Historia del Partido Comunista Paraguayo (1928-1990)/Periodo Chaqueno/Febrerismo

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EL MOVIMIENTO CÍVICO-MILITAR DEL 17 DE FEBRERO DE 1936[editar]

El pronunciamiento cívico-militar del 17 de febrero de 1936, a ocho meses de la terminación de la Guerra del Chaco, derrocó por las armas al gobierno liberal ultra-conservador del Dr. Eusebio Ayala, connotado abogado de candes empresas.

«En 1936, el Partido Comunista llamó a las masas populares a apoyar la insurrección armada, comenzada por los veteranos de la Guerra del Chaco, con el fin de imprimir al movimiento un carácter revolucionario, democrático, antifeudal y antiimperialista. El alzamiento llevó a la formación de un gobierno burgués reformista presidido por el coronel Rafael Franco. Este gobierno se pronunció en pro de la reforma agraria, de la nacionalización de algunas ramas de la industria, por la implantación de la jornada de ocho horas y un salario mínimo para los obreros, etcétera» (v. Petruchin y Churilov, en «Quebracho quiere decir firme», pág. 15).

El gobierno de la revolución de febrero podía haberse constituido en una alternativa de poder realmente popular teniendo en cuenta que tanto los contingentes de ex combatientes como el pueblo de la retaguardia, que había padecido los rigores de la economía de guerra, estaban preparados para apoyar y acompañar transformaciones de proyecciones estructurales. Infelizmente, las concepciones ideológicas muy estrechas y reaccionarias del jefe revolucionario, y algunos elementos facistoides que constituían su entorno inmediato (Freiré Steves y efe.) no permitieron el despliegue de una activa movilización popular, capaz de aplastar la contrarrevolución, que recuperó fácilmente el poder con la asonada del 13 de agosto de 1937.

El predominio del sector reaccionario y pro fascista, sobre los hombres que componían la plana progresista y democrática del gobierno de Franco, le llevó a cometer errores fatales como la promulgación de la ley fascista n.° 152, totalitaria y represiva de las ideas, que sirvió como en bandeja la restauración del viejo orden oligárquico imperante antes del 17 de febrero.

Bajo la Ley 152 se consideraba ilegal y se perseguía a las movilizaciones populares que querían profundizar la revolución, corno de inspiración comunista y numerosos dirigentes y militantes del partido fueron objeto de represiones y confinamientos a la isla de P. Hermosa. Lógicamente, el Partido Comunista desenmascaró el carácter represivo de la ley de marras, que prohibía la actividad de los partidos y los sindicatos y participó de la huelga general de la clase obrera contra la misma.

En el breve lapso do libertad -no mas de dos semanas- de que gozó el Partido Comunista, ayudó y participó de la organización de la Confederación Nacional del Trabajo, junto a trabajadores pertenecientes a otros sectores.

La restauración del gobierno liberal-burgués-ultraconservador fue calurosamente saludada por el gobierno de los Estados Unidos, que había inscrito al régimen de febrero en el Índice del «Comunismo» por el solo hecho de haber promulgado la Ley n.° 6060, del 5 de mayo de 1936, de reforma agraria y procedido a la intervención de los feudos yerbateros y tanineros, así como la creación del Departamento Nacional del Trabajo y el de Tierras y Colonias. En cuanto a la Ley de Reforma Agraria, hay que decir que, a pesar del declarado propósito de destinar dos millones de hectáreas «como comienzo inmediato de ejecución», se empantanó en sus orígenes, a causa de las vacilaciones del gobierno en su aplicación consecuente, por presión de los latifundistas. Al contrario, se reprimían las movilizaciones populares y campesinas que exigían su puesta en práctica, como de inspiración comunista.


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