del Agua
    • Tecnologías de Fertilidad de los Suelos
    • Estabilización de las Dunas
  • Manejo de Pastos y Asociación Pastoral
  • Silvicultura y Agrosilvicultura
  • Energía
  • Problemas Institucionales
    • El Rol de los Gobiernos Centrales
    • Las Reformas Institucionales
    • La Participación Local
  • Seguridad Y Tenencia de las Tierras
  • Políticas de Fijación de Precios y Subsidios
  • Migración e Ingresos de Fuera de la Finca
  • Infraestructura
  • Inventario de Recursos Naturales, GIS y Seguimiento
  • Unidades de Vida Silvestre y Conservación
  • La Mujer en el Desarrollo

Referencias[editar]

  • Bie, S.W. 1990. "Dryland Degradation Measurement Techniques". Departamento del Medio Ambiente, Ponencia 26 de la Oficina de Política e Investigación. Banco Mundial, Washington, D.C.
  • Nelson, R. 1988. "Dryland Management: The 'Desertification' Problem". Departamento del Medio Ambiente, Ponencia 8 de la Oficina de Política e Investigación. Banco Mundial, Washington, D.C.
  • Seve, J.E., y otros. 1990. "World Bank Drylands Management Study: Lessons of Experience". Departamento del Medio Ambiente, Ponencia 1990.9 de la Oficina de Política e Investigación. Banco Mundial, Washington, D.C.
  • Trolldalen, J.M. 1990. "Dryland Management Guidelines (DMG): The Key Elements in Dryland Project Design and Review". Departamento del Medio Ambiente, Ponencia (inédita) de la Oficina de Política e Investigación. Banco Mundial, Washington, D.C.
  • Trolldalen, J.M. 1990. "Professional Development Workshop on Dryland Management". Departamento del Medio Ambiente, Ponencia 33 de la Oficina de Política e Investigación. Banco Mundial, Washington, D.C.